Álvaro Obregón. Jorge F. Hernández

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Álvaro Obregón - Jorge F. Hernández

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a finales de 1915 Obregón siguió inflingiendo duras derrotas a Villa. Una vez minimizado el mayor problema militar que enfrentaba el gobierno de Carranza, Obregón pudo dedicarse a la política. Fue así como, en marzo de 1916, fue designado secretario de Guerra. Sin embargo, todavía entonces el campo de batalla le era más propició que la oficina ministerial. Sucedió que en febrero Villa había atacado la población norteamericana de Columbus, demostrando que no estaba vencido del todo. Para colmo, dicho ataque dio lugar a la ‘Expedición Punitiva’, que puede resumirse como la ocupación por diez mil soldados estadounidenses del territorio chihuahuense durante un año. [23] Por lo mismo, se dedicó a negociar con las fuerzas norteamericanas su retiro. Sin embargo, las negociaciones diplomáticas resultaron serle más complejas que las militares. Insatisfecho con su complaciente postura, Carranza le quitó dicha responsabilidad, dejándolo al frente de la Secretaría pero dedicado a asuntos menores. Para colmo, a finales de 1916 tuvo lugar en Querétaro el Congreso Constituyente, en el que quiso impedir la participación de un grupo de políticos civiles —los ‘renovadores’— encabezados por Félix Palavicini, con el que tenía pésimas relaciones desde principios de 1915. Durante muchos años se exageró la influencia de Obregón en el Congreso Constituyente. [24] Hoy sabemos que esto ha sido un mito político e historiográfico. [25]

      Comprensiblemente, su relación con don Venustiano se había deteriorado, al grado de que Obregón ya no sería miembro del gabinete al inicio del periodo constitucional de Carranza, en mayo de 1917. Si bien se alejó de la política gubernamental para dedicarse a una muy exitosa producción garbancera, Obregón también se dedicó a ampliar sus ‘redes’ políticas nacionales y a coquetear con el gobierno de Washington. Sobre todo, se dedicó a disfrutar el declive político de Carranza; más aún, buscó beneficiarse personalmente del creciente desprestigio de don Venustiano. Es indudable: sus desafíos a éste en la Convención, durante la Expedición Punitiva y luego en Querétaro, habían sido prematuros. El sonorense era todavía un inexperto en política y Carranza estaba en el pináculo de sus éxitos. Sin embargo, la situación cambió dramáticamente para 1919 y 1920: el debilitamiento presidencial y el ascenso de Obregón eran dos efectos paralelos; más aún, concluyeron en el momento de la sucesión presidencial. Carranza no tenía un sucesor viable ni la fuerza suficiente para imponer a uno que no lo fuera. Obregón se había convertido en el hombre más poderoso y popular del país. Su dolorido triunfo sobre Villa hizo olvidar al mal diplomático.

      A mediados de 1919, un año antes de las elecciones, Obregón lanzó su candidatura, autopostulándose como un aspirante independiente, de ideología liberal y reformista pero no radical. Había crecido, mientras Carranza envejeció y Pablo González se desprestigió. [26] Por su parte, la estrategia electoral gubernamental fue peor que desastrosa. Para comenzar, el partido político que se había creado a finales de 1916, el Liberal Constitucionalista, dio su apoyo a Obregón; lo mismo hizo la principal organización obrera del país, la CROM —Confederación Regional Obrera Mexicana—, fundada en 1918 por Luis N. Morones, quien durante el proceso electoral se alió a Plutarco Elías Calles, el hombre más cercano a Obregón. [27] Además, Carranza decidió que su sucesor fuera un civil, alegando que la lucha armada había concluido. Al margen de que aún se padecieran auténticos estados de guerra en varias regiones del país, [28] lo que daba gran poder a los militares, la decisión de Carranza era a todas luces prematura, pues la principal institución política era entonces el Ejército Nacional, la única con redes, presencia y organización a todo lo largo y ancho del país. Para colmo, Carranza eligió un candidato poco afortunado: Ignacio L. Bonillas, quien carecía de capital político propio. [29] Por último, Estados Unidos había decidido obstaculizar al máximo cualquier posibilidad de continuidad de la política nacionalista de Carranza, y Bonillas era su embajador en Washington y, por ende, su ‘mancuerna’ en la política yancófoba.

