Hernán Cortés. La verdadera historia. Antonio Codero

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Hernán Cortés. La verdadera historia - Antonio Codero Historia Incógnita

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lectura más objetiva de lo que en realidad pasó, sin pesos emocionales ni juicios racionales cargados de intención. Nos volvemos dioses de la nueva creación remota cuando la lejanía disuelve la primera pretensión. Sin embargo, la verdadera utilidad de la historia no es conocer lo que sucedió en el pasado, sino saber qué hacer en el presente.

      Lo apremiante es el análisis de los efectos de esa historia. Si han sido buenos, cabría preservarlos; si han resultado perjudiciales, reinterpretarlos para iniciar la corrección, extirpar prejuicios, ampliar la perspectiva. Estoy convencido de que en el futuro entenderemos más nuestro pasado.

      Esta no es una biografía del conquistador ni el relato de sus acciones; es un conato de rescate del personaje y un intento de concientización –¡qué iluso!– de las consecuencias de su olvido. También una reflexión para dejar de lado la historia y explicar al mexicano, explicarNOS. El esfuerzo se hace sin la intención de demeritar a nadie, ni persona ni grupo. Al contrario, al posicionarlo nuevamente, quiero ayudar a complementar la imagen que el pueblo mexicano tiene de sí mismo.

      Por eso, mientras no se encuentre el equilibrio, hablar de Hernán Cortés será tomar partido: los imparciales se quedarán truncos, nos privarán de su opinión personal, del riesgo de confrontar. No pretendo, por otro lado, exponer una visión apologética del personaje, pero sí compensatoria ante la falta de ánimo reivindicatorio para ayudar a colocarlo donde le corresponde, no más, pero tampoco menos.

      Capítulo I

       Cortés y México

      Cortés es, ante todo, México. Sin embargo, el estudio de su vida colma de escenas de todo el mundo: de España, de Extremadura, donde nace y se cría el ambicioso soñador; de Salamanca, donde absorbe el joven sus primeros conocimientos legales y cobra conciencia de la universalidad del ser humano. Ya en América, en Santo Domingo, se estrena como soldado y comerciante, descubre sus dotes de organizador y funge como escribano. En Cuba, se forma como político dentro de la alcaldía de Santiago, emprende negocios agrícolas, de ganado vacuno y caballar, explota la minería, se convierte en naviero, es mercader de altos vuelos. Ahí amasa una considerable fortuna que compromete en su totalidad en la aventura mexicana que patrocina como principal empresario y comanda de capitán. Es respetado y sabe mandar, ¿a quién mejor encomendar una expedición?

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      La empresa de la conquista de México se gesta en Cuba, donde Hernán Cortés destaca como político en la alcaldía de Santiago. También fue empresario agrícola, minero, comerciante, ganadero y naviero. Ahí amasa una considerable fortuna, que compromete en su totalidad en la aventura mexicana (este mapa reproduce el error inicial de los primeros cartógrafos que ubicaban La Habana al sur, cuando en realidad está al norte frente a la Florida).

      Llega de las Antillas a México por el Caribe, el cual domina, recorre las costas de Yucatán y Cabo Catoche, desembarca en el Cozumel de la diosa Ixchel y sigue por la Isla de las Mujeres. Son los contactos que originan su odisea mexicana. Curiosamente estas playas, bañadas por el mar azul que toca, son la porción del país que más tarda en desarrollarse cuatro siglos después. Quintana Roo fue el último territorio en convertirse en entidad federal.

      Cortés remonta a Tabasco, donde se dan las primeras escaramuzas: el militar prueba sus fuerzas con prudencia. Ahí conoce a Malintzin, la famosa Malinche, importantísimo puente lingüístico e intuitivo asesor femenino en la estrategia general de la Conquista. Destaca Veracruz, donde funda el primer ayuntamiento de la América continental, con lo que reviste de legalidad sus acciones (había que desmarcarse de la autoridad cubana, dependiente de la de Santo Domingo, que lo envía). Continúa por la ruta de Cempoala, Tlaxcala y Cholula hasta el Valle de México, enmarcado por su cordillera. Ahí se imponen los volcanes guardianes y utiliza el paso que lleva su nombre.

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      La ruta de Cortés: el futuro conquistador llega de las Antillas, desembarca en Cozumel y recorre la costa hasta entrar al Golfo de México. Después, baja a Centla, Tabasco, donde libra la primera batalla, y llega al actual Veracruz, donde funda el primer ayuntamiento. Cempoala, Tlaxcala y Cholula son las ciudades más importantes que domina antes de llegar a México-Tenochtitlán.

      Se enseñorea en los pueblos del hoy Estado de Morelos, donde desarrolla diversas actividades agrícolas y ganaderas, dejando edificios de toda índole. Adopta Oaxaca para nombrar su marquesado debido a su importancia comercial, minera y cultural. Las costas del Pacífico las explora exhaustivamente con barcos armados en sus propios astilleros de los puertos que construye, y donde organiza los primeros viajes de comercio marítimo al otro gran imperio de América, Perú, abriendo brecha a una de las rutas comerciales más importantes de la navegación mundial, que coronaría después la Nao de la China con toda su derrama económica y cultural.

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      Llegada de Cortés a Veracruz y la recepción de los embajadores de Moctezuma, anónimo.

      Por paisajes tan distintos como los desiertos de California se aparece también el fantasma de Cortés, y no de manera fortuita sino contundente: cuatro expediciones organiza, financia y encomienda. La tercera la dirige hasta fundar La Paz. En otra marcha, uno de sus capitanes sube al norte hasta un imponente y revoltoso río al que nombra Colorado. En todas las travesías pierde recursos, hombres y fortuna. Imaginemos el carácter del hombre que no desfallece ante los elementos y fracasos, sino, al revés, utiliza estos como basamento de sus siguientes acciones. Cuánto les deben hoy los ricos californianos de la alta y baja California a los primeros exploradores de su tierra bronca.

      La expedición a las Hibueras (Honduras), en 1524, es una proeza comparable solo con la de Magallanes: el contingente atraviesa una de las selvas más densas del mundo, con sus fieras, serpientes, ríos

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