Diario de un adolescente precoz colombiano. SAMC

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Diario de un adolescente precoz colombiano - SAMC

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sin duda el chico guapo del salón*. Éramos muy cómplices compartíamos novias, ya que por ser los rebeldes de la clase, eso nos hacía populares entre las chicas, pero yo siempre estuve enamorado de mi amigo, tanto que nos tocábamos las pollas y nos poníamos cachondos. Un día en la clase, nos tocamos por debajo de los pupitres y fue tanta la excitación que nos hicimos una paja en medio de la clase y nadie se enteró, llevábamos puesto el uniforme de educación física y nos sentábamos en el pupitre de la última fila.

      Otro día, en la clase de educación física nos juntamos todos los chicos del salón*, o sea, mis amigos Diego, Nicolás, Alfer, Manuel, Brayan, Martín y yo, estábamos en el patio del colegio y en un momento de distracción de nuestra profesora nos fuimos todos a la parte de atrás y nos subimos a un tejado. Allí todos empezamos a hablar de la profesora de lo guapa que era, de su culo grande y poco a poco cada uno de nosotros nos pusimos cachondos tanto que Nicolás sacó la polla y después lo hicimos todos.

      Ese momento fue fantástico, pues pude ver las pollas de mis amigos y ellos la mía, sin duda la mía era mayor que las de todos ellos, tanto que Nicolás me la tocó y luego los demás y cada uno masturbaba al otro e hicimos una competición de quién se corría más lejos.

      Por supuesto ninguno eyaculaba con esa edad, pero fuese lo que fuese lo que salía, Nicolás nos ganó pues era el morenazo del grupo. Después de esto nos pusimos a jugar, como si no hubiese pasado nada aquella tarde en clase de educación física.

      Un día estando en casa me llamó mi vecino David, que era de mí misma edad, él estaba solo en casa y quería jugar conmigo, pero su intención era otra, pues después de un momento me dijo si nos hacíamos una paja, yo le dije que sí, ya que todo lo que tuviese que ver con sexo me producía mucho morbo.

      David era un amigo muy tímido, pero morboso, ese día me pidió que le mostrase la polla, lo hice y fue tanto su morbo que me la acarició provocando que se me pusiera muy dura, en ese mismo momento nos pusimos a pajearnos mirándonos uno al otro. Su polla era normalita, pero muy dura, se la toqué y le pedí que me la dejase chupar, a lo que él accedió, era tanto su placer que le lubricaba mucho, hasta que los dos llegamos al momento del clímax, pero era tan tímido que al terminar me pidió que me fuese, porque estaba al llegar su madre y su hermano.

      Los días transcurrieron y seguí mi rutina de estudiar en casa y salir a jugar con mis amigos, típicas cosas de un chico de mi edad.

      Un día mi amigo Óscar y yo nos pusimos a jugar con nuestros muñecos de Dragon Ball, en una montaña de arena que había fuera de su casa, ya que en su casa estaban construyendo. Llegó un momento en el que Óscar me invitó a jugar en su habitación, él tenía muchos más juguetes allí, acepté y nos dirigimos a su habitación, al llegar nos pusimos a jugar con todos sus juguetes, eran mejores que los míos, pero las intenciones de Óscar eran otras, en un momento dado, él empezó a tocar mi polla y eso me gustó, yo le besé y le comí su boca, estaba claro que entre los dos siempre hubo una atracción, porque desde que nos conocimos siempre fuimos buenos amigos, ese día él dio el siguiente paso y esa noche nos dejamos llevar por el morbo.

      Nada más tocarme la polla Óscar, yo le besé y él respondió con el mismo ímpetu, tanto que le bajé el pantalón y empecé a chupársela, también el ojete, eso le encantó porque se me abrió de piernas y la tenía muy dura, sudaba de lo cachondo que le había puesto, al mismo tiempo él me comió la mía. Se notaba que ya lo había hecho antes, pues lo hacía con mucha experiencia, tanto que me decía: “Tu verga me encanta y quiero que me la metas por el culo” y yo sin inmutarme acepté, pues él me gustaba muchísimo.