      Todos estos factores explican que la campaña de Bonillas sólo encontrara dificultades y contratiempos, a diferencia de la de Obregón, que crecía en apoyos cada día, comenzando con la llamada ‘clase política’. [30] Desesperado, el gobierno trató de impedir legalmente la posibilidad de que Obregón llegara a la presidencia, vinculándolo a un cabecilla rebelde de la zona veracruzana, Roberto F. Cejudo. Es probable que, en efecto, estuviera inmiscuido con éste. Como quiera que haya sido, el intento de Carranza fue un doble detonante: para que Obregón saliera huyendo de la capital y para que sus correligionarios, Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles, organizaran la rebelión de Agua Prieta, [31] la que cundió rápidamente por varias regiones del país, sobre todo a través de la defección de la mayor parte del Ejército Nacional. [32]

      Solo, sin elementos militares que lo defendieran, pues hasta los gonzalistas habían desertado, Carranza salió huyendo rumbo a Veracruz, donde creía que encontraría el apoyo de Cándido Aguilar y sus fuerzas. Ni siquiera pudo llegar a Veracruz, pues fuerzas gonzalistas atacaron su convoy, por la retaguardia, y otras le impidieron seguir la marcha. Tuvo entonces que internarse en la sierra de Puebla, donde murió asesinado la madrugada del 21 de mayo en un caserío llamado Tlaxcalantongo, a manos del rebelde Rodolfo Herrero. [33]

      Finalmente había llegado la hora de Obregón. Muerto Carranza, era el revolucionario más importante. Como tal, había participado en la victoria sobre Victoriano Huerta; como revolucionario moderado que era, había vencido al rebelde popular por antonomasia, Pancho Villa; como revolucionario de clase media, había derrotado a dos miembros de los revolucionarios de la élite, José María Maytorena, en el ámbito regional, y Venustiano Carranza, en el nacional. A mediados de 1920, nadie podía competir con él. Aun así, no quería llegar a la presidencia como un rebelde triunfante, y menos como responsable del asesinato de don Venustiano. Quería ascender a la presidencia con plena legalidad. Por eso maniobró para que Adolfo de la Huerta fuera presidente provisional, [34] cuya gestión estaría marcada por la organización de unas elecciones extraordinarias en las que triunfara y se legitimara Obregón. [35] También hizo que el asesinato del viejo mandatario coahuilense recayera en Herrero. Su llegada a la presidencia fue diseñada estratégicamente como una más de sus principales batallas. El ranchero que se hizo militar y que luego se hizo político llegaba al Palacio Nacional. Como tantas veces se ha dicho, lo tenía ‘en la mira’ desde Huatabampo.

      Obregón. Testamento político

      ÁLVARO MATUTE / CARLOS SILVA

      Instituto de Investigaciones Históricas - UNAM

      Para Noé Espinosa Cruz, por toda la historia

      Este ensayo trata sobre la vida del general Álvaro Obregón entre 1915 y 1919. En este periodo su salud se deterioró drásticamente a raíz de la pérdida de su brazo derecho en una de las más celebres de las batallas revolucionarias, la de Celaya contra los villistas en 1915. A partir de este acontecimiento su vida se aceleró y radicalizó por completo. Pretendió alejarse de la vida pública para aliviar sus males, firmó su testamento para asegurar a sus seres queridos y aprovechó el tiempo visitando infinidad de clínicas y médicos en México y Estados Unidos. Sin embargo, muchos obstáculos, que él mismo generó, le impidieron el retiro por entero de la vida pública, por lo que decidió fortalecerse: remendó su posición política y militar, se trataba del caudillo victorioso e invicto de la Revolución; rehízo sus redes políticas, a nivel local, nacional e internacional; fortaleció su apoyo incondicional de los sectores obrero y campesino, que lo convirtieron en el único interlocutor del gobierno constitucionalista, reafirmó sus bases de poder a nivel regional, principalmente en el norte del país, y contribuyó a la creación del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), logrando a partir de ello, y al paso del tiempo, colocar a sus operadores políticos en puestos clave, que en su momento le otorgarían incondicionalmente su apoyo. En conjunto, todo ello se convertirá en un poder ilimitado que utilizará contra sus adversarios para acceder a la Presidencia de la República

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