¡Viva Cataluña española!. José Fernando Mota Muñoz
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу ¡Viva Cataluña española! - José Fernando Mota Muñoz страница 31
Hubo sectores de las casas regionales que reaccionaron y criticaron duramente la utilización política que se estaba haciendo de los no nacidos en Cataluña. La Casa de Valencia, el Centro Cultural Gallego y cerca de un centenar de inmigrantes publicaron en la prensa un manifiesto en el que se quejaban de «que esta floración espiritual del sentimiento regional despierte al ruido de una cercana lucha electoral». Afirmaban que
contra ciertas propagandas anticatalanas, de quienes indebidamente sé dicen representar a los regionales no catalanes, todas las colonias de estos están plenamente identificadas con el pueblo catalán y por ello debemos pronunciarnos políticamente dentro de los partidos políticos dé arraigo en esta región, sin estar autorizadas agrupaciones que para fines personalistas llevan como banderín de enganche el nombre sagrado de nuestras tierras nativas.
Finalmente, Concentración y la Unión confluyeron en una lista electoral para las elecciones catalanas. Los resultados fueron ridículos. Bermejo, el más votado, se quedó en unos trescientos votos, el resto no llegaron ni a doscientos.
A partir de aquí, el partido, como tantos otros de la extrema derecha, fue languideciendo. Su publicación no volvió a ver la luz. Abandonaron el partido los sectores más derechistas. En septiembre de 1935 todavía subsistía un pequeño núcleo de Concentración, sin actividad alguna. Pero, como veremos, sus juventudes, creadas en noviembre de 1933, tendrán un carácter menos ambiguo.
Ismael Márquez y Eduardo Stern, sin renunciar a colaborar con el PNE y otros proyectos ultras, acabaron en otra fuerza reaccionaria, más numerosa y bien financiada, que se estaba reestructurando, la alfonsina Derecha de Cataluña.
MONARQUIZANTES Y REACCIONARIOS: DERECHA DE CATALUÑA22
El salón de fiestas del Hotel Ritz, haciendo gala de su elitismo, está lleno ese 22 de enero de 1933 de miembros de la aristocracia barcelonesa y de gente bien de la ciudad. Aunque se trataba de un banquete íntimo, se han reunido unas doscientas personas, que han recogido sus invitaciones en la Peña Blanca, organizadores del acto. Se disponen a escuchar a una de las estrellas del alfonsismo político, el exministro y exmaurista Antonio Goicoechea.
Desde que llegó en el expreso de la mañana no ha parado. Misa, aperitivo en el local de la Peña Blanca, traslado al Hotel Ritz, donde recibe algunas visitas. Tras la comida asiste a una conferencia en el Círculo Tradicionalista del Distrito I en la que el publicista Gonzalo Pardo propugna la unión de todas las fuerzas monárquicas «por el lazo de las ideas y de las doctrinas y por el dolor, por el sacrificio y por el entusiasmo, dejando a Dios, en su sabiduría infinita, la resolución y esfumación» de las pequeñas diferencias. Requerido por los asistentes, Goicoechea tomó la palabra. Afirma sus coincidencias con lo planteado.
Ahora, tras el banquete de homenaje que ha recibido, Goicoechea se dirige a los comensales. Defiende a la Iglesia católica y la monarquía y afirma que
para lograr la consecución de sus ideales y obtener la federación de las derechas españolas propugna el establecimiento de un régimen de justicia entre los nacionales y revisar el texto constitucional, ligándose entre sí las derechas, pero las derechas auténticas, no las falsificadas y suplantadoras, porque dentro del régimen actual, no hay derechas ni posibilidad de haberlas.23
Aquí está el quid de la cuestión; Goicoechea ha militado hasta entonces en Acción Popular, el partido católico dirigido por Gil Robles, ha liderado su ala monárquica y más derechista. Ahora, este sector ha decidido separarse de un partido que se ha declarado dispuesto a acatar la legalidad republicana. Consideran que Acción Popular, con su gradualismo, ha renunciado a derribar la República. En septiembre de 1932, en una reunión en París entre alfonsinos exiliados y del interior, se ha decidido la creación de un partido propio, el que será Renovación Española. Tienen la aquiescencia de Alfonso XIII. Goicoechea está en Barcelona para presentar el nuevo proyecto político y recabar adhesiones.
