La transición española. Eduardo Valencia Hernán
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Sin embargo, cuando estas palabras salían de la boca del Caudillo, ya hacía casi dos semanas, concretamente el domingo 7 de noviembre de 1971, que en pleno centro de Barcelona había tenido lugar la I Sesión de la Asamblea de Cataluña en la iglesia de Sant Agustí Vell, sita en la calle Hospital del Distrito V.
Aquella vez, la policía, que estaba atenta a otros menesteres más importantes, como era el seguimiento y la seguridad del príncipe Juan Carlos, que participaba en una regata con el yate Dragón, no detectó: ni la extraña concentración de ciudadanos en una céntrica iglesia parroquial ni tampoco la reunión efectuada el día anterior entre una delegación de la Comisión Preparatoria con el rector de la iglesia, aceptando este último la reunión que se celebraría después de la última misa del domingo.
Efectivamente, aquel acto tan solemne fue presidido por Josep Andreu Abelló, aunque según Antoni Gutiérrez este nunca llegó a presidirlo, ya que, formalmente nunca hubo un presidente en la Asamblea; sin embargo, fue Abelló quien abrió y cerró el evento, teniendo al cineasta Pere Portabella de maestro de ceremonias233. También asistieron otros conocidos intelectuales catalanes como Francesc Vila-Abadal, Agustí de Semir, el rector de la parroquia de Sant Medir Josep Mª Vidal Aunós, que representaba a la Comisión de Solidaridad con los presos, junto con Joaquim Boix Lluch, torturado cuando era estudiante en 1966; y, como ya estaba planificado, Josep Mª Juncá, párroco de Sant Agustí, que fue el encargado de cerrar con llave la parroquia al acabar la última misa de la mañana y abrirla al finalizar la reunión234. Veamos entonces con más detalle cómo discurrió este acto tan simbólico:
En la mañana del domingo 7 de noviembre, bajo una lluvia tenue, empezaron a llegar los primeros delegados de la Asamblea accediendo al interior de la parroquia bajo el control de vigilancia ejercido por la joven Teresa Bofill, compañera en aquel entonces de Carles Caussa. Esta vestía un jersey rojo y llevaba una guitarra que era la señal que daba la luz verde a la entrada.
Existen diversas versiones sobre los detalles de lo ocurrido y cómo transcurrió la Asamblea, entre ellas la del periodista tortosino, Josep Bayerri Raga, que la describió así:
«Joan Lluís Jornet, que entró en contacto con el padre Ricard Lobo, monje de Montserrat, y yo, que fui informado por Josep Andreu Abelló en ocasión del II Congreso Jurídico Catalán celebrado en Tortosa, fuimos juntos a Barcelona. A las nueve de la mañana debíamos encontrarnos con Salvador Coromina, dirigente del PSC con posterioridad, que nos daría los datos para el lugar de la Asamblea (…). Hacia las diez y cuarto entramos en la iglesia (…). Nos arrodillamos en uno de los últimos bancos y esperamos el momento exacto. Todo estaba previsto y a la hora exacta fuimos hacia la sacristía donde un chico nos señaló la puerta del fondo. Dentro de la espaciosa sacristía había un capellán que estaba quitando los ornamentos litúrgicos de la misa, pero no nos miró. Traspasada la pequeña puerta, otro hombre nos preguntó de dónde éramos, miró una lista y nos apuntó, sin nombres. Desde allí, subiendo unas pequeñas escaleras hasta la buhardilla estábamos encima de la iglesia. Había mucha gente y un niño con un aparato de radio sintonizado con las ondas de los coches de policía (…). Cada tres minutos aparecía nueva gente. Después de la una, hora en que acabó la última misa de la mañana se cerraron las puertas de la iglesia y se nos dijo que podíamos marchar (…).»235
Pere Ignasi Fages, productor y distribuidor cinematográfico, coordinaba el sistema de seguridad de la Asamblea compuesto por una treintena de personas, controlando la emisora de la policía que estaba atenta a los movimientos del príncipe. También se responsabilizó de la conferencia de prensa posterior y de las traducciones del acta fundacional a diversos idiomas, junto con Josep Mª Montagut y Marina Curiá que había ofrecido su casa como centro de operaciones.