      Después de ponernos cachondos en su habitación nos fuimos al baño, ya que en su habitación no había puerta, entramos y él se sentó en el inodoro y me volvió a chupar la polla, mientras se metía el dedo por el culo, hasta el punto de ponerse de pie y poner su pie izquierdo en el sanitario para así ayudar a abrirse más el culo. Su agujero era rosadito y su polla preciosa, gorda y bien dura, aunque yo tuviese dos años más que él, estaba claro que él ya había tenido alguna complicidad, pues tenía incluso más experiencia que yo en el área sexual. Le chupé el culo y la polla hasta que llegó el momento en el que me dijo: “Métemela ya” y cuando fui a hacerlo su padre nos golpeó la puerta fuertemente y nos jodió el maravilloso momento.

      Salimos muy asustados, los dos sabíamos que estábamos haciendo algo “malo” y más, porque el que nos había pillado fue Don Hamir, su padre, y nos dio mucha vergüenza. Yo me fui para mi casa y él, seguro que, en la suya aguantó el regaño de su padre.

      Al día siguiente en horas de la tarde, vino su madre y empezó a hablar con mi madre, después de un buen rato hablando entre ellas, mi madre vino a mi habitación y me dio una pela*, me regañó y de paso me castigó, ya que Óscar había dicho que yo le había obligado a hacer lo que estábamos haciendo, entonces fui el que corrió con todo el castigo y el título de violador, porque tenía dos años más que él y eso mi madre me lo recalcó mientras me pegaba.

      A partir de entonces me alejé de mis amigos de la cuadra y empecé a juntarme con otros chicos más grandes y más “malos”, pues sus hermanos hacían parte de la gallada* de los malandros* del barrio.

      Allí empecé a seguir a las chicas, ya que quería demostrarles a mis nuevos y actuales amigos que yo podía tener una novia.

      Mientras estudiaba, empecé a frecuentar a mis nuevas amistades e incluso también a enamorar a alguna chica del barrio.

      Mientras hacía las nuevas amistades, me fui alejando de mis amigos de la cuadra y empecé a empeorar en el colegio, había dejado de ser el niño dulce y me convertí en el chico rebelde.

      Había hecho muy buena amistad con un chico de otra cuadra llamado Diego, no era especialmente guapo, pero me gustaba, ya que desde el principio fuimos muy cómplices y estábamos siempre juntos.

      Un día me invitó a su casa a jugar en la computadora con un juego llamado “Pacman”, desde entonces nuestra amistad cambió e incluso desde ese día nos unimos mucho más y en un momento dado, se sacó la polla y empezó a masturbarse, entonces me pidió que también lo hiciera yo y ni corto ni perezoso le seguí, pues me dio mucho morbo su descaro y la forma de cómo lo pidió, estaba claro que le daba morbo ver otra polla, por eso estaba deseoso de vérmela y como siempre mis amigos quedaban encantados con mi polla, él sin pensarlo me la tocó y pude notar que le encantaba. Ese día solo nos tocamos y morboseamos* viendo como cada uno llegaba al clímax del placer, pues él ya eyaculaba y eso me encantaba.

      Pasaron los días y nuestra amistad fue muy cómplice, siempre permanecíamos juntos desde la mañana hasta la noche, tanto que él se hizo novio de una chica de otra calle y yo estaba enamorando a su amiga.

      Siempre que teníamos oportunidad y estábamos solos, ya fuera en su casa o en la mía, aprovechábamos para darle rienda suelta a nuestra complicidad, tanto que un día le pedí que me echara la leche en mi mano y con ella me masturbaba. Esa sensación fue maravillosa, hacerme aquella paja con su leche aún caliente, pude sentir su olor y me encantaba hacerlo, hasta que hubo un momento en el que él sin decir nada, me la chupó aún con su leche, seguro que esa experiencia, la recordaríamos siempre los dos. Y así fue cada vez que teníamos oportunidad, nos masturbábamos y terminábamos chupándonos las pollas.

      Un día nos fuimos todos a la piscina municipal y allí mismo me encontré a mis amigos de la cuadra, pero ya casi no les prestaba atención, pues había entrado en el círculo de “chicos malos” del barrio. He de decir que Ximena, la chica que tanto me gustaba nunca me había dado un beso y aunque yo le gustaba, no quería darme un beso, ya que tenía una pequeña verruga en mi labio y eso siempre fue el hazmerreír de mis amigos, pero nunca me importó.

      Entonces Ximena

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