El Corazón Del Tiempo. Amy Blankenship

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El Corazón Del Tiempo - Amy Blankenship

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y Shinbe se estremecieron y hasta se retrajeron en sus sillas mientras Kyoko y Toya se lanzaban dagas el uno al otro.

      Los sentidos de Toya comenzaron a percibir una onda de poder, que venía con la rabia de Kyoko y se puso tenso, al pensar que tal vez ella sí tenía un poco de poder en ese pequeño y lindo cuerpo, aunque él estaría condenado si le decía algo.

      Silenciosamente, él evaluó su apariencia. Su cabello castaño brillaba en la luz alrededor de un hermoso rostro en forma de corazón. Ella tenía ojos verdes vibrantes que lo estaban miraban con furia, los cuales calentaron su sangre levemente. A él le gustaba una mujer con agallas y ella obviamente tenía muchas, pero por alguna razón lo puso al borde. Lo que a él no le gustaba era la forma como lo miraba. Él arreglaría eso muy rápido.

      La miró con más fuerza, tratando de intimidarla. "¡Tú obtuviste una beca, verdad... y ÉL dijo ¡Tú eres una sacerdotisa!" Toya vociferó en su cara, acercándose con cada palabra hasta que estaban casi nariz con nariz. Él dobló sus brazos dentro de sus mangas sueltas y él se molestó con ella. "Apuesto a que ni siquiera sabes qué es un demonio", refunfuñó, de repente se dio cuenta que ella se ponía más bonita cada segundo y eso lo molestó.

      Kyoko se estremeció, y su temperamento se elevó. Ella sabía qué eran los demonios. Ella los había estudiado toda su vida y si su familia tenía razón, ella había hasta conocido algunos; pero ella no lo podía recordar. Aún así, a ella no le gustaba la actitud altiva y poderosa de Toya, entonces ella solo alzó una ceja como si en silencio le preguntara si quería apostar por eso.

      Parecía que Suki quisiera defender a Kyoko, "Toya, ¿No puedes ser civilizado por un maldito minuto? Ella solo ha estado aquí por un par de horas, y antes de que la ahuyentes me gustaría convencerla de que se quede". Ella se veía un poco triste de pensar en perder a Kyoko tan rápido.

      Toya levantó una ceja en señal de molestia, mirando a Suki, "Bueno, ni siquiera respondió mi pregunta. ¿Crees que ella pueda manejarlo?" mirando de nuevo a Kyoko.

      "Yo puedo manejar lo que sea que pienses arrojarme, imbécil", Kyoko lo hizo saber, sus palabras comenzaron a helarse.

      Suki y Shinbe se miraron el uno al otro. Ellos nunca habían escuchado a nadie hablarle así a Toya con excepción de ellos mismos, del dueño de la universidad y tal vez a Kotaro. Ambos sonrieron, sabiendo que ahora sí definitivamente les agradaría esa chica llamada Kyoko.

      Un mesero se presentó en la mesa con una bandeja de comida, y Kyoko cambió su atención de Toya a él. Él chico se quedó mirando a Kyoko por un tiempo un poco largo y sus sentidos empezaron a resonar diciéndole que algo pasaba. Ella alzó la mirada hacia unos ojos oscuros que no parecían encajar con el rostro juvenil del muchacho.

      Algo en él atrajo a Kyoko, aunque ella no sabía si le agradaba ese sentimiento. Él le parecía agradable pero había algo que la incomodó un poco. Ella parpadeó tratando de deshacerse del hechizo que el joven trató de imponer sin ni siquiera intentarlo. Ese estado de ánimo se interrumpió cuando escuchó un refunfuño proveniente de su lado.

      Toya sintió un frío recorriendo por toda su piel y le refunfuñó al sujeto, que parecía sacarlo de sus casillas. A medida que los ojos del muchacho se concentraban en los de Toya, parecían cambiar de un negro azabache a un azul plateado mientras se volteaba para irse de la mesa.

