El Corazón Del Tiempo. Amy Blankenship
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'Ella puede sentirme', pensó Kyou. Tal vez sus poderes no estaban enterrados tan profundamente como él temÃa. Ãl sabÃa incluso el segundo exacto en el que ella habÃa salido de la habitación y olió su constante esencia, saboreándola.
El recuerdo de su esencia parecÃa refrescar otros recuerdos. "Pronto sacerdotisa, descubriremos tus poderes otra vez. Puedes elegir esconderlos pero no por mucho tiempo". Ãl se apoyó contra la pared del pasillo, sus ojos dorados la seguÃan hasta que la perdÃan de vista.
*****
Kyoko se sintió más tranquila una vez que llegó a la planta baja. Ella notó que ahora estaba entre gente de su edad. Suspirando y sacudiéndose el sentimiento extraño que tuvo arriba, Kyoko se quedó ahà perdida en sus pensamientos por un momento más.
Ella no podÃa soportar cuando sus sentimientos la golpeaban de esa forma. A veces, ella deseaba no poder percibir nada. Ella lo puso en lo más lejos de su mente mientras miraba alrededor de la gran planta baja del edificio. "Necesito un interruptor de apagado y encendido para esta cosa", murmuró, todavÃa pensado acerca de la extraña vibra que habÃa tenido hace un momento.
Ella miró hacia la librerÃa, y luego rápidamente miró atrás hacia el otro lado, decidiendo que ella querÃa saber más acerca de esa área primero. Hacer ejercicio ha sido hábito de ella desde que tiene memoria, y querÃa que se mantuviera de esa manera. Por los últimos dos años, ella habÃa tomado clases de cualquier tipo de artes marciales, y le encantaba la libertad de movimiento que le daba a su cuerpo flexible.
Atravesando las habitaciones de recreación, ella notó que habÃa muchas áreas de ejercicio allÃ. En uno de los gimnasios más grandes, podÃa ver a través del vidrio. Ella no podÃa evitar detenerse a mirarlos por un momento. Dos personas parecÃan que estaban teniendo una pelea con espadas. Al oÃr el sonido de los metales chocando, alzó una ceja. Acercándose a la puerta de la habitación, se asomó para escuchar.
"No estás prestando atención Suki". El que vestÃa de negro habló con una voz masculina burlona mientras se detenÃa y palmeaba al otro en la parte baja del cuerpo.
Kyoko no podÃa ver la cara de ninguno porque vestÃan un equipo protector.
"¡Shinbe!" dijo una muy enfurecida y femenina voz. Luego sin advertencia, la persona caminó hacia adelante y le dio una palmada en la cabeza o más bien lo golpeó en la cabeza con la espada de esgrima, y luego ella sacudió el escudo de su cabeza.
Kyoko estaba sorprendida de ver una melena larga y marrón cayendo por la espalda de la chica mientras ella se dirigÃa hacia el otro hombre y lo apuntaba con fuerza en el pecho con su dedo, moviendo una ceja. "Es difÃcil pelear en serio cuando eres tan coqueto".
Shinbe se quitó su sombrero sonriendo. En señal de rendición, él puso ambas manos en el aire y retrocedió. "Disculpa Suki, pero ahà estaba⦠y tú no lo estabas protegiendo".
Sintiendo un hormigueo por toda su piel, él frunció su ceño y volvió su mirada lentamente hacia la chica que estaba de pie en la puerta, "Ahem, parece que tenemos un visitante".
Kyoko observó como la chica llamada Suki se ruborizó mirando a su oponente para después alejarse de él y caminar hacia ella con una gran sonrisa.
"Hombres", ella volteó los ojos antes de darle la mano de forma amistosa, "Hola, yo soy Suki, y esta pobre excusa de hombre es Shinbe", apuntando con el pulgar al hombre que estaba detrás de ella, aún sonriendo.
