Universidad y Sociedad: Historia y pervivencias. AAVV
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¿Quién es ese Braunthal que U. me regala como amigo? y ¿a qué libro alude?
De proyectos para cuando volvamos a España ¿a qué hablar? Yo que sigo siendo un optimista impenitente confío ciegamente en el porvenir de nuestro país y por eso espero que el pueblo nos colgará a todos el día ya próximo que en España volvamos a sentar pie. Caerá algún justo que otro entre muchos contumaces, pero qué se le va a hacer si esa es la noria de la Historia. Yo me resigno a mi suerte, aunque no paso de la categoría de aquellos a quienes se desahucia del limbo para, cuando las cosas van mal, descargar en ellos el mochuelo. Lástima que el empavesado de cabezas en perspectiva no se haya hecho antes de empezar nuestra guerra, limitándola a los profesionales de la política. No la hubiéramos perdido y yo no correría riesgos.
Se me acaba el papel y veo, con espanto, que se me acaba también la cuota de escritura que me había asignado para el decenio en curso.
Un abrazo y el viejo afecto de su amigo
J. Negrín
[Fundación Juan Negrín, Archivo, Carpeta 29, número 26. Texto mecanografiado. En la parte superior izquierda: Copia a archivar. Carta a Araquistáin].
DOCUMENTO 3
Carta de Juan Negrín a Francisco Castillo Nájera, Ciudad de México, 19 de noviembre de 1945.
México, 19 de Noviembre de 1945
Excelentísimo Señor D. Francisco Castillo Nájera
Secretario de Relaciones Exteriores de México
Ciudad.
Mi distinguido amigo: Me permito solicitar su atención porqué en estos días, quienes tuvieron a su cargo cuidar la evacuación a través de la frontera franco-española, infórmanme que una parte de los libros que constituían mi biblioteca personal están depositados en un guardamuebles de Marsella, con el conocimiento y bajo la protección de los representantes diplomáticos de México en Francia.
El señor Arizmendi, oficial de Carabineros destacado en la frontera por aquel entonces, recabó la valiosa intervención de D. Gilberto Bosques, a la sazón Cónsul de México en Marsella, para poner a salvo varias cajas conteniendo lo más importante de la citada biblioteca. Antes de otorgar su conformidad, el señor Bosques hizo saber a nuestro representante, que dichas cajas no habrían de contener documentos ni efectos que pudieran conculcar ninguna de las disposiciones internacionales de las que su Nación era fiel observante.
Una vez que el señor Arizmendi dio al señor Bosques las seguridades exigidas, hízose el depósito en el lugar citado, cubriendo el funcionario español los gastos pertinentes hasta fines del año 1941.
Expuestos estos antecedentes, ruego a Vd., no sin cierta turbación por tratarse de un asunto que me concierne personalmente, se sirva girar las órdenes oportunas para que el actual señor Cónsul de México en París, Sr. González Roa, tenga a bien, a mi próxima llegada a Francia, facilitarme el acceso para recuperar mis libros. Excuso decir, por descontado, que haré efectivo en dicho Consulado el importe de los gastos que haya podido irrogar el depósito aludido.
Muy agradecido por la atención, reitérole el testimonio de mi consideración y afecto personal.
J. Negrín
[Fundación Juan Negrín, Archivo, Carpeta 101, número 72. Copia].
* Este trabajo reelabora el titulado, «Una biblioteca en retazos», en Salvador Albiñana y Juan Manuel Bonet (eds.), La biblioteca errante. Juan Negrín y los libros, Las Palmas de Gran Canaria-París, Fundación Juan Negrín-Instituto Cervantes, 2015, 41-69, catálogo de una exposición que reunía en torno a cien libros y revistas de la Biblioteca, aparecidas en vida de Negrín, entre 1892 y 1956. En el otoño de 2017, la Sala Duc de Calàbria de la Biblioteca de la universidad presentó la muestra La biblioteca errrant. Juan Negrín i els llibres, que amplió a ciento cincuenta el número de las obras exhibidas.
