Traducción, humanismo y propaganda monárquica. Cinthia María Hamlin
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Es relevante señalar que en estos dos capítulos utiliza partes importantes de la tesis inédita de Andreu Lucas (1995) y varias secciones del artículo de Arce (1965). En mi reseña (2012-3) señalé que resultaba curioso que, aunque trabajara los mismos temas, no los cite.39 Dado que la misma dinámica de trabajo se observa en 2017 respecto de mis artículos,40 seré ahora más explícita. En primer lugar, Arce ofrecía una lista de latinismos e italianismos que no sigue orden alguno —en relación al número de canto—, lista que Mondola introduce con el mismo orden aleatorio.41 Dentro de estos, el caso tal vez más elocuente es el de la lista de latinismos que según Arce se testimonian en Villegas por primera vez (p. 26). Sólo cita a Arce en la primera nota al pie del apartado, al aludir al «hibridismo» del léxico de Villegas (p. 182). Algo similar sucede con la tesis inédita de Andreu Lucas, intitulada como ya dije La amplificación en el Infierno de Dante... Este es el nombre que recibe el apartado más largo del libro de Mondola («Le amplificationes», pp. 113-45), donde sigue todos los ejes temáticos que tipificó y analizó Andreu Lucas, utilizando los mismos ejemplos,42 aunque los intercala y les da un nuevo orden. A Andreu Lucas la cita una sola vez (p. 184) en el siguiente capítulo, respecto de la introducción de un término (giron). Todo esto demuestra cuán apegado está este libro de 2011 a los trabajos anteriores.
El panorama repasado evidencia cómo hasta el momento de mi investigación doctoral, comenzada en 2008 y culminada en 2012, los estudios sobre esta traducción habían abordado el problema de la lengua, del léxico, de sus amplificaciones u omisiones, dando cuenta de la marcada intencionalidad didáctico-moral de Villegas pero desatendiendo su funcionalidad contextual, sea política y/o cultural. La relación entre glosa y traducción, así como la manera en la que el contexto particular de Castilla se inscribe en el texto y determina la lectura y traducción del texto dantesco eran todavía un objeto inexplorado.
Es preciso aclarar que mis estudios doctorales fueron casi simultáneos a los de Mondola. La noticia de su libro —el cual se imprimió en noviembre de 2011 pero, como se ve en la página web de la editorial napolitana, se distribuyó en 2012—, la recibí cuando mi tesis ya estaba terminada y siendo corregida por mis directores, en septiembre de 2012. Dado que su libro no representa un cambio de perspectiva respecto de estudios anteriores, mi abordaje resultó ser igual de pertinente que antes. No obstante, destaco que mis aportes principales a la temática —la identificación de la corte regia y de la Casa del Cordón como el contexto de emergencia de la traducción, la postulación de dos etapas hermenéuticas en las que se compone el texto y su re-datación a partir del análisis de documentos históricos y de la glosa, la filiación de los testimonios, las relaciones de la glosa con las corrientes más en boga del humanismo, así como la funcionalidad eminentemente apologética del texto— estaban ya delineados antes del primer libro de Mondola.43 En efecto, desde mi trabajo 2012b (enviado a RLM en 2010), el eje de mi investigación ha sido la funcionalidad política —particularmente la apología y propaganda regia— tanto de la traducción poética como de la glosa, al haber probado —como desarrollaré en este libro— la relación de Villegas con la corte regia, de su traducción con textos proféticos que circulaban aplicados a Fernando y de la glosa con todos los discursos y tópicos usuales de la propaganda política fernandina. Quizás sea preciso destacar que en su libro de 2011 Mondola tenía un apartado titulado «Nazionalismo militante e cultura cattolica di Villegas», donde se dedica superficialmente al tema. Presenta a Villegas como propagandista de la fe católica, por su «militante adesione al programma monarchico: egli ricorda che [...] i due sovrani hanno estirpato ‘las heregías [...] del judaísmo’» y también la «espuricicia mahometica» (56). Es decir, su adhesión al «programma monarchico» se relaciona directamente con «l’adesione convinta al processo di omogeneizzazione religiosa promosso dai Re Cattolici» (56) y se manifiesta ya sea