Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes

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Salud del Anciano - José Fernando Gomez Montes LIBROS DE TEXTO

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en el procesamiento de la información; déficit en la recuperación de la información; alteraciones en las facultades concomitantes necesarias en el proceso de adquisición de la información, como disminución de la atención, pérdida de las tareas organizacionales (no se vuelven a utilizar mnemotecnias o ayudas de memoria), lentitud en los procesos del pensamiento, o pérdida de la imaginación visual, que se refiere a la capacidad de asociar la información con imágenes visuales. Otras hipótesis hacen referencia al aumento del tiempo necesario para responder, mayor vulnerabilidad a las interferencias por la dificultad para desechar información irrelevante o, simplemente, disminución del interés.

      La dificultad más sobresaliente en relación con la memoria es la diferenciación entre los cambios asociados al envejecimiento per se y los debidos a la demencia en sus estadios iniciales, especialmente, en enfermedad de Alzheimer. Se habla de los “olvidos benignos de la senescencia” caracterizados por una pobre o inconsistente recuperación de detalles, relativamente menores, de una experiencia en el pasado reciente, pero sin pérdida de la memoria para esa experiencia, a diferencia de los “olvidos malignos” asociados con demencia, en los cuales no se logra recordar eventos y situaciones importantes o significativos, ocasionando, por lo general, riesgos al paciente o a sus convivientes. Es diferente olvidar el nombre de la persona con quien se encuentra en la calle, que olvidar la dirección de la casa (ver capítulo 49).

      El aprendizaje está estrechamente relacionado con la memoria y con la atención. Está directamente relacionado con las condiciones emocionales del momento, el nivel cultural, el número de veces que se presente la información y, lo más importante, el grado de motivación para retenerla y la velocidad a la cual se presenta, al envejecer se dificulta por la lentificación en la etapa de adquisición y retención de la información. En suma, las dificultades en el aprendizaje, si las hay, se deben más a problemas en la atención y a factores externos.

      Si se intenta resumir los numerosos y variados datos relacionados con la capacidad de aprendizaje en el anciano se tiene que:

      • Los ancianos aprenden peor cuando el material objeto de aprendizaje carece de sentido. Si la información tiene sentido para ellos, su aprendizaje no difiere del de los jóvenes.

      • Los ancianos adolecen de cierta técnica para el aprendizaje (debilidad en la codificación), pero esta se compensa con la perseverancia.

      • En lugar de enfocarse en lo académico o en la teoría, los ancianos, generalmente, aprenden con base en competencias. Quieren aprender una destreza o adquirir conocimiento que puedan aplicar pragmáticamente en circunstancias inmediatas. Las situaciones relacionadas con su trabajo o con su vida son el marco más apropiado para el aprendizaje.

      • Todo el material que se presenta rápidamente ocasiona una mayor dificultad al anciano que al joven. Si se elimina el factor tiempo se nivelan las diferencias correspondientes a la edad.

      • La repetición tiene el mismo impacto en ancianos que en jóvenes, sin embargo, los ancianos necesitan más repeticiones para obtener el mismo nivel de aprendizaje que los jóvenes.

      • La retención del material que se debe aprender varía según el método de enseñanza: conferencia 5%, lectura 10%, audio visual 20%, demostración 30%, discusión en grupos 50%, practicar haciéndolo 75%, enseñar a otros o uso inmediato del aprendizaje 90%.

      • El “peor rendimiento” de un anciano no muestra la pérdida de capacidad de aprendizaje, es un signo de inseguridad o ansiedad, que dificulta la reproducción de lo ya aprendido.

      • Los ancianos aprenden más fácilmente si el material se presenta ordenado, es decir cuando presenta un escaso grado de complejidad.

      • El proceso de aprendizaje en los ancianos es más susceptible a perturbaciones que en los jóvenes. No son recomendables muchas pausas o muy largas cuando se trabaja con ellos.

      • El aprendizaje por partes es más favorable para los jóvenes, mientras que el aprendizaje global lo es para los viejos.

      • La experiencia previa, aprendizaje en la adultez, mejora las posibilidades de aprender en la vejez. A su vez, las personas aprenden y retienen información más fácilmente si la pueden relacionar con sus experiencias previas.

      • Los ancianos tienden a preferir la autodirección. El rol del instructor (educador) es apuntar a un proceso de preguntas, análisis y toma de decisiones en lugar de transmitir conocimientos.

      El lenguaje es una de las áreas que no se deteriora con el envejecimiento, las pruebas verbales permanecen constantes en sus puntajes y, por el contrario, mediante adecuada estimulación mental se puede obtener un aumento del léxico.

      El lenguaje requiere del desarrollo y la integridad de al menos cuatro aspectos que lo constituyen: fonología, léxico, sintaxis y semántica. Los tres primeros, además de la comprensión del discurso, se conservan con la edad, mientras que los componentes semánticos declinan con ella, específicamente, la denominación de objetos y la fluidez verbal. En los ancianos centenarios se observa una importante reducción del vocabulario y del conocimiento del significado de las palabras, lo que sugiere una pobre memoria semántica. El discurso es más largo, más elaborado, pero con menos cantidad de información. Las dos principales áreas de las habilidades verbales son la fluencia verbal (fonética y semántica) y la denominación de objetos. La fluencia verbal es la habilidad para recuperar palabras basadas en su significado o sus sonidos. La denominación de objetos describe la habilidad para identificar un objeto por su nombre y está asociada con el fenómeno de “tenerlo en la punta de la lengua”. El incremento de este fenómeno en los ancianos se debe a su mayor dificultad de recuperar las palabras apropiadas.

      La lentificación de las respuestas, la repetición inapropiada de una respuesta anterior (perseveración), la ecolalia y la utilización de palabras con un gran nivel de generalidad (cosa, persona, entre otros), no se asocian al envejecimiento y con frecuencia en los ancianos que las presentan existe un síndrome demencial en estadio moderado o avanzado (ver capítulo 49).

      Con la edad se mantiene el rendimiento en la mayor parte de las tareas viso perceptuales (reconocimiento de caras) y se deterioran las tareas viso construccionales (ensamblar un objeto de una caja o un rompecabezas) y las viso espaciales (ubicación de los objetos en relación con los otros), pero esto ocurre más tardíamente que las alteraciones de memoria y está más relacionado con la disminución de la velocidad de procesamiento. Estos cambios se ponen de manifiesto en pruebas como los dibujos de objetos incompletos, las figuras superpuestas y la reproducción de dibujos geométricos. Es claro que con la edad se mantienen el reconocimiento de caras y lugares conocidos y la identificación y reproducción de figuras geométricas simples.

      Sin embargo, algunos estudios pueden exagerar la disminución viso espacial observada al envejecer

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