Proceso de industrialización en Colombia. Carlos Alberto Restrepo Rivillas
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La varianza de los multiplicadores se explica principalmente por la variación de los coeficientes técnicos en dos hechos: el primero, un cambio de metodología de construcción de la matriz insumo producto y un segundo, la década de los noventa fue un proceso de transición de la economía, producto a su vez de la apertura económica la consecuente modernización de la industria y la llegada de la revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
El cambio de metodología no solo hace aparecer nuevos sectores, también divide sectores de forma desagregada, lo cual afecta la relevancia de los coeficientes técnicos. Para ilustración, un buen ejemplo es el del sector textil, tejidos y cueros, que se subdivide en tres sectores distintos: hilado e hilos, artículos textiles, y tejidos de puntos y prendas de vestir. Este proceso afecta el multiplicador de estos sectores ya que es un proceso de desagregación que se realizó principalmente en la industria y servicios; pero también permite ver de forma más precisa las relaciones que cada actividad industrial tiene.
Este período también se ve afectado por el proceso de transición económica desde una economía cerrada a una abierta, lo que significó una abrupta irrupción de las importaciones en el mercado de bienes intermedios, presiones por competencia en un mercado que anteriormente no tenía y el rompimiento o reducción algunos encadenamientos industriales al sustituir productos nacionales por importaciones.
La apertura económica obligó a todo el aparato industrial de Colombia a modernizarse para poder competir en el mundo, no solo para no perder el mercado interno, sino para poder conquistar los mercados externos. Esta necesidad de modernización se tradujo en adquisición de maquinaria y nuevas tecnologías que, adicionada al surgimiento de la informática, transformó por completo el proceso productivo colombiano y explica la gran variación de los coeficientes técnicos en este periodo de tiempo.
La transformación del proceso productivo es un subproceso normal del gran proceso de adaptación de la economía colombiana, que se refleja en cambios en los coeficientes técnicos y a la vez en los multiplicadores, y hace la diferencia del periodo 1990-2000 frente al resto de momentos de la historia económica de Colombia.
Otro gran suceso que perturbó la economía colombiana fue la crisis de finales del siglo XX, que empieza a finales de 1997 y se prolonga hasta mediados de 1999. Esta crisis permite explicar el comportamiento del sector comercio y construcción, para los cuales la caída de sus encadenamientos, tanto por demanda como por oferta, se explica fundamentalmente por el golpe de la recesión.
Es importante notar que el sector de productos de petróleo crudo y gas, y el sector de producto de petróleo refinado, por el lado de la oferta, se imponen frente los otros sectores y logran encadenarse de forma relevante con el resto de la economía, igualmente y sobre todo por el lado de la oferta.
Por último, se resalta el rol de los sectores de papel e imprenta, y de caucho y plásticos, junto con el sector de químicos básicos, al ser los que mejor desempeño muestran, pues son los que pierden menos encadenamientos durante todo el periodo de tiempo estudiado.
Cuando analizamos la estructura de producción para 1990, esta era idéntica a las décadas anteriores; es decir, una economía dedicada principalmente a la producción de bienes finales, pero que desde 1994 empieza un proceso de transición, en el cual una cantidad mayor de sectores dedican su actividad a la producción de insumos y, en especial, de manufacturas, que se consolida en 2000, según se interpreta del análisis que propone Cherney-Watanabe.
No obstante, es importante notar que, aunque durante la década de los noventa se desarrolla un proceso de transición muy marcado, este no logra revertir la tendencia de la economía, donde la mayoría de sectores dedican su producción a ofrecer bienes finales. Esto se debe interpretar como que la producción sea consumida de forma final, que no es equivalente a afirmar que el bien en cuestión sea un bien de consumo final, porque para el sistema no hay subdivisión ni diferencia entre la exportación y el consumo de los hogares, y ambos entran en el agregado de demanda final.
TABLA 3 MULTIPLICADORES PRINCIPALES SECTORES (1990-2000)
Las celdas resaltadas denotan que en ese año el sector perdió relevancia sectorial de forma relativa frente el resto de los sectores de la economía.
Fuente: Cálculos del autor y datos del Dane Base 94.
La paradoja de la transición de los años noventa se constituye en que el número de relaciones entre sectores y los encadenamientos también crecen, pero la significancia o el peso de los relativos de estos caen. En términos prácticos, esto implica que las relaciones comerciales entre sectores crecieron, pero los volúmenes de estas interacciones decrecieron.
La figura 5 brinda una imagen comparativa necesaria entre los años 1990 y 2000. En ella se observa que para 1990, los sectores que proveían bienes de consumo intermedios y que se consideran manufacturas en el sentido propuesto por Cherney-Watanabe eran: comercio, hilados y tejidos de fibras textiles, metales comunes y productos metálicos elaborados, pasta, papel y cartón, productos de petróleo refinado y productos de horno de coque, productos químicos básicos y elaborados, y servicios de intermediación financiera y servicios conexos.
FIGURA 5 COMPOSICIÓN SECTORIAL CHERNEY-WATANABE (PERIODO II)
Exceptuando el caso del comercio previamente explicado, el sector de servicios financieros responde con respecto a sus relacionamientos en proporción a la participación y peso que su sector –financiero– tiene dentro de la economía; por tamaño, en tanto está dotado de grandes multiplicadores por los altos volúmenes de servicios que maneja para los demás sectores, pero queda claro que esto no implica en ningún momento que sea un sector industrial, aunque sí vital para él.
Para 2000, los sectores que se encontraban en este grupo eran: café sin tostar no descafeinado, productos de cuero y calzado, equipo de transporte, impresos y artículos análogos, minerales metálicos, pasta de papel, papel y cartón, productos de caucho y productos plásticos, productos lácteos, productos químicos básicos y elaborados, servicios a las empresas (excepto servicios financieros e inmobiliarios), servicios de hotelería y restaurante, servicios de transporte aéreo, tejidos de punto y prendas de vestir, y servicios de enseñanza de mercado.
El año 2000 muestra una imagen más cercana de la moderna economía colombiana y su transición después de la adaptación de la apertura y la crisis de fin de siglo, pues se está reflejando el inicio de una ponderada importancia del sector servicios dentro de la economía colombiana, importancia que sigue vigente hasta la fecha umbral de este estudio (2010).
En 2000 es cuando se observa el cambio más drástico porque los sectores de servicios, que se suelen ubicar o clasificar en bienes no manufactureros, de consumo final o intermedio dependiendo de la característica del servicio que prestan, empiezan a ser clasificados por el indicador Cherney-Watanabe como bienes manufactureros. Estos sectores se caracterizan por tener pocas interacciones con el resto de los sectores, pero la reclasificación de estos subsectores se debe al volumen mismo de su producción y a que incrementan el peso relativo de los coeficientes y son multiplicadores, especialmente por el lado de la demanda.
Se evidencia que en 2000 los sectores que se clasifican como manufactureros de bienes finales