La Procedencia. Ruthy Garcia
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El vuelve a ponerse ante el ordenador, se sienta, pero el PC reclama una contraseña y un usuario, lo intenta con algunos.
âA ver, 1234, no, no es ese, el nombre de la madre, va, tampoco, su nombre, tampoco.
Entonces se le ocurre una idea idiota: âSolo me falta poner mi nombreâ, lo puso y se abrió, el PC se inició.
Su corazón latió muy fuerte, ella tenÃa su nombre como usuario, o le amaba mucho o le odiaba demasiado.
Es cuando ve algunos documentos, uno de ellos es un audio, pone: âDiario de Klaireâ, con nada más y nada menos que casi 1GB de datos. También está esa aplicación con montones de libros. âAhora lee a través de la computadora, cómo cambian las cosasâ, piensa. â¡Vaya! La chica tiene mucho que decirâ.
Conecta su móvil al PC y lo descarga.
Luego toma la grabadora y empieza a escuchar tranquilamente las últimas conversaciones de Klaire antes de desaparecer.
Se levanta mientras escucha, se fija en el teléfono, tiene varios mensajes, empieza a escucharlos. Algunos son de su madre, otros, de su jefe, y uno al final, ese le llamó su atención, era un mensaje de Petrushka Nova, la madre de la fallecida Lara Nova.
âDetective Morgan, soy Petruska Nova, dÃgame que todo está bajo control, por favor, dÃgame qué ha pasado, espero noticias suyas.
El mensaje era de hacÃa dos dÃas, era el último, copió el número y lo marcó, era un número con código de área ruso, no logra contactar.
En ese momento, la puerta se abre y el jefe de Klaire entra. Jack saca el USB y quita el cable de su teléfono. Por suerte, el documento ya se habÃa descargado.
âVeo que está escuchando los mensajes⦠Ah, ¡también pudo obtener la clave de acceso!
âNo es algo tan difÃcil, sus expertos pueden deshabilitar las claves en cuestión de segundos, ¿por qué no lo hicieron?
âPor respeto a su privacidad, su PC es algo muy personal, veo que conoces más de Klaire de lo que creÃa.
âTe sorprenderÃas ârespondo irónico.
âHay mensajes recientes, por lo que veo âdice mientras empieza a escuchar el de hace dos dÃas.
âSÃ, se ve que están haciendo un gran trabajo.
âDéjate de ironÃas, Jack, no puedes querer encontrar a Klaire más que yo, apareciste en su vida después de mucho tiempo, yo he estado en ella bastante más.
â¿De cuál te enamoraste, de la obesa pusilánime o del clon de la psicóloga muerta? Ambas parecen muy ardientes, ¿no crees? âSu sarcasmo era repugnante.
âNo voy a permitir que...
â¡Ya basta, calma! No vamos a pelearnos por ella, ¿eres capaz de compartir un sándwich, o depende del tamaño?
âOye, Jack, no sé qué existe entre ustedes, no me interesa, pero una cosa sà te digo, Klaire es la mujer más honesta, respetuosa y transparente que conozco, lamento que tengas una imagen equivocada de ella, quizás eres de las personas que miran a los demás a través de sus propios espejos. Lo siento, eras una mala persona antes y lamento decir que... ahora, eres un asco.
Esas palabras fueron cortantes y empezó a reflexionar, se preguntó en ese mismo instante: â¿Qué clase de monstruo soy?â.
«Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente, uno comienza a alterar los hechos, para encajarlos en las teorÃas, en lugar de encajar las teorÃas en los hechos».
Arthur Conan Doyle
CAPÃTULO III
Visitas
Es terrible tener que admitir, tras varias horas algo sobrio, que ese investigador tenÃa la razón respecto a lo mala persona que yo era.
DebÃan seguir juntos en esto, Jack sentÃa todo el peso de su culpa y necesitaba encontrar a Klaire, tal vez serÃa una forma de cambiar el pasado, y qué mejor manera que siendo duro consigo mismo.
EmprenderÃan una búsqueda que les llevarÃa al hospital psiquiátrico, asà que tomaron un avión para estar en Texas lo antes posible.
Los dos hombres hablaban poco.
Jack se puso sus audÃfonos durante el viaje para escuchar paso a paso el diario de Klaire, qué entrometido, qué sucio, escuchar la privacidad de esta mujer era lo más bajo que habÃa hecho, hasta olvidó las grabaciones de Klaire a causa de su ansiedad por conocer el pasado de esta sufrida amiga.
En el avión, Jack se sentó al lado de la ventana y mantuvo sus audÃfonos puestos para escuchar cosas que le erizaban la piel.
Primera parte del diario de Klaire
(Me siento usada)
â¡Debiste resistir, no tomar ese trago, ni fumar ese cigarro, no haber ido, idiota! ¿¡Qué hacÃas como una tonta bailando con Jack Sinclair mientras tu madre estaba en el hospital!? Es el pago de tu culpa, por ser tan torpe, por usar el vestido de graduación, por dejarte llevar por los placeres perversos de un tonto y hermoso hombre⦠¡Rayos!, ya estás llorando otra vez, ¿no lo superarás? ¡Eres un desastre, Klaire, mÃrate, mÃrate! Eres lo peor que se puede mostrar a un espejo cada mañana.
Jack recuerda esa tarde, cuando invitó a Klaire a comer un helado en el Centro Comercial, la pobre inocente lo miraba como si él fuera Dios, y él la miraba como a una presa más a quien devorar.
âNo has probado el helado, anda, cómelo.
âNo, no quiero el helado. âElla tiene el rostro enrojecido.
âPues se derretirá. Entonces, lo comeré yo.
Ãl agarró el vaso, ella también, sus manos se encontraron, el tocó sus manos mientras la miraba a los ojos. Los ojos de él desprendÃan fuego. De pronto, sintió algo extraño, ¿remordimientos?
Justo en ese momento, su compañero de viaje le habló.
âJack, Jack, estás como un zombi, parece que está buena la música.
â¿La música? Ah, sÃ, la música, es que me encanta Pet Shop Boys, siempre lo escucho, esa que dice: All day, all day⦠âtararea.
âBien, espero que esta idea tuya de venir a Texas, al hospital donde estaba Bramdtom, sea efectiva.
âLo será, es por donde debieron empezar ustedes, los expertos, pero no, ella desaparece de