México ante el conflicto Centroamericano: Testimonio de una época. Mario Vázquez Olivera
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу México ante el conflicto Centroamericano: Testimonio de una época - Mario Vázquez Olivera страница 15
![México ante el conflicto Centroamericano: Testimonio de una época - Mario Vázquez Olivera México ante el conflicto Centroamericano: Testimonio de una época - Mario Vázquez Olivera Pública memoría](/cover_pre1044557.jpg)
El surgimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1961,3 organización antisomocista con un programa revolucionario, abrió una nueva etapa en el desarrollo de las luchas populares en Nicaragua. En un inicio, el FSLN trabajó en la clandestinidad, desarrollando una actividad fundamentalmente guerrillera. Ello se debió tanto a la constante represión de la que eran víctimas los sectores populares contrarios al régimen como a la concepción política que, debido a la influencia de la revolución cubana, privilegiaba la lucha guerrillera como medio para acabar con la situación económica, política y social imperante.
Después del revés militar sufrido en el primer intento armado llevado a cabo en Bocay, en 1963, el FSLN inició una campaña de acumulación de fuerzas y estructuración de una red clandestina con el fin de subsistir frente a la represión, al tiempo que trabajaba con el objetivo de ganar autoridad política para organizar y movilizar al pueblo nicaragüense. Por ello, se dio a la tarea de vincularse a los movimientos sociales en los sindicatos de la ciudad y el campo, en los barrios y en las escuelas, presentando una alternativa de expresión y protesta, a la vez que desarrollaba una intensa labor de propaganda política. Este incipiente trabajo de masas fue dirigido por el FSLN a través del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y de los Comités Cívicos Populares. Durante este primer repliegue, se trabajó también en alianza con algunas fuerzas democráticas, como el Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y Movilización Republicana, con el fin de llevar adelante luchas de carácter reivindicativo por el agua, la luz, el transporte, etcétera, pero sin darles un contenido político revolucionario. De manera paralela, se lograron difundir las ideas sandinistas por medio de círculos de estudio, volantes y propaganda armada.
El año de 1967 fue el punto de partida para la conformación de una alternativa revolucionaria independiente, que buscaba combinar la lucha guerrillera con el trabajo político-organizativo en el campo y la ciudad, a fin de que el movimiento popular se desprendiera de la tutela de la burguesía opositora y de los partidos políticos tradicionales. Cuando el Partido Conservador, dirigido por Fernando Agüero, pactó con Anastasio Somoza Debayle para que éste llegara al poder, el FSLN emergió, después de la experiencia guerrillera de Pancasán, como la única fuerza enfrentada al régimen somocista y comenzó a adquirir un carácter nacional, frente a la oposición burguesa que estaba cada vez más desprestigiada. A partir de entonces, se desarrollaron mecanismos clandestinos de vinculación a las masas y se comenzó a participar de manera más activa en las organizaciones estudiantiles, obreras, campesinas, comités de barrios, comunidades de base, etcétera. Con todo, el FSLN vio mayores resultados a nivel del fortalecimiento de sus estructuras clandestinas que en el ámbito de la organización popular masiva.
El terremoto de 1972 conllevó una seria crisis política y económica debido a la destrucción que produjo en Managua, que se agudizó en virtud de que gran parte de la ayuda económica internacional fue a parar a los bolsillos del dictador. De aquí que el FSLN se planteara la necesidad de reforzar su trabajo político de masas, creándose organizaciones y frentes que apoyaban y difundían los postulados sandinistas, al tiempo que participaban en diversas movilizaciones y jornadas de lucha.4
En 1974 surgió la Unión Democrática de Liberación (UDEL), grupo opositor dirigido por Pedro Joaquín Chamorro, que agrupaba a algunos miembros del Partido Conservador, sindicatos, grupos democristianos, al PSN y, en general, grupos de la pequeña burguesía nicaragüense. El 27 de diciembre de ese mismo año, el FSLN llevó a cabo un operativo en casa del ministro Chema Castillo, acción que les proporcionó recursos económicos, dio gran difusión a sus planteamientos y les otorgó mayor presencia nacional e internacional, pero que trajo consigo una severa represión que resquebrajó al incipiente movimiento de masas.5 A ello se sumó el surgimiento de tres tendencias al interior del FSLN a partir de 1975: la Tendencia Proletaria (TP), que recalcaba la necesidad de la organización de la clase obrera en los centros de producción; la Tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP), que apoyaba el trabajo político de masas pero ponía mayor énfasis en la actividad guerrillera en la montaña; y la Tendencia Insurreccional (TI), que buscaba impulsar acciones armadas en la ciudad con base en una amplia política de alianzas.