1. Mariano Ansó, Yo fui ministro de Negrín, memorias ineludibles, Barcelona, Planeta, 1976, 189. Luis Quintanilla, «Pasatiempo». La vida de un pintor (Memorias), edición, estudio introductorio y notas de Esther López Sobrado, A Coruña, Edicios do Castro, 2004, 262-263. La carta en documento número 2. Debo el conocimiento de las tres cartas que aquí se publican a la generosidad de José Medina Jiménez, Presidente de la Fundación Juan Negrín.
2. Entre los biógrafos, Enrique Moradiellos es quien ha prestado atención al Negrín bibliógrafo, Negrín. Una biografía de la figura más difamada de la España del siglo XX, Barcelona, Península, 2013 (primera edición, 2006). Carmen Negrín, «Crecer entre los libros», Salvador Albiñana y Juan Manuel Bonet (eds.), La biblioteca errante…, 107-110. Gabriel Jackson, uno de los primeros investigadores que trabajó en el archivo de Negrín, recordó la biblioteca en su visita a la casa familiar en 2001, Juan Negrín, médico, socialista y jefe de gobierno de la II República española, Barcelona, Critica, 2008.
3. Enrique Moradiellos, Negrín…, 57. Julio Álvarez del Vayo, En la lucha. Memorias, México, Grijalbo, 1975, 39.
4. José María García Valdecasas (ed.), El Dr. Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina, visto por algunos de sus más íntimos colaboradores, México, 1962; entre otros, Francisco Grande Covián y José Puche Álvarez. José Puche, «El Laboratorio de Fisiología», Residencia (número conmemorativo), México, 1963, 63-66.
5. Enrique Moradiellos, Negrín…, 93, 96. Libro en honor de D. S. Ramón y Cajal. Trabajos originales de sus admiradores y discípulos, extranjeros y nacionales, 2 vols., Madrid, Publicaciones de la Junta para el Homenaje a Cajal, 1922. Negrín aparece entre los firmantes de la dedicatoria y publicó «El papel de los adrenes en las glucosurias de origen bulbar», 2, 577-608.
6. Juan Manuel Bonet, «Juan Negrín: algunas cosas que nos cuenta su biblioteca», Salvador Albiñana y Juan Manuel Bonet (eds.), La biblioteca…, 13-39. Sobre los escritores y artistas de los años veinte y treinta, Juan Manuel Bonet, Diccionario de las vanguardias en España, 1907-1936, Madrid, Alianza, 2007, 3a ed. Andrés Trapiello, Las armas y las letras. Literatura y guerra civil (1936-1939), Barcelona, destino, 2010, edición revisada.
7. Juan Pérez de Ayala, «José Moreno Villa, grabador», Residencia, 7, 2003, puede consultarse en www.residencia.csic.es. Moreno Villa vivió en la Residencia entre 1917 y fines de 1936; la evocó en sus Memorias, recordando esa hora del café al que Negrín «solo alguna vez concurría», Vida en claro. Autobiografía, México, El Colegio de México, 1944, 105. Francisco Grande Covián recordó que el precipitado de los azúcares adquiría «un hermoso color azul pálido que era motivo de gran interés para Moreno Villa», «Aficiones artísticas», José María García Valdecasas, El Dr. Severo Ochoa…, 49-50.
8. Josep Lluís Barona, «Juan Negrín, ciencia y compromiso político», Achúcarro, Marañón, Negrín. Medicina y compromiso, entre la experimentación y la política, Madrid, Nivola, 2001, 79-107.
9. En 1926 Negrín calculaba una tirada de 3.000 ejemplares que le podía reportar un beneficio de 90.000 pesetas, Enrique Moradiellos, Negrín…, 84, 102-103. El manual fue útil hasta finales de los años cincuenta, Juan Negrín Mijailov, «El fisiólogo Juan Negrín. Su medio ambiente de ayer y de hoy», Revista de la Real Academias de Medicina de Barcelona, vol. 6, 1991, 67-72.
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