Las guerras de Yugoslavia (1991-2015). Eladi Romero García
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La aplicación de la constitución fue, sin embargo, muy deficiente, debido a la extensión de la Administración serbia al resto del país, caracterizada a menudo por la brutalidad, corrupción y excesivo celo centralista de los funcionarios, mayoritariamente procedentes del antiguo reino de Serbia.
La organización del país, esbozada en la Constitución y expuesta en detalle en la ley de Administración del 18 de mayo de 1922, que dividía al reino en 33 unidades (oblasti) controladas desde la capital, fue objeto de grandes tensiones y marcó las elecciones nacionales de 1923. El Partido Campesino Croata no aceptaba la legitimidad de la Constitución, y organizó un bloque croata que no solo rechazó las propuestas de Radicales y Demócratas para formar una alianza política más amplia, sino que apeló, aunque infructuosamente, a las potencias extranjeras en 1922 para que defendiesen los derechos constitucionales croatas ante Belgrado.
En cuanto a Montenegro, su rey Nicolás I fallecería en su exilio de Antibes el 1 de marzo de 1921, a los ochenta años de edad. Su orgullo le había hecho rechazar una renta vitalicia votada por el Parlamento de Belgrado. Británicos y franceses aún mantendrían relaciones diplomáticas con la casa real montenegrina de Neuylli-sur-Seine hasta 1920. Italia, cada vez más enemiga del fortalecido reino eslavo, al final aguardaría a la muerte de Nicolás para dar por finalizada la monarquía de Montenegro. Nicolás I fue enterrado en San Remo, siendo su cadáver, el de su esposa Milena y los de dos de sus hijas, trasladados a su antiguo reino en 1989, justo cuando la Yugoslavia comunista estaba a punto de desintegrarse. El 1 de octubre de ese año, unas 200.000 personas se congregaron en las calles de Cetinje, la vieja capital montenegrina, para recibir los despojos de aquel monarca.
La integración en el reino de Yugoslavia no se hizo de forma pacífica. Los monárquicos montenegrinos, oficiales y soldados, aún lucharon contra las tropas serbias hasta 1924, destacando especialmente el capitán Krsto Todorov-Zrnov Popović, héroe de la Primera Guerra Mundial y posteriormente colaborador con los fascistas italianos hasta que fue asesinado por los comunistas en 1947. Por otro lado, Serbia trató a Montenegro como una colonia, sin promover ningún beneficio económico, lo que fomentó más las ideas nacionalistas. En materia religiosa, la Iglesia ortodoxa montenegrina volvió al redil de la autocéfala serbia.
Nikola Pašić, al frente de su Partido Radical, logró vencer en las elecciones de 1923, aunque sin lograr mayoría absoluta. En dichas elecciones quedó muy reducido el grupo parlamentario agrario serbio y desaparecieron los comunistas, muy perseguidos desde los mencionados atentados. Salieron sin embargo reforzados los partidos regionalistas. En definitiva, los grupos políticos que hacían hincapié en la necesidad de abordar problemas sociales quedaron muy debilitados.
Al no contar con mayoría, Pašić hubo de volver a formar una coalición, emprendiendo negociaciones con Radić. Al fracasar, Pašić buscaría el apoyo puntual de formaciones menores para gobernar en solitario. Se volvía así a la situación de inestabilidad anterior a las elecciones de 1923. Mientras, Radić continuaba con sus campañas contra el gobierno central, esta vez solicitando ayuda italiana durante una delicada crisis italo-yugoslava sobre el puerto de Fiume, para disgusto de los serbios, que creían que el Estado estaba arriesgándose a una confrontación con Mussolini a causa de un puerto croata. Al quedar implicado su secretario en una conspiración contra el Estado con apoyo extranjero, Radić huyó del país empleando pasaporte falso en julio de 1923.
En 1923 y 1924, el miembro del Partido Demócrata Ljubomir Davidović, tratando de sustituir a Pašić al frente del gobierno, solicitó el fin del boicot del Parlamento a Radić, que decidió por fin enviar a los diputados croatas a la cámara para facilitar la caída de su antiguo rival Pašić. Pronto, sin embargo, sus críticas al rey, la familia real y el ejército hicieron que cayese el gabinete de Davidović por la dimisión del ministro de Defensa, que no las toleraba. Incapaz de encontrar al tradicional militar para la cartera de Defensa, Davidović hubo de dimitir, dando paso nuevamente a otro gabinete de Pašić. Radić fue arrestado por la misma legislación que había permitido la prohibición del partido comunista.