Para 1977, el objetivo del FSLN era desarrollar un programa mínimo de reivindicaciones populares,6 que reflejara las demandas más sentidas del pueblo de Nicaragua y sentara las bases para la implantación de un gobierno revolucionario, democrático y popular. Al mismo tiempo, se realizó un intenso trabajo orientado a fortalecer las organizaciones populares, el cual se vio favorecido por la derogación del estado de sitio en septiembre del mismo año. En ese contexto, en octubre se constituyó el Movimiento Pueblo Unido (MPU), integrado por organizaciones de trabajadores, colonos, campesinos, estudiantes y mujeres en torno a la problemática de los derechos humanos en Nicaragua y la libertad de los presos políticos.
A raíz del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro el 10 de enero de 1978, la UDEL convocó a una huelga general. La mitad de los comercios de Managua cerraron sus puertas y cerca de 300 000 trabajadores faltaron a sus labores. Los sandinistas realizaron acciones en Matagalpa, Granada, León y Masaya y tuvieron lugar importantes levantamientos indígenas en los barrios de Monimbó y Subtiava. El movimiento popular se desbordó y fue víctima de la sangrienta represión de la Guardia Nacional. En respuesta, la oposición antisomocista empezó a aglutinarse y a conformar bloques unitarios en contra de Somoza. Tal fue el caso del surgimiento en marzo del Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN), dirigido por Alfonso Robelo; el Frente Amplio Opositor (FAO), constituido en mayo por el propio MDN, la UDEL y el Grupo de los Doce,7 la oposición conservadora y algunos sindicatos obreros; y el MPU, creado por los sandinistas en julio, y en el cual confluyeron partidos políticos de izquierda, organizaciones estudiantiles, sindicatos, asociaciones de mujeres, etcétera.
Los movimientos populares culminaron con la toma del Palacio Nacional el 22 de agosto,8 acción que abrió la puerta a la insurrección de septiembre de 1978. A partir de entonces comenzaron a darse pasos más certeros hacia la unidad del movimiento popular. El FAO y la Organización de Estados Americanos (OEA) pretendieron negociar una salida pacífica con un “somocismo sin Somoza”, contando con el apoyo de Estados Unidos, por lo que el Grupo de los Doce, el PSN y la CTN se retiraron del FAO y, a partir de que se inició el proceso de reunificación de las tres tendencias dentro del FSLN, se conformó el Frente Patriótico Nacional (FPN), cuyo eje fundamental era el MPU, y al cual se sumaron el Grupo de los Doce, diversas fuerzas de izquierda y los sindicatos dirigidos por el FSLN. Así, ante la imposibilidad de llevar adelante un gobierno somocista sin Somoza, los sectores conservadores decidieron aliarse con las fuerzas populares y tratar de influir en el nuevo gobierno. Por su parte, el FSLN amplió su política de alianzas y empezó a trabajar en la organización de las masas que participarían en la insurrección y en la creación de una fuerza militar que garantizara la victoria: el Ejército Popular Sandinista (EPS).
En los primeros meses de 1979, el ascenso del movimiento revolucionario era incuestionable. Las acciones militares del FSLN se multiplicaron9 y, a la par que se desarrollaban los enfrentamientos militares con la Guardia Nacional, las organizaciones populares se hacían presentes en manifestaciones, tomas de ciudades, construcción de barricadas, tomas de iglesias, etcétera. Este proceso culminó con la reunificación de las tres tendencias en marzo de 1979, el inicio de la ofensiva final, el llamado a la huelga general el 4 de junio y la constitución del Gobierno Provisional de Reconstrucción Nacional el 16 del mismo mes, acciones que junto con los intensos combates llevados a cabo por el EPS y las movilizaciones de las masas organizadas condujeron al triunfo de la revolución sandinista el 19 de julio de 1979. En este proceso tuvieron un papel central los frentes amplios (MPU y FPN), las organizaciones de masas sectoriales, así como la participación en formas de lucha armada y no armada a través de los Comités de Defensa Civil (CDC) que fortalecieron la labor de dirección del FSLN.10
Tradiciones y