La Procedencia. Ruthy Garcia

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La Procedencia - Ruthy Garcia

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soy Jack Sinclair, soy un hombre decisivo, lo que hago lo hago a conciencia. Es cierto que han pasado los años, es cierto que ya no soy el mismo por fuera, pero por dentro sigo siendo yo, es por esto que la ayuda que pretendo otorgar a su madre debe ser entendida por lástima, lástima por esta señora que no tiene en quien confiar, lástima que crea en mí. A medida que profundizo y que pasan los días me digo: ¿por qué habrá confiado en mí la señora Morgan?, ¿por qué habrá hecho tal cosa?, ¿acaso Klaire no le ha contado la clase de sujeto que soy?, ¿acaso no es capaz de entender que soy la última persona en este planeta en quien debe creer?’ No debería confiar en mí, soy un monstruo, soy una persona sin escrúpulos, que no atiende a las consecuencias de sus decisiones y con muchas equivocaciones. La vida que he llevado ha sido un vacío, un negro y cruel vacío, profundo, un hoyo tenebroso, pero ya saben que me gusta ese hoyo, ese hoyo negro y profundo es mi mundo.

      Días después de la llamada.

      â€œÂ¿Con qué cara puedo estar tocando esta puerta? Bueno, ella me llamó, no creo que vaya a echarme cuando vea que he llegado”, piensa mientras llama a la puerta de la casa de la madre de Klaire.

      La señora Morgan abre, él ve cómo busca con la mirada perdida, es evidente que es ciega, sus ojos están totalmente grises, curioso, al igual que su ropa.

      â€“¿Jack?, es usted, ¿verdad? –Su voz es débil, la preocupación la invade.

      â€“Sí, soy yo.

      La mujer extiende su mano para tomar la de él, este accede, ella toma esa mano entre las suyas, suspira, pone cara de decepción, pero después de casi tres minutos con aquella mano sostenida, sonríe y le invita a pasar.

      â€“Le pido perdón si ve algo tirado por la casa, estoy sola, el servicio no regresará hasta el lunes.

      Jack se sorprende tratando de encontrar con su vista alguna cosa desarreglada, pero es todo lo contrario, la casa luce como si se hubiese acabado de limpiar. La señora Morgan camina ágilmente hasta llegar a la elegante sala donde unas maravillosas fotografías adornan las paredes, fotos de Klaire, antes y después de su sorpresiva transformación.

      â€“¿Le gustan las fotos? –Jack se sobresalta, “¿cómo sabe que las estoy mirando?”.

      â€“Sí, son… hermosas.

      â€“Seamos francos, hay fotografías horrorosas ahí –Toma asiento con la mirada perdida.

      â€“¿Lo dice en serio?

      â€“¡Siéntese!, sí, lo digo en serio, mi hija era un monstruo por fuera, pero muy dulce por dentro, hoy es todo lo contrario. Se sometió a muchas operaciones para lograr ser una persona distinta, y vaya si lo logró, me dicen los que la ven que es idéntica a la difunta Lara Nova.

      Jack permanece de pie y se acerca despacio a las fotos, se sorprende ante esas fotografías, Klaire debe pesar ahora 54 kilos, su larga melena negra hace destacar una piel blanca que es el resultado de más de trece cirugías plásticas y reconstructivas. Además, por un by pass gástrico y el tratamiento de ácido glicólico que aplicó a su piel por un largo periodo gastó los ahorros de toda su vida, todo para intentar ser por fuera a quien creyó llevar por dentro.

      El pasado acaparó su mente, recordó aquella mañana cuando junto a sus locos amigos se burlaba de Klaire.

      Un tiempo atrás

      â€“Está loca por ti, ¿viste cómo se quedó cuando la ayudaste a levantarse?

      â€“Estáis locos, la chica es solo una mariposita que no sabe volar... –Toma el pitillo de marihuana con dos dedos y fuma intensamente mientras lanza hacia arriba parte del humo.

      â€“Podrías enseñarle que tiene alas íen sus cómplices, fuman hierba en la parte trasera de la escuela).

      â€“¿Habéis visto su ropa interior rota? –Todos se ríen a carcajadas a causa de la sustancia que están fumando.

      â€“Claro, lo vieron en Marte... ja, ja, ja. –Se burlan.

      Jack regresa a la realidad tras escuchar la voz de la madre de Klaire.

      â€“¿Por qué no se sienta de una vez?

      Jack vuelve en sí y toma asiento frente a la mujer, en todo momento tiene la sensación de que le puede ver.

      â€“¿Puede ver algo, aunque solo sea un poco?

      â€“No, no puedo ver nada con los ojos, pero puedo sentir con todo mi ser, se sorprendería usted de las cosas que puedo saber.

      â€“Ah, ¿sí?, ¿como qué? –Se muestra incrédulo.

      â€“Como que la cocaína es una amiga a la cual le debe fidelidad diaria.

      Jack tose por la sorpresa. “¿Cómo sabe esta mujer que consumo esa sustancia?”.

      â€“¿Quién le ha dicho eso?

      â€“Hay cosas que se saben con solo tocar a las personas, algunos dicen que es un don, me sucede desde que perdí la visión.

      â€“¡Vaya don!

      â€“Que conste que no lo juzgo, es solo que... hubo duda en usted ante mis palabras, debo demostrarle que sé cosas, algo que no entiendo, al tocar a la gente siempre me pasa su vida por delante como una película. Cuando salgo y camino por la calle, al rozar o tocar por accidente a algunas personas, percibo cosas siniestras. Por eso casi no salgo, solo para visitar a mi doctor, por obligación.

      â€“Vamos al grano, mis adicciones no son relevantes, ahora lo que importa es cómo encontrar a su hija, vine en cuanto he podido, tengo muchas obligaciones.

      â€“Duda de este don. Lo sé, aunque debe considerar la posibilidad de una desintoxicación, eso le haría bien a su carrera, evadir exámenes de pruebas de sustancias ilegales no será suficiente, un día podrían sorprenderle, lo perdería todo, todo, incluyendo su vida, esa vida que paga sus vicios y su desordenada manera de vivir, sería triste verse obligado a empezar de nuevo, a su edad, sin familia, solo...

      Esas palabras fueron como puñaladas, pero debía ser fuerte, debía ser fuerte y admitir que tenía una buena comunicación con su madre. Aquello, aquello que hablaba, debía ser producto de las revelaciones de Klaire a su querida madre, estaba seguro de que Klaire había estado pendiente de su vida durante todo este tiempo, estaba seguro de que conocía sus círculos corruptos, tenía la certeza de que a Klaire no le era indiferente su vida desordenada.

      â€“¿Quiere que encuentre a su hija o quiere ayudarme con mis adicciones y vicios?

      La mujer suspira y se levanta, camina hacia la ventana, sus pies saben cómo llegar, conoce la casa perfectamente.

      â€“¿Y si le digo que ambas cuestiones?

      â€“No necesito ayuda.

      â€“Es

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