Interacción tras el volante de los conductores de taxi en Bogotá:. Lorena Galeano

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Interacción tras el volante de los conductores de taxi en Bogotá: - Lorena Galeano Ciencias Humanas

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se esclarecen dos de las características principales que De la Garza (2013) explicó acerca del trabajo no clásico. La primera consiste en que el trabajo de conductor de taxi implica una producción simbólica, la cual se genera por medio de la interacción. En palabras De la Garza: “El componente simbólico del producto […] puede predominar sobre las objetivaciones físicas de los productos. Los productos simbólicos pueden ser objetivados o subjetivados. Pero en ambos casos el núcleo de la actividad de trabajar se realiza en la conciencia del trabajador y no manualmente” (p. 30). En la segunda, el cliente aparece como un actor que participa en la producción; esto lo hace por medio de un canal de comunicación entre consumidor y productor: el que Lazzarato (2001) identifica como eje de los trabajos inmateriales.

      Finalmente, analizaremos el momento que cierra la interacción simbólica que se da entre pasajero y conductor, la cual está marcada por dos acciones: el pago por el servicio prestado y la despedida. El primero se fija a partir de la cantidad de unidades marcadas por el taxímetro durante el tiempo del recorrido. Según los datos recolectados, los usuarios suelen preguntar por el valor a pagar antes de que el conductor lo mencione. Así, encontramos que pagar por el servicio prestado es también una interacción que tiene el conductor de taxi con su clientela, tal como lo establece Davis (1959) en su texto The Cabdriver and His Fare: Facets of a Fleeting Relationship.

      Cuando el conductor recibe el dinero por el servicio, este pago se vuelve una acción que comparte un mismo significado tanto para el pasajero como para el conductor: la retribución por el servicio que se prestó. Es decir, el pago porta el significado de que el usuario —ante la acción de ser transportado a su lugar de destino— retribuirá al conductor por medio de dinero. Si bien la acción de pagar posee un significado común entre pasajero y conductor, hay ocasiones en que no se realiza el pago, según comentaron algunos conductores de taxi.

      Ese fue el caso de José, hombre de 52 años y conductor de taxi por más de 10 —es propietario de un taxi vinculado a la empresa Taxis Verdes S. A. S.—. Él relató que, en algunos trayectos, no recibió el pago por prestar el servicio de taxi. Nos contó que cuando inició en este oficio, “muchos pasajeros se subían y, cuando llegaba al destino, me decían: ‘señor, me robaron la billetera’. O, una señora se bajó en un semáforo sin pagar, y pues ¿yo qué hago? no me voy a bajar a pelearles, pegarles o perseguirlas” (José, conductor de taxi, 2 de marzo de 2016, 11:00 a. m., empresa Taxis Verdes S. A. S.). No recibir el pago por el servicio prestado es una de las situaciones con la que los conductores deben lidiar en su labor.

      En algunos de los recorridos que presenciamos, los pasajeros se despidieron y agradecieron, mientras que, en otros, solo se despidieron sin dar las gracias, pero mostraron una buena actitud hacia el servicio. Estas acciones están influenciadas por los significados que el pasajero definió sobre el servicio de taxi que el conductor le prestó.

      El pago y el recorrido son relaciones sociales que un conductor de taxi tiene con su clientela (Davis, 1959; p. 158). Por eso, el conductor se dirige al pasajero como su cliente; y busca, además, ofrecerle un servicio que sea interpretado de manera positiva. De ahí que el canal comunicativo que establecen en el recorrido sea importante, ya que el conductor lee e interpreta los significados de lo que el pasajero desea, por medio de las interacciones, y frente a eso construye acciones. Esta satisfacción del cliente se ve reflejada en una propina, es decir, un dinero extra al estipulado por las unidades del taxímetro. La propina tiene un papel relevante en la labor de un conductor de taxi, pues es otra fuente de ingresos para el conductor. Esto se debe a que, en Bogotá, los conductores de taxi, en su mayoría, alquilan el vehículo.

      Fotografía 5. El taxímetro es el que da a conocer el precio de la carrera

      Fuente: Fotografía de Lorena Galeano, 27 de noviembre de 2014.

      Según Rodríguez y Acevedo (2011), el 84 % de los conductores que trabajan en el turno de noche en la ciudad deben pagar por el alquiler el taxi. Esto indica que el dinero ganado por el préstamo del servicio es compartido con el propietario del vehículo. No obstante, la propina es un ingreso económico adicional que, al no estar prevista dentro del producido que se debe entregar al propietario del taxi, queda como ganancia para los conductores (Davis; 1959). Por consiguiente, el significado que tiene dar una propina dentro de la relación conductor-pasajero es el aprecio por el servicio brindado.

      6 El self es el producto del proceso social que permite pensarse a sí mismo tanto sujeto como objeto. El mecanismo general del self es la capacidad de las personas de ponerse en el lugar de otros y verse a sí mismas como las ven otros.

      7 Traducción propia.

      8 Los nombres de los conductores y demás agentes sociales que hacen parte del ámbito del trabajo que se presentarán a lo largo de este libro han sido cambiados por seudónimos con el fin de guardar su anonimato.

      9 El taxímetro cuenta una unidad cada metro, si el auto está moviéndose; y una unidad cada 30 segundos, si el auto se detiene

      10 Término que se usa para definir el servicio de taxi en Bogotá.

      11 Servicio que realiza el conductor fuera de la ciudad. Es necesaria la planilla para dicho recorrido.

      12 Esta versión está basada en la traducción de Juan Zorrilla, publicada en Antología de Sociología Urbana, compilación de Mario Bossols, Roberto Donoso, Alejandra Massolo y Alejandro Méndez (UNAM, 1988) y en la versión publicada en la Revista Discusión, 2 (1977), Barral.

      13 “Los enunciados fácticos son un ejemplo de un comportamiento lingüístico institucionalizado cuyo proceso de comprensión viene facilitado porque los individuos favorecen una interpretación concreta de algunas secuencias lingüísticas. Dicha institucionalización se puede dar a través de dos procesos: la estandarización y la convencionalización” (Padilla, 2003, p. 819).

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