En las elecciones de febrero de 1925, el apoyo a Radić menguó, y el rey logró convencerlo para participar en el gobierno, ocupando la cartera de Educación en noviembre. Este cambio no mejoró, sin embargo, las relaciones entre Radić y los partidos serbios, aunque sí entre las del político croata con el monarca.
Hartos de las críticas al gabinete y de sus excentricidades, los socios de coalición de Radić le expulsaron del gobierno en abril de 1926, momento en el que también Pašić dimitió como gesto de apoyo a su hijo, acusado de corrupción, aunque con la intención de regresar pronto al gobierno. La muerte le sorprendería durante este proceso (10 de diciembre de 1926). El nuevo primer ministro sería Nikola Uzunović, del mismo Partido Radical Serbio, quien formó gobierno en febrero de 1927.
En abril, tras doce crisis de gobierno y cuatro cambios de gabinete, Uzunović cedió la presidencia del consejo al principal dirigente Radical, Velimir Vukićević, que gobernó aliado con el disidente Demócrata Vojislav Marinković y la JMO de Mehmed Spaho. Recibió también el apoyo del monarca, que libró al gobierno de someterse al Parlamento durante la primavera y el verano y le permitió amañar a su favor las elecciones de septiembre de 1927. En estos comicios, Vukićević logró mantenerse al frente de los Radicales aunque perdiendo apoyos a costa de los Demócrata. Radić perdió un tercio de sus votos aunque no tanta proporción de escaños gracias a la ley electoral que favorecía a las minorías. Las fuerzas regionales mantuvieron sus posiciones. Vukićević creó entonces una amplia pero inestable coalición de Populistas eslovenos, Radicales, Demócratas, JMO y Partido Alemán. Tras las elecciones de 1927, el antiguo centralista a ultranza serbio (aunque nacido en Croacia) Svetozar Pribićević se alió con Radić en su oposición al gobierno.
Este acuerdo entre opositores provocó que el Parlamento entrara en una fase de creciente estancamiento y tensión entre los adversarios políticos. En general, los antiguos súbditos austro-húngaros se oponían cada vez con más vehemencia a la camarilla que controlaba el gobierno central y con él, la administración y las finanzas del Estado. La oposición resultó durísima, sobre todo la de Radić, y el gobierno, al negarse en redondo a cualquier concesión, agravó aún más la crisis política.
De hecho, a comienzos de 1928 la coalición de gobierno entró en crisis por disputas entre los partidos serbios. El rey trató entonces de ganar el apoyo de Radić, aunque sin lograrlo. Radić sugirió por primera vez en febrero la conveniencia de formar un gobierno con un militar al frente. Vukićević siguió no obstante al frente del ejecutivo, pero la alianza de Radić y Pribićević convirtieron el Parlamento en un caos. Las duras acusaciones contra los políticos serbios del antiguo reino, la postura de la oposición que impedía la mejora de relaciones con Italia y el comienzo de la crisis agraria agravaron la situación política.
El 20 de junio de 1928, la tensión política y el estancamiento del Parlamento llegó a su culminación con el asesinato de Radić, su colega de partido Pavle y un tercer parlamentario croatas a manos de un diputado fanático montenegrino, Puniša Račić. El asesino, enfurecido por las tácticas dilatorias y obstruccionistas de Radić y los suyos en la cámara, disparó contra estos, matando a los tres citados e hiriendo a otros dos. Radić fue trasladado a Zagreb, donde falleció dos meses después (8 de agosto de 1928). Tras estas muertes, los diputados opositores se retiraron del Parlamento, al que negaron validez, exigiendo la abolición de la Constitución y la convocatoria de una nueva asamblea constituyente, a la vez que mantenían un programa errático y contradictorio. La postura del gobierno fue completamente negativa y de cerrazón, negándose a hacer concesión alguna a la oposición o siquiera investigar el crimen. Solo el monarca, consciente de la gravedad de los hechos, acudió a visitar al moribundo Radić y trató de apaciguar los ánimos. El gobierno cayó en junio,