El Corazón Del Tiempo. Amy Blankenship
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Читать онлайн книгу El Corazón Del Tiempo - Amy Blankenship страница 4
El rostro envejecido del abuelo mostraba la sonrisa más brillante de toda su vida. Kyoko iba a estar más que feliz. Ãl sabÃa que ella habÃa estado preocupada de que por faltar tanto a la escuela, ninguna academia la aceptarÃa, y ahora estarÃa asistiendo a una que habÃa superado a cualquier otra academia de la región.
Frunció el ceño de forma pensativa, era muy difÃcil entrar a esa escuela ya que sabÃa que todo el que habÃa aplicado no habÃa tenido éxito. También se rumoreaba que tenÃa muy pocos estudiante debido a que los requisitos de inscripción eran tan exigentes. ¿Cómo habÃa sido aceptada en un lugar donde ni siquiera habÃa ingresado una solicitud?
Su mente viajó al pasado dos años atrás. A Kyoko le habÃa tomado un tiempo volver al ritmo de las cosas, después de que habÃa regresado a casa tan desorientada. Todos se sintieron confundidos a su regreso, porque ella no recordaba nada del tiempo en que estuvo ausente.
La familia Hogo sabÃa a donde habÃa ido, porque ella habÃa viajado de atrás hacia adelante en el portal del tiempo muchas veces. Kyoko era la que de pronto tenÃa amnesia sobre ese tema.
Ella ni siquiera recordaba a Toya. Pero para el abuelo no habÃa problema, porque era mejor si ella se olvidaba del guardián del cruce del tiempo de todas formas. Era mejor si ella olvidaba todo lo relacionado al otro lado y el peligro que habÃa traÃdo.
Sus ojos se entristecieron por un momento. SÃ, la familia sabÃa casi todo lo que habÃa pasado, porque Kyoko viajaba entre mundos, iba y venÃa y mientras estaba en este mundo, los ponÃa al tanto de los últimos acontecimientos. Ãl también podÃa decir que ella habÃa callado mucho de lo que no querÃa que ellos supieran. Cosas que ahora nunca sabrÃan porque ella habÃa olvidado esos secretos.
Incluso después de que su hermano menor Tama le hubiera contado mucho de lo que sabÃa; ella sólo habÃa sacudido la cabeza y bajado la mirada. Ella sólo recordaba haber estado sola en el otro mundo, un mundo lleno de monstruos.
El abuelo afinó sus labios mientras reflexionaba. Ãl sabÃa que las cosas estaban bien, porque Kyoko dijo que recordaba algo acerca de que el Guardián del Corazón de Cristal entró a su cuerpo de nuevo, y luego todo terminó. Después de un par de semanas, ella se habÃa metido de lleno en sus tareas escolares y estaba obteniendo excelentes calificaciones y ahora todo eso habÃa valido la pena. El abuelo oyó que se abrÃa la puerta principal y sonrió aún más.
Besando la carta como si fuera un amuleto de la buena suerte, él vio como su nieta entraba en la cocina. A Kyoko le iba a encantar esto.
Tres semanas después...
Los ojos dorados miraban como la chica del pasado se acercaba a la academia. Ãl la habÃa encontrado y de alguna forma harÃa lo correcto esta vez. Ãl sintió que su escudo humano se resbaló por un momento mientras sus ojos ardÃan como oro lÃquido, al recordar todo lo que habÃa pasado ese fatÃdico dÃa en medio del campo de batalla.
Los rayos del sol de la mañana que entraban por la ventana albergaban una extraña sombra detrás de él como una imagen de alas. Ãl alzó sus garras y estrechó los ojos, mirando como las garras regresaban a su manto humano.
Mirando con sus ojos hechizados a la sacerdotisa, él calmó sus poderes internos. Ya era hora, y con la pureza de Kyoko, él también sintió el despertar de la maldad a su alrededor. La inconclusa batalla comenzarÃa pronto. Esta vez él no cometerÃa los mismos errores.
