Raros. Francisco Rodríguez Criado
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Raros - Francisco Rodríguez Criado страница 8
Aunque desconocida para la inmensa mayoría, sus logros no pasaron desapercibidos para determinados sectores. Le concedieron la Legión de Honor y la Medalla de la Resistencia y fue nombrada comandante de la Orden de las Artes y las Letras. Recibió la Medalla de la Libertad de Estados Unidos en 1948 y la Cruz Oficial de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania. Y en 1953 fue ascendida al cargo de conservadora.
Se han recuperado algunas fotografías suyas, donde se la ve rodeada de oficiales, vestida de capitana, sonriente –sí, Rose Valland sabía sonreír– y con un cigarrillo en la mano.
En 1961 publicó un libro, Le front d l´art, que fue llevado al cine en 1964 con el título El tren, con Burt Lancaster como protagonista estelar. En la película se narra el famoso rescate del tren del arte. Pero el Museo Jeu de Paume, donde pasó los mejores años de su vida, apenas sale en la película. Y ella, nuestra querida Rose, aparece también muy poco.
Murió el 18 de septiembre de 1980. Fue enterrada en una modesta tumba de su población natal, Saint-Étienne-de-Saint-Geoirs.
Una amiga suya, Magdeleine Hours, compañera del Louvre, se quejó tras la muerte de Rose de que, pese a que esta había puesto en riesgo su vida en tantas ocasiones y había salvado las obras de arte de muchos coleccionistas, “recibió un trato indiferente, cuando no hostil”.
Quiero pensar que la Historia, que a veces se permite el lujo de aparcar su indiferencia y su hostilidad, hoy le rinde un sentido y humilde homenaje a Rose Valland desde estas páginas, donde se ha ganado a pulso un hueco como rara de honor.
Nombre: Rose Valland (1898-1980)
Nacionalidad: Francesa
Categoría: Rara por doble vida
Palabras clave: The Monuments Men, obras de arte, nazis, expolio, Jacques Jaujard, James Rorimer, Bruno Lohse, Museo del Jeu de Paume, Hermann Wilhelm Göring, Adolf Hitler
Referencias de interés:
Robert M. Edsel (con Bret Witter), The Monuments Men, Destino, 2012. Traducción de David Paradela López
Monuments Men: www.monumentsmen.com Programa Educativo Mayor Robo de la Historia: www.greatesttheft.com Francisco Rodríguez Criado, The Monuments Men contra el expolio nazi, Anatomía de la Historia L’Association “La Mémoire de Rose Valland”. http://www.rosevalland.com/ El tren (John Frankenheimer, 1964). Guión: Franklin Coen y Frank Davis. Productora: Coprod. USA/Francia /Italia; United Artists. Reparto: Burt Lancaster, Paul Socofield, Jeanne Moreau, Michel Simon, Howard Vemon, Suzanne Flon, Charles Millot, Wolfgang Preiss, Albert Rémy
6 de junio, miércoles
Pastora ha dormido esta noche en casa. Sus visitas se van haciendo cada vez más habituales. Me sorprende caer en la cuenta de que poco a poco va ocupando un hueco en mi vida, y me sorprende aún más que esa circunstancia no me moleste. ¿He dicho “va ocupando”? ¿Acaso es una intrusa?, ¿acaso no soy yo quien le está haciendo ese hueco?, ¿no estoy encantado de que ella haya decidido poner un poco de orden en mi caótica existencia?
A primera hora de la mañana se viste mientras yo observo el contraluz de su estilizada silueta desde la cama. Tiene diez años menos que yo y tiene un trabajo, tiene un objetivo en la vida, y tal vez incluso quiera tenerme también a mí. Pastora está en el mundo, forma parte de la batalla, sabe lo que es un despertador y una hipoteca. Sabe lo que son las garras de la vida tratando de sacarte las entrañas. Y pese a todo sonríe.
–¿Qué miras? –pregunta divertida mientras se abrocha el sostén con gran habilidad.
–A ti.
–Eres un pervertido.
–No te quepa duda –confirmo.
Quizá por asociación de ideas, Pastora me cuenta –ya desde el baño– que ya han detenido al actor porno.
–¿Qué actor porno? –pregunto.
Pastora sale del baño, algo perpleja, cepillándose su larga y morena cabellera. La estampa merecería un retrato o un poema si yo fuera capaz de pintar o de escribir poemas.
–No irás a decirme que no te has enterado… ¿Es que no lees la prensa ni escuchas la radio?
–Me he tomado unos días de descanso. Últimamente solo escucho programas deportivos.
–Hay vida más allá de la Eurocopa. Me marcho. No quiero llegar tarde.
–¡Pero antes dime qué ha pasado!
–Busca en Internet. Te advierto de que la noticia no es nada agradable. Adiós.
Después de un frugal desayuno –un café solo y un zumo de naranja natural–, enciendo el ordenador y me conecto a Internet. No es nada difícil encontrar la noticia, que se ha expandido estos días por la Red como si de una bomba de racimo se tratase. Seguramente soy una de las pocas personas del planeta que no se ha enterado de que un desalmado, un actor porno canadiense, descuartizó a su novio días atrás y envió algunas partes del cuerpo mutilado a varios políticos.
La primera imagen que veo del asesino (un joven de ojos azules de perturbador atractivo físico, los labios pintados de rojo, la mirada arrogante) me altera el ánimo. Pocas veces una imagen –masculina y femenina a la vez– ha logrado transmitirme con tanta fidelidad el grado de descomposición moral de la persona retratada. Aunque quizá todo se deba a mi predisposición: sé de antemano que se trata de un asesino y descuartizador de cadáveres.
Dedico al menos un par de horas a ponerme al tanto del suceso, y cuanto más leo más espeluznante me resulta todo.
Como llego con cierto retraso a la noticia, dispongo ya de bastantes datos facilitados por los medios de comunicación. Esto es lo que sé hasta el momento: este raro sin escrúpulos se llama Eric Clinton Newman, aunque en 2006 adoptó el nombre de Luka Rocco Magnotta. Canadiense, actor porno, asesino: ya lo he dicho. Por motivos que no han sido desvelados –¿acaso puede haber un móvil para semejante acción?–, este individuo asesinó a su novio, un estudiante chino, y desmembró su cuerpo con un picador de hielo. Luego envió algunas partes de su cadáver a la sede de varios partidos políticos de su país.
Magnotta grabó en un vídeo el momento en el que descuartizaba a su novio –en un diario acabo de leer, al contrario de lo que se dice en otros, que la víctima no era su pareja– y luego lo publicó en Internet. Las autoridades, alertadas de estos incidentes, no tardaron en dictar una orden de caza y captura y prohibir la divulgación del vídeo, pero algunos amantes de lo morboso y de lo