De esta forma, las primeras palabras que se oyeron en la apertura oficial fueron las de Andreu Abelló cuando explicaba a los allí presentes:
«Todos los que han dejado su vida en defensa de sus ideales y en la lucha contra la dictadura, (…), los presos y perseguidos por las luchas sociales y políticas y los que están repartidos por el mundo viven el exilio forzado por la persecución (…). Todos nosotros hemos hecho un largo camino unitario porque tenemos el pleno convencimiento de que solamente coordinando el esfuerzo de las masas trabajadoras, de la juventud, las nuevas generaciones que se incorporan a la vida ciudadana, de los campesinos, de los estamentos profesionales e intelectuales, de todos los grupos políticos, de los movimientos ciudadanos y personalidades destacadas en la vida política y social de nuestro país, conseguiremos recobrar la libertad para Cataluña y colaborar de una manera eficaz y decisiva a la libertad de los otros pueblos del Estado español (…). Esta I Sesión de la Asamblea de Cataluña es un gran paso para continuar nuestra lucha. Todos podemos dar ejemplo y hacer que de Cataluña salga la fuerza impulsora que haga posible un amplio movimiento unitario a nivel de todo el Estado español capaz de derrotar la dictadura.»236
A continuación, Agustí de Semir resumió en su alocución los trabajos preasamblearios presentando los puntos más polémicos y acabando su discurso con estas palabras:
«(…) Conseguir la formulación responsable para las fuerzas de Cataluña de una alternativa política a la situación de crisis actual (…). Independientemente del objetivo principal, pero complementándolo, de esta Asamblea puede derivarse en mayor o menor grado toda una serie de elementos enriquecedores y vitalizadores de la vida política de nuestro país, como son: Elevar la actitud a la actividad, es decir, pasar de la potencia a la acción, que muchas veces falta para no encontrar el camino para orientarse. Acentuar el proceso de corresponsabilización, en el sentido de que la gente trabaja en las acciones que previamente ha ayudado a configurar y por tanto se siente vinculada al desarrollo de las mismas. Avanzar en el camino de la ruptura de la clandestinidad que potencia tanto las actitudes como los hechos, ayudando a hacer más difícil la inhibición de muchos. Contribuir a deshacer reservas, delante de los que están aquí y delante de los que no han podido venir y obtener nuevas aportaciones al proceso de coordinación política unitaria.»237
Posteriormente, Joan Reventós leyó desde la mesa presidencial el informe político redactado por la Comisión Preparatoria, realizándose a continuación un amplio debate. El documento indicaba, grosso modo, la creciente crisis política que se estaba desarrollando en las instituciones del régimen que acabarían transformándose en una crisis de Estado. También denunciaba un régimen político antidemocrático y opresor de las libertades nacionales, proponiendo en favor de la lucha contra la dictadura la definición de unos puntos de convergencia y de unos objetivos comunes para el conjunto de las luchas impulsadas por los diversos sectores del pueblo, efecto que permitiría aumentar el nivel de lucha, su dimensión, continuidad y eficacia238.
A continuación, tomaron la palabra Joan Colominas y los representantes de CC.OO, Bandera Roja, PSOE y PORt239, extendiéndose los debates por espacio de cinco horas, momento en el que se presentó para su aprobación un comunicado que se distribuyó recién acabada la Asamblea entre los trescientos asistentes en la sala, destacando como observadora foránea del acto una gitana que fue amablemente «invitada» por seguridad de la propia organización, a asistir al acontecimiento.
El documento, que fue redactado por el Comité Ejecutivo del P.S.U. de Cataluña y decía lo siguiente:
«Nosotros, catalanes de diferentes tendencias pertenecientes y no pertenecientes a organizaciones políticas, de diversos sectores de la población, obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, profesionales y ciudadanos en general, de Barcelona y de comarcas, reunidos en Asamblea, a pesar de que somos conscientes que las actuales circunstancias dificultan el agotar las posibilidades de representación, formulamos la presente Declaración:
La actual crisis del régimen, de la cual el proceso de Burgos fue una manifestación sobresaliente, la progresiva toma de conciencia y la movilización