Kyoko miró hacia el gran edificio. Para ella se veÃa casi como un gran castillo de algún pasado desconocido. Ella sonrió para sà misma; no podÃa evitarlo, aún estaba muy feliz después de saber lo de la beca y por el hecho de que ella vivirÃa allÃ.
Se volteó para mirar a Tama. Ãl habÃa sido una gran ayuda al venir y ayudarla con sus maletas y a instalarse. Kyoko estaba contenta porque habÃa hablado con su mamá y su abuelo cuando estaba en casa y habÃa podido despedirse allá. Ahora ella se sentÃa casi mareada con esta gran libertad y respiró profundamente para saborearla.
"Kyoko, ¿te vas a quedar parada ahà todo el dÃa, o vamos a ir a buscar tu habitación?" Tama se quejó, aunque la vista también lo impresionó. Ãl miró hacia arriba con asombro al arco gigantesco que llevaba a las puertas principales.
Kyoko sostuvo el mapa en sus manos y apuntó al enorme edificio que conectaba el lado derecho de la academia. "Ese debe ser el edificio correcto". Ella se volteó y le hizo un guiño a Tama. "Gracias por ayudarme esta mañana".
Tama sonrió, sintiéndose un poco avergonzado. "De nada Kyoko, después de todo me deshago de ti por un tiempo, y eso es pago suficiente". Ãl se agachó y se fue tratando de escapar de ella mientras se morÃa de risa.
Kyoko empezó a perseguirlo pero paró a mitad de camino, sintiendo que unos ojos la miraban.
Mientras la brisa soplaba su cabello castaño alejándolo de su rostro, ella miró al edificio preguntándose qué ojos la acariciaban, pero no podÃa ver a nadie. Ella habÃa sido capaz de percibir cosas extrañas en los últimos años, y sabÃa sin duda alguna que alguien estaba ahà vigilándola. Ella casi podÃa sentir que la tocaban.
Pensó que habÃa visto movimiento en una ventana alta, pero al inspeccionarla de cerca vio que estaba vacÃa. Kyoko lanzó un suspiro al darse cuenta que esos sentimientos extraños se habÃan ido. Ella suavemente mordió su labio sopesando la decepción de irse. Rindiéndose, finalmente se encontró con Tama cuando entró a los dormitorios. Ambos se paralizaron al mirar a su alrededor.
"Ese lugar es asombroso", susurró Tama, mientras se inclinaba y añadÃa con una voz seria. "DeberÃas conservar ese mapa, conociéndote te vas a perder aquÃâ.
Kyoko parecÃa no escucharlo mientras sus ojos miraban el pasillo principal. La habitación en la que ellos se encontraban era de al menos tres pisos de alto, con escaleras que serpenteaban su camino a los otros pisos en forma de espiral. Por un lado, habÃa una librerÃa enorme, mientras que el otro lado parecÃa un área recreacional, y directamente en el medio habÃa una lámpara gigantesca colgando del techo abovedado.
"Realmente odiarÃa ver eso caer", dijo ella mientras movÃa la cabeza.
Debajo habÃa áreas para sentarse con muebles lujosos. Ya habÃa estudiantes despiertos y ocupados haciendo cosas, aunque era muy temprano en la mañana. Ella querÃa estar aquà tan temprano como fuera posible, y ya eran las 7:30 a.m. Miró rápidamente el papel, preguntándose a donde se suponÃa que debÃa ir.
Quejándose, ella miró por encima de su hombro a Tama y señaló hacia arriba por las escaleras de espiral frente a ellos. Ellos tenÃan cuatro maletas entre los dos debido a que Kyoko estaba mudándose y estaban muy pesadas.
Tama se descorazonó. "Tienes que estar bromeando". Ãl soltó la manija de la maleta más grande sabiendo que las ruedas del fondo no ayudarÃan esta vez. "Tengo sólo 12 años por favor".
Ella levantó sus hombros en señal de determinación.
Kyoko