Interacción tras el volante de los conductores de taxi en Bogotá:. Lorena Galeano

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Interacción tras el volante de los conductores de taxi en Bogotá: - Lorena Galeano Ciencias Humanas

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es así porque los individuos, sean pasajeros o conductores, son capaces de leer los gestos del otro. De esta manera, cada una de las partes entra en un proceso de interpretación, en el cual se interactúa con el self 6 (la capacidad de verse a sí mismo como un objeto social) para saber cómo actuar frente al otro.

      Fotografía 1. Levantar el brazo como forma de solicitar el servicio

      Fuente: Fotografía de Lorena Galeano, 27 de noviembre de 2014.

      Así, cuando un individuo reconoce visualmente a un taxi disponible —sin pasajero a bordo— y necesita ser transportado, extiende el brazo y la mano para mostrarle al conductor que desea adquirir el servicio. Extender el brazo es un gesto que indica la acción que el individuo está planeando hacer: movilizarse usando un taxi; pero también de cómo espera que el conductor responda: que se detenga y lo transporte a su lugar de destino. Es así como entre ambos agentes se construye una interacción simbólica, ya que el gesto de extender el brazo tiene el mismo significado para los dos sujetos inmersos en la comunicación gestual (Blumer, 1969).

      Para esta acción de levantar el brazo se generan dos posibles reacciones por parte de los conductores hacia los solicitantes del servicio de taxi: prestar el servicio o no hacerlo. En caso de decidirse por la primera opción, el conductor detiene el taxi, presta el servicio y, de esta manera, se crea una interacción a través de símbolos verbales con el solicitante: preguntar al cliente por el lugar de destino. El detenerse e intercambiar símbolos verbales es un gesto (en términos de Mead), en tanto que se enmarca en una acción más prolongada: la de darle el significado de cliente y acceder a transportarlo o no.

      Según la respuesta que dé el solicitante, el conductor guiará sus conductas teniendo en cuenta su mapa de acciones para decidir qué tan conveniente es transportar al solicitante a su destino. Por ejemplo, los conductores deciden si transportan o no al solicitante en función de los significados que ellos tienen sobre el destino al que este se dirige. Lo anterior muestra que detener el taxi no significa en todas las ocasiones que el conductor le haya dado el significado de pasajero al solicitante.

      Por otro lado, en algunas ocasiones, los conductores le expresan al solicitante —por medio de diversos gestos como movimientos de manos, movimientos de cabeza, palabras o simplemente seguir conduciendo— que no le ofrecerán su servicio. En consecuencia, si el conductor no les da el significado de clientes a los individuos que solicitan el servicio, la interacción termina allí.

      Marco, de 47 años, solo trabaja durante el día porque considera que la noche es insegura. A este respecto, el conductor comentó lo siguiente: “Uno va haciendo un perfil [del pasajero] y en la noche no puede ver el perfil; veo uno de lejos y, cuando lo recojo, es otro” (Marco, conductor de taxi, La Castellana, 28 de febrero de 2017, 8:00 p. m.). Además, trabaja por medio de aplicaciones, dado que puede tener el nombre del cliente y saber dónde lo recogió. En caso de que el cliente no le pague, el conductor reporta a la aplicación el inconveniente y esta le paga el trayecto.

      En los casos anteriores se evidenció que ninguno de los dos conductores considera a los individuos que solicitan el servicio en la calle como clientes potenciales; al no tener información sobre ellos, como la que ofrecen las aplicaciones, no interpretan al solicitante como pasa­jero. Por esta razón, cuando las personas solicitan el servicio por medio de las aplicaciones, la percepción del conductor con respecto al solicitante es favorable. En el caso de Marco, por ejemplo, él ha construido un perfil con ciertas características para determinar si construye la acción de transportar o no a quienes solicitan su servicio.

      La construcción de los perfiles que los conductores de taxi hacen sobre los posibles clientes está influenciada por los significados que han construido sobre la vestimenta de los solicitantes del servicio, la zona en la que estos se encuentran al momento de hacer el gesto de extender el brazo, los acompañantes y la zona a la que se dirigen, entre otros factores.

      Otra forma de ofrecer el servicio es por zonas de preferencia de los conductores. Tal es el servicio que presta Irma, una mujer de aproximadamente 60 años que trabajó conduciendo taxi durante 10, hasta 2015, con la empresa Taxi Aeropuerto. El lugar desde el que trabajaba Irma era el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá. Una vez que Irma dejaba a los pasajeros —que habían pedido el servicio en el aeropuerto—, les prestaba su servicio a las personas que se dirigían a lugares cercanos a su zona de trabajo o de camino hacia este.

      Así pues, los servicios que Irma hacía fuera de su punto de trabajo se limitaban a los sitios que quedaran por la ruta de vuelta al aeropuerto y, por tanto, si un individuo solicitaba dirigirse a un destino fuera de ese perímetro, no era interpretado por Irma como pasajero. En este sentido, en su proceso de interpretación, además de definir el significado de quiénes eran sus clientes, Irma determinó a quiénes les iba a prestar el servicio: solo a aquellos que estuvieran cerca de su zona de trabajo.

      Tal y como se ha mostrado en los ejemplos anteriores, el lugar de destino de cada servicio es relevante para los conductores porque cada uno ha construido significados de las zonas de la ciudad, a través de las interacciones que tiene con sus compañeros conductores, con el tiempo y con el espacio, como se describirá en uno de los siguientes apartados. Cuando la zona de destino es mencionada por el solicitante del servicio, por medio de la aplicación o verbalmente, el conductor de taxi interactúa consigo mismo para definir lo que quiere, cómo lo quiere y cómo lo va a hacer; asimismo, determina el significado que tiene el objeto al que se enfrenta: la zona destino del solicitante. De esta manera, el que presta el servicio puede guiar su acción basado en el significado que ha creado sobre el lugar al que se le ha pedido ir.

      Entonces, aunque los conductores interpretan el gesto de extender el brazo por parte de cualquier individuo como solicitud del servicio, esto no les da el significado automático de pasajeros a quienes lo solicitan. Es más, los conductores interpretan el perfil de los solicitantes, preguntando cuál es el destino al que se dirigen, incluso antes de darle el significado de pasajero y construir las acciones guiadas por este significado —como detener el taxi o recoger y llevar al individuo al lugar de destino—.

      Lo que se ha dicho hasta ahora muestra que los conductores le dan el estatus de pasajero al solicitante del servicio de taxi dependiendo de sus deseos, metas, objetivos y acciones. Entonces, mientras algunos tienen en cuenta el destino, otros se fijan en el perfil, y otros más, en la forma en que se solicita el servicio. Es decir, para los que conducen taxi no hay una tipificación de quién es pasajero y quién no, sino que cada uno construye significados de su perfil de pasajeros.

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