en pasajes de la glosa donde elogia a sus personas o a personajes como Fernández de Córdoba (60-1) o donde demuestra un «appoggio propagandistico al ruolo dell’ Inquisizione» (57), ya sea en versos agregados de índole moralista o condenadores de ciertos personajes —como los epicúreos (58-9)—. Todo le permite concluir que Villegas es un «difensore della Santa Chiesa» (60). En la p. 61 sí relaciona el «nazionalismo militante» con «i toni apologetici riservati al Gran Capitán» (60) y señala que Villegas inserta una «apologia dei Re di Spagna, sicuri nella loro fede al credo cattolico, eccellenti in virtù e in bontà» (62). El «apoyo propagandístico» o la «militancia» en la glosa se reduce, así como lo planteaba Mondola, o bien a una propaganda religiosa —apoyo de sus políticas contra judíos, moros y herejes— que se explica por el «catolicismo» de Villegas, o bien a la inclusión de pocos pasajes exaltatorios de un personaje particular.44 El alcance real de la funcionalidad política del texto de Villegas, así como los parámetros históricos y político-ideológicos que influyen en su apropiación y reescritura de la materia dantesca —en sus dos instancias, traducción y glosa— no fue analizado.
Como se desprende de estas líneas, al comienzo de mi investigación resultó fundamental un replanteamiento de las problemáticas en torno a este texto que, sin negar sus rasgos e influencias medievales, lo concibiera a su vez como un exponente de las tensiones inherentes del propio humanismo peninsular, así como del contexto particular de la España de los Reyes Católicos. En este sentido, es preciso hacer otra breve aclaración. El tema de la existencia o no de un humanismo castellano durante el s. XV y principios del XVI ha generado una gran controversia entre la crítica, cuyas reflexiones opuestas están representadas por Round y Rico como sus principales detractores y del otro lado de la orilla Di Camillo —y posteriormente Russel— en su defensa.45 En este estudio, sin embargo, fueron de mucha utilidad los postulados que formula Lawrance cuando propone la noción de «humanismo vernáculo», en los que sugiere tomar ciertos recaudos a la hora de utilizar la vara del humanismo italiano para medir el humanismo en la Península y así lograr apreciar las particulares características que el mismo supuso en un contexto diverso como es el español.46 Es pertinente señalar que, aunque tal vez no con esta formulación explícita, Di Camillo ya había aludido a un humanismo de características «vernáculas».47
Asimismo, hay que aclarar, el estudio del comentario de textos en los siglos XV y XVI ha cobrado un nuevo vigor en los últimos años gracias a críticos como Weiss, Miguel-Prendes, Cortijo Ocaña, Codoñer y Jiménez Calvente, entre otros, que han comenzado a considerarlo como un género independiente.48 Impulsados por su rechazo a ciertas concepciones en las cuales se lo tilda de discurso complementario —derivadas de la postura de Cesare Segre, quien le confiere al comentario una posición de absoluta subordinación respecto del texto—,49 dichos críticos han rescatado la calidad literaria y discursiva de estas obras tan populares en la España tardomedieval, así como su gran valor por el material que aportan para la comprensión de las actitudes literarias de la época.50 En este sentido, considero muy pertinente el análisis de la obra de Villegas, pues, como señala muy bien Miguel-Prendes, «entendida desde el horizonte de expectativa del lector medieval, la glosa puede ser apreciada estéticamente; no es por tanto un texto complementario, sino una obra literaria por derecho propio».51
Finalmente, resulta necesario dar cuenta de un aspecto que es fundamental abordar a la hora de estudiar textos medievales y que, sin embargo, en la traducción de Villegas ha sido muy poco atendido: sus problemas de transmisión textual. Lo poco que se ha dicho al respecto se encuentra en trabajos de carácter general, es decir, en catálogos o estudios generales sobre la traducción en la Edad Media.52 En principio, al abordar no ya las descripciones y/o catálogos sino también los pocos trabajos que se han dedicado a este texto ya se pone en evidencia las incongruencias de la crítica a la hora de tratar de definir la fecha en la que habría comenzado el proceso de traducción, datada la mayoría de las veces