Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes

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Salud del Anciano - José Fernando Gomez Montes LIBROS DE TEXTO

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      Existen tres tipos de interacciones en un individuo que toma medicamentos: con otro medicamento que se consume, interacción medicamento-medicamento; con la comida, las bebidas o suplementos que el anciano consume, interacción medicamento-nutriente, y con otra enfermedad, interacción enfermedad-medicamento.

      La primera, interacción medicamento-medicamento incluye todos los tipos de medicamentos, prescritos, auto prescritos, terapias alternativas y complementarias. El riesgo de RAM se aumenta de manera exponencial, con 5 medicamentos existen 10 posibles interacciones, pero se aumenta a 105 cuando se usan 15 medicamentos.

      La interacción medicamento-nutriente incluye los compuestos herbales y las vitaminas que interactúan con enzimas que metabolizan medicamentos, la más conocida es la interacción de la hierba de San Juan, que se utiliza para la depresión, que puede provocar severos efectos anticolinérgicos.

      La última, interacción enfermedad-medicamento, ocurre cuando una enfermedad se empeora debido a un medicamento prescrito para otra condición. Esta situación sucede con frecuencia en ancianos hospitalizados, la retención urinaria por dar furosemida a un anciano con falla cardiaca e hipertrofia prostática benigna es un ejemplo clásico de esta interacción.

      La no adherencia al tratamiento representa la ausencia de seguimiento de la prescripción, causada por múltiples factores que se deben evaluar cuidadosamente y se muestran en la tabla 12.2. Sin embargo, el concepto de “no adherencia inteligente” hace referencia a la actitud de los ancianos que, especialmente después de una hospitalización, de manera paulatina van suspendiendo medicamentos, ante la presencia de interacciones medicamentosas o RAM.

      La polifarmacia se ha asociado con el deterioro funcional en los ancianos. El aumento en el uso de medicamentos se relaciona con una disminución en la capacidad de realizar actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) y con disminución del funcionamiento físico. Se sabe, además, que la polifarmacia excesiva (>10 medicamentos) va de la mano con deterioro de las AVD.

      El deterioro cognoscitivo, tanto el asociado con demencia como el relacionado con delirium se ha vinculado con polifarmacia. Se conoce el papel de la polifarmacia en el desarrollo de delirium y el consumo de cuatro o más medicamentos aumentan el riesgo de caer, al igual que las caídas recurrentes. Los medicamentos psicotrópicos y cardiovasculares son los más frecuentemente implicados. La polifarmacia lleva al anciano a un mayor riesgo de desnutrición, especialmente, a través de un efecto directo de disminución de la ingesta. Se ha observado que el 50% de aquellos que tienen polifarmacia excesiva están malnutridos o tienen riesgo de malnutrición. Finalmente, la incontinencia urinaria es otro problema asociado con el uso de múltiples medicamentos.

      En la tabla 12.2 se presentan las principales estrategias para manejo de fármacos

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EN EL PACIENTE Tener en cuenta que el uso indebido de medicamentos autoprescritos representa siempre un riesgo.
Comprender con claridad las enfermedades que se padecen y contar con adecuada información respecto a sus síntomas y signos.
No ingerir más de los medicamentos que realmente se necesitan.
Conocer en forma detallada el tipo de medicación, dosis, cronología, ruta de administración, reacciones adversas más frecuentes y propósitos del tratamiento.
Evitar el uso de frascos con sellos de seguridad, pues son difíciles de abrir tanto para los niños como para los ancianos. Es preferible utilizar frascos de presión.
No mezclar varios medicamentos en un mismo frasco o pastillero.
Disponer en forma adecuada de los medicamentos que no se utilicen o que ya estén vencidos.
Utilizar ayudas de memoria como tomar los medicamentos con las comidas, al levantarse o al acostarse. Otras ayudas útiles son los registros de dosis diarias, calendarios de hojas diarias, paquetes de medicamentos con calendario o distribución de las dosis diarias en compartimentos (las cubetas de huevos sirven) asignando un color para cada día.
La no adherencia siempre tiene una causa que debe buscarse en el paciente, en la enfermedad o en la terapia prescrita.
EN EL MÉDICO Considerar que en el anciano se duplica el riesgo de complicación con la terapia prescrita.
Tener un grupo estable de medicamentos para prescribir, cuyo conocimiento sea exhaustivo en cuanto a presentación, características del medicamento, reacciones adversas, interacciones, metabolismo, excreción, entre otros.
Establecer prioridades tratando enfermedades y no síntomas.
Prescribir los medicamentos estrictamente necesarios, muchas veces es más eficaz hablar con el paciente.
Individualizar y simplificar el esquema terapéutico tanto como sea posible.
Iniciar con dosis pequeñas y hacer ajustes según respuesta clínica.
Tener en cuenta los medicamentos con estrecho índice terapéutico como aminoglicósidos, digoxina, litio, medicamentos antiarrítmicos, teofilina y tranquilizantes mayores.
Valorar los factores de riesgo presentes en el paciente
Tener presente el deterioro cognoscitivo, la pobre visión y la presbiacusia al dar las instrucciones. Es importante hacer repetir al anciano el esquema de manejo prescrito, para cerciorarse de su comprensión.
Valorar en forma periódica el plan terapéutico, buscando suspender medicamentos innecesarios o cuya finalidad sea cuestionable y ajustar las dosis.
Motivar a la familia, amigos o vecinos para que colaboren con el tratamiento.
Conocer el proceso de desprescripción.
EN EL FARMACEUTA Utilizar frascos con rótulos escritos en forma clara y con todas las especificaciones necesarias: nombre genérico y comercial, vía de administración, dosis, frecuencia y fecha de vencimiento.
Repetir las instrucciones de prescripción.
Orientar al paciente sobre la necesidad de acudir al médico en caso de efectos colaterales.
Mantener comunicación con el médico a fin de mejorar la adherencia a la terapia.