      Kyoko miró confundida a Suki, pero Suki solo se encogió de hombros, tomando un bocado de su comida. A su lado, Shinbe tosió en su mano, tratando de esconder su extraño sentido del humor mientras miraba al hombre cruzar rápidamente la habitación. Kyoko percibía algunas vibras extrañas de este hombre, Toya y no iba a descansar hasta que averiguara cuál era su problema. Ella se reclinó en su silla y lo evaluó por un momento.

      Su largo cabello era del más extraño color de medianoche con gruesos reflejos plateados que lo recorrían ampliamente, y sus ojos eran hermosos. Él era hermoso. "Nota mental para ti misma, golpéate más tarde por pensar eso". Sus ojos ardían en polvo dorado, sin duda alguna. Él sería lindo si no fuera por la forma como la miraba.

      Suki suspiró. Ella necesitaba hablar con Kyoko acerca de hacer enojar a Toya. Él tenía su límite y no era bueno cruzarlo. No era justo que Kyoko no tuviera idea que ella estaba haciendo enojar a un guardián.

      "He descubierto que si juegas con fuego a menudo, te quemas", Shinbe se percató del silencio en la mesa y fue recompensado con tensas miradas de todos antes de que decidieran ignorarlo.

      Toya le robó otra mirada a Kyoko. Entonces, ¿Ella es quien se suponía que él debería estar cuidando? Kyou tenía que estar bromeando. Kyou le había hablado de que ella vendría esta mañana, con una leve advertencia que debía cuidarla y asegurarse de que estuviera a salvo siempre.

      Ã‰l entrecerró los ojos preguntándose ahora acerca del muchacho que hace un momento se había acercado a su mesa. La forma en que había mirado a Kyoko lo había molestado. ¿Estaba la sacerdotisa realmente en peligro? ¿Por qué Kyou tomaría tanto interés en mantener a salvo a una simple humana? Kyou nunca trató a nadie con respecto, entonces ¿Qué hacía de este intento de mujer algo diferente?

      A veces Toya odiaba el hecho de que Kyou era su guardián designado, pero él tenía que admitir que estaba en deuda con él por aceptarlo. Él también sabía que cuando Kyou hacía algo, siempre había una buena razón para ello y eso solo lo hizo preguntarse acerca de la chica llamada Kyoko.

      Shinbe, quien notó que la tensión en la mesa se podía cortar con un cuchillo, miró a Suki con los más grandes ojos de cachorro. Sabiendo que podía hacer a Kyoko sonreír de nuevo con sus travesuras, empezó a lucirse.

      "Entonces, Suki, ¿Sí vas a ir conmigo al club esta noche? Es Sábado por la noche, y odiaría perder la oportunidad de bailar contigo por bailar con una docena de extrañas". Shinbe se mostró poco aturdido al imaginarse bailando con una multitud de mujeres solo para demostrar su punto.

      Suki le dio una mirada preguntándose si debía quitarle esa mirada estúpida de su cara con una cachetada, luego volteó hacia Kyoko. "Kyoko, necesito una chaperona", sonrió "Tú irás conmigo ¿verdad? Es muy peligroso ir sola con él", mientras miraba a Kyoko como si le suplicase.

      Las esquinas de los labios de Kyoko se doblaron al ver a Shinbe salir de su aspecto aturdido y guiñarle el ojo a ella de nuevo. "Suki, me encantaría ir con ustedes. De esa forma podemos formar equipo en caso de que Shinbe se salga de control".

      Ambas le dieron a Shinbe una mirada intensa y él gimió. Kyoko no pudo resistir reírse a carcajadas otra vez. A ella en verdad le agradaban estos dos.

      Toya miró a Kyoko con el rabillo del ojo. Maldición, Se veía bonita cuando reía así. Se quejó internamente. ¿De dónde diablos vino eso? Sé desplomó en su silla, molesto con su pensamiento. "¡Maldición!". Ahora él tendría que ir con ellos al club solo para cuidarla. Ella seguía sonriéndole a Shinbe y a Suki cuando se dio la vuelta.

      Mientras lo miraba, su pulso se aceleró un poco y su sangre subió de temperatura varios grados. Toya se dio cuenta que ella tenía

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