Interacción tras el volante de los conductores de taxi en Bogotá:. Lorena Galeano
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De ahí que algunos conductores tomen por las vías que ellos mismos consideran apropiadas, sin consultar a sus pasajeros, pues prima su conocimiento sobre la ciudad y los objetivos y metas que estos evalúan, los cuales son relevantes en la situación a la que son llamados a actuar, como ahorrar tiempo o ganar más dinero. Cuando esto sucede, se construye un significado negativo del servicio de taxi. Esta percepción sobre el servicio es relevante en tanto que es un trabajo cuya producción se basa en la interpretación que le da el pasajero a la atención que recibe.
Sin embargo, Nora —de 36 años— así como otras conductoras, guía sus acciones por el significado que tienen los pasajeros para ella: ser fuente de su trabajo. Por eso accede a darles la responsabilidad de determinar la vía por la cual quieren llegar al destino. Así pues, por medio de esta acción, construye un canal comunicativo para involucrar al cliente en el proceso del servicio que está consumiendo, y que es central en los trabajos de producción inmaterial (Lazzarato, 2001). Nora, que arrienda el taxi en turno largo y que visita la terminal de transporte de Bogotá frecuentemente, expresó lo siguiente:
El usuario es la herramienta principal de mi trabajo, es el que me da de comer, por eso hay que respetarlo. Si quiere que le baje a la música, le bajó; porque hay conductores que tienen música a todo volumen y no les interesa lo que piense el usuario. Hay conductores de paso, que no tratan bien al cliente [hace referencia a conductores que solo están en el oficio mientras consiguen algo más estable]. En mi caso, es de tratar bien al cliente. Yo respeto mucho al cliente. (Nora, conductora de taxi, la terminal, 16 de abril de 2016, 10:10 p. m.)
Asimismo, los conductores han construido otros significados alternos de sus pasajeros como el de ser generadores de estrés. Para ilustrar, mencionamos las palabras del conductor Ricardo, quien lleva en este oficio doce años (empezó a los 17). Él nos comentó lo que le genera estrés en su trabajo: “La conducción de los otros carros, los trancones, las malas vías, las vías reducidas y el estrés que puede producirse por clientes que se suben a discutir” (Ricardo, conductor de taxi, calle 42, 19 de febrero de 2016, 3:00 p. m.). De manera que los pasajeros además de significar la fuente del trabajo, tienen significados alternos que se generan a medida que se construyen interacciones en el contexto de la movilidad caótica; que el cliente se queje del tráfico, del precio a pagar o de la ruta tomada, por ejemplo.
En síntesis, el tipo de significados que se construya —negativos o positivos— en las interacciones entre conductores y pasajeros, durante el desarrollo del trayecto, son las que crean la producción inmaterial característica de los trabajos no clásicos. Eso se debe a que la principal fuerza de producción es el carácter de relación social, la forma en que un sujeto se relaciona con otros (Negri et al., 2008).
Sin embargo, no se puede establecer un patrón de acciones para determinar la forma en que los conductores se dirigen a los pasajeros, pues varían según el conductor y la situación. Solo se pueden precisar dos acciones fijas que realizan los conductores de taxi: recoger al pasajero y llevarlo al lugar de destino. Las demás acciones que construyan los conductores en relación con el pasajero, a lo largo del trayecto, están sujetas a como se origine la interacción entre los dos individuos, y a los significados que tanto conductor como pasajero construyan del otro.
Según Blumer (1969) esta variedad de conductas ocurre porque los individuos, quienes realizan una acción hacia un objeto guiados por el significado que tiene para ellos, no solo construyen la acción por este significado primario; durante el proceso de interpretación, hay otros objetos que los individuos notan en la situación a la que han sido llamados a actuar. Estos objetos entran a ser interpretados y valorados, como sucede con los deseos —los objetivos del individuo—. Para que lo anterior suceda, se necesita contemplar los objetivos, las acciones anticipadas de otros, la imagen de sí mismo y el posible resultado de la acción.
Un ejemplo significativo que muestra la diversidad de las formas de actuar durante el trayecto, entre conductores y clientes, es el emprendimiento de conversaciones después de haberse mencionado el lugar de destino y la ruta escogida. Esta es una acción relevante porque aparece como elemento importante en los relatos de los conductores entrevistados; se da en la gran mayoría de los trayectos. Además, esta acción fue mencionada como una característica del trabajo de conducir taxi. Las palabras de Gregorio —conductor de taxi desde hace 23 años, nacido en Huila— lo dicen explícitamente: “Lo que más me gusta del trabajo es poder hablar con personas diferentes todos los días […] A veces, las personas solo necesitan ser escuchadas […] o un consejo, por eso se desahogan con uno” (Gregorio, conductor de taxi, 6 de octubre de 2015, 11:00 a. m., barrio Lagos de Córdoba).
De igual manera, el conductor Ricardo nos comentó que “lo bueno que tiene este trabajo es que se conoce mucha gente; el diálogo con el cliente […] los usuarios terminan contándole todo. Se desahogan con uno […], se convierte uno como en un psicólogo” (Ricardo, conductor de taxi, 19 de febrero 2016, calle 42, 5:00 p. m.). Durante el tiempo que hablamos con Ricardo, nos compartió una anécdota reciente: “La vez pasada recogí una señora que lleva 30 años siendo profesora de universidad, y ella, desde que se subió, empezó a contarme toda su vida: que se ganó una beca en la universidad y ahora, por eso, está de profesora en una universidad. Hablamos más de media hora”.
A continuación, expondremos un fragmento de la entrevista que le hicimos a Armando, conductor tolimense, que conduce taxi en Bogotá desde hace 23 años, con el fin de explicar en qué consisten las conversaciones que los conductores construyen con algunos de sus clientes.
Uno aprende acá hasta para ser psicólogo, consejero. Porque le dicen a uno: “¡ay! pero yo ¿qué hago con este problema? Mi jefe, mi patrón […] o mi novia, mi mujer […] me tiene mal”. Y vienen los pelaos, así como usted [refiriéndose a una de nosotras] y le dicen a uno que están aburridos con la vida, ¡imagínese! Están empezando la vida y ya con esas: que porque el novio las dejó, que porque no lo quiere […] que porque lo vieron con otra. ¡Hombre! para todo hay solución, pero no hay que echarle carbón al fuego, sino que hay que tratar de solucionar los problemas y uno se vuelve acá detective. ¡Mamita, este gremioooo! Si yo me pusiera a contarle todas las historias que yo he tenido en 23 años, es para que escribiera un libro. Vea todas las historias que le pasan a uno de lado a lado. (Armando, conductor de taxi, 6 de octubre de 2015, 11:00 a. m.)
Los relatos de Armando, Ricardo y Gregorio corroboran una de las características centrales en los trabajos de servicios: los consumidores del servicio son agentes activos en la producción. En términos de De la Garza (2010 y 2013) y Lazzarato (2001) la interacción del conductor con los pasajeros es la condición para generar la producción inmaterial.
A partir de lo anterior, cabe decir que la interacción verbal con los pasajeros es lo más importante de la producción inmaterial, pues estas interacciones crean significados para los pasajeros del servicio, como la interpretación a los conductores como psicólogos, y, a su vez, significados para los mismos conductores sobre la esencia de su trabajo: sentirse psicólogos al prestar su servicio. De este modo, los conductores saben qué pueden ofrecer a sus pasajeros en los trayectos, pues ellos mismos les han transmitido sus gustos y necesidades.
A lo largo del recorrido pueden surgir