Al día siguiente Goicoechea sigue en Barcelona. Nueva misa y nueva visita a un círculo carlista, esta vez el de Sarrià. Goicoechea considera a los tradicionalistas sus aliados naturales en la nueva federación de derechas que quiere construir. Esa tarde se reúne en la Peña Blanca con los dirigentes alfonsinos. El objeto es dejar sentadas las bases del nuevo partido en Barcelona. Las propuestas de Goicoechea son bien recibidas por los alfonsinos barceloneses. Hasta ahora la vía conspirativa ha sido un fiasco y la electoral otro. Es el momento de reorganizarse. Esa misma noche regresa a Madrid.
El 9 de febrero de 1933 se constituirá oficialmente Renovación Española bajo la presidencia de Antonio Goicoechea. En su lema dejan claros sus reaccionarios objetivos: Religión, Familia, Orden, Trabajo y Propiedad. Se convierten en el partido de la aristocracia, de los terratenientes y los financieros, de los que aspiran a volver a mandar restableciendo la monarquía. Desde el primer día conspiran para derribar la República; serán los grandes financiadores de las tramas golpistas.
Ese mismo mes ya funciona una comisión organizativa del nuevo partido en Barcelona. A finales de marzo presentan la documentación en el Gobierno Civil. En Barcelona han decidido utilizar otro nombre; quizá Renovación Española es demasiado evidente, así que optan por recuperar la denominación que han utilizado en la candidatura conjunta con los carlistas en las pasadas elecciones. Se llamarán Derecha de Cataluña, o Dreta de Catalunya, ya que frecuentemente utilizan su denominación en catalán y acostumbran a publicar la propaganda electoral tanto en castellano como en catalán. En su escudo figurará san Jorge matando al dragón.
En su junta encontramos a dos antiguos miembros de la Comisión de Propaganda de la Unión Patriótica, dos publicistas de la labor del Directorio, como son Julio Díaz Camps y el abogado Santiago Torent Buxó, ligado desde joven al mundo católico y expresidente del Círculo de la Unión Patriótica del Distrito IV, además de secretario de diferentes consejos de administración. Estaba también José Bertrán Güell, al que ya conocemos, y Joaquín de Arquer. Pronto entrará en la junta Salvador Palau Rabassó.
Forman parte del partido elementos de la burguesía ennoblecida durante la Dictadura de Primo de Rivera, como el barón de Viver, el conde Montseny o Alfonso Sala, conde de Egara, pero, por su destacado papel durante la Dictadura, no en primera fila, además de destacados terratenientes como Ignacio Puig y de Pallejá o Javier de Ros y de Dalmases.
En sus estatutos aclaran su objeto: «divulgar y propagar el auténtico pensamiento español en el orden político y en el social, sobre la base inconmovible de nuestra tradición, plena de fe y de espíritu católico». Derecha de Cataluña tiene un comité de enlace con Renovación Española, en el que hay tres representantes de cada entidad. Por parte catalana son designados Javier Ros de Olano, Santiago Torent y Joaquín de Arquer. El 6 de abril hacen su constitución oficial en el local de la Peña Blanca y el 9 de mayo publican su manifiesto fundacional.
Según un informe policial de 10 de mayo, son treinta socios y la entidad tiene un «marcado matiz monarquizante y tradicionalista y de derechas». No tardarán en llegar las clausuras de la sede. El 26 de julio se cierra el local tras un registro en el que se encuentran manifiestos de Alfonso XIII. También se incauta el listado de socios. Esta vez el tema es leve, tres días después vuelven a autorizar la apertura del local. El partido monárquico está creciendo, en septiembre abandonan el local de la Peña Blanca y abren uno nuevo en Rambla Cataluña. Un año después se trasladarán a Vía Layetana, 57.
De cara a las legislativas del 19 de noviembre de 1933 los alfonsinos de Derecha de Cataluña y Peña Blanca impulsan la candidatura del Bloque