"Suki" exclamó el joven llamado Shinbe. "Me heriste hasta la médula", mientras colocaba ambas manos en su corazón.
Suki frunció su ceño, "Shinbe, si pudiera herirte tu cerebro ya gotearÃa por tus orejas de todos los golpes que te habrÃa dado".
Shinbe movió sus cejas, "Sabes que me encanta el amor severo que me brindas".
"Te mostraré amor severo aquà en un minuto pero no quiero asustar a la nueva chica" le respondió Suki.
Kyoko ya le agradaba la chica y sonriendo le tomó la mano en un fuerte saludo. "Hola, yo soy Kyoko Hogo, pero por favor dime Kyoko".
Ella miró al chico parado detrás de Suki. "Un placer conocerlos a ambos" HabÃa algo en sus ojos que llamó la atención de Kyoko. Eran sorprendentemente amatista y muy impresionantes. Su cabello le llegaba un poco más abajo de sus hombros y era muy oscuro con reflejos azules. Ãl le recordaba a un cantante de una de esas bandas de rock de los 80's.
Suki sonrió de oreja a oreja. "Hola, yo he escuchado de ti. Si, yo sabÃa que vendrÃas hoy. Iba a ir a buscarte en un rato para darte un tour". De repente ella ajustó la mirada y volteó la cabeza hacia un lado para mirar a Shinbe con una mirada gélida, "Yo no harÃa eso si fuera tú".
Kyoko inclinó la cabeza para mirar. Efectivamente la mano del chico se habÃa detenido a mitad de camino casi tocando el trasero de Suki, y estaba sonriendo con una mirada estrellada.
Shinbe suspiró y dejó caer su mano, "Un dÃa descubriré como lo sabes, incluso cuando no estás mirando".
Suki solo murmuró, "¡Solo lo sé, es todo!" Sonriéndole a Kyoko amablemente dijo, "Ven conmigo, me cambiaré muy rápido" Ella tomó a Kyoko de la mano y la llevó afuera.
Kyoko le dio una mirada a Shinbe para ver como se despedÃa. "Estos dos van a ser muy divertidos" pensó para sà misma mientras era llevada al vestidor de damas.
Suki ya podÃa decir que le agradaba Kyoko, y por alguna razón, sentÃa que ya la conocÃa. "Kyoko, cuéntame sobre ti mientras me cambio", Dijo mientras caminaba detrás de la pared divisoria.
Kyoko se sentó sintiéndose completamente cómoda con Suki. "Bueno, vengo de un pequeño pueblo del otro lado de la ciudad. Y por algún motivo, de la nada, recibà una carta diciendo que tenÃa una beca para venir aquÃ". Kyoko podÃa oÃr un "sip" de Suki, entonces ella prosiguió: "Realmente no sé cómo recibà una beca por la que ni siquiera apliqué".
Suki pudo escuchar la pregunta en ese argumento y sonrió, asomando la cabeza por la esquina. "No te preocupes por eso, viniste aquà del mismo modo que yo". Ella desapareció detrás del divisor otra vez y añadió, "Yo nunca apliqué para acá tampoco".
Kyoko frunció su ceño, "Pero ¿Por qué? Tiene que haber una razón. ¿Sabes cuál es?"
Suki salió ya vestida. Se sentó para ponerse sus tenis. "SÃ, Lo he descubierto, bueno, algo de eso sé igual. El chico que es dueño de esta escuela busca a personas con..." Suki hizo una pausa, inclinando un poco la cabeza, "habilidades únicas". Ella se encogió de hombros añadiendo, "Tal vez tengas mucho a que acostumbrarte cuando conozcas a los demás que viven aquÃ". Ella sonrió, sabiendo que tenÃa razón.
De repente, Suki se puso de pie y lanzó un zapato a la puerta del vestuario, sonriendo triunfante cuando escuchó suaves insultos en el otro lado. Recuperó el zapato y se sentó otra vez para volvérselo a poner. "Entonces, ¿Qué