Los entremeses. Miguel de Cervantes Saavedra

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Los entremeses - Miguel de Cervantes Saavedra

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      ¿Quién diablos acertará á concertar estos relojes, estando las ruedas tan desconcertadas?

      ALDONZA.

      La quinta...

      JUEZ.

      Señora, señora, si pensais decir aquí todas las cuatrocientas causas, yo no estoy para escuchallas, ni hay lugar para ello: vuestro negocio se recibe á prueba, y andad con Dios, que hay otros negocios que despachar.

      CIRUJANO.

      ¿Qué mas pruebas, sino que yo no quiero morir con ella, ni ella gusta de vivir conmigo?

      JUEZ.

      Si eso bastase para descasarse los casados, infinitísimos sacudirian de sus hombros el yugo del matrimonio.

      Entra uno vestido de Ganapan, con su caperuza cuarteada.

      GANAPAN.

      Señor juez: Ganapan soy, no lo niego; pero cristiano viejo, y hombre de bien á las derechas; y si no fuese que alguna vez me tomo del vino, ó él me toma á mí, que es lo mas cierto, ya hubiera sido prioste en la cofradía de los hermanos de la carga[12]; pero dejando esto aparte, porque hay mucho que decir en ello, quiero que sepa el señor juez, que estando una vez muy enfermo de los vaguidos de Baco, prometí de casarme con una mujer errada[13]: volví en mí, sané, y cumplí la promesa, y caséme con una mujer, que saqué de pecado: púsela á ser placera: ha salido tan soberbia, y de tan mala condicion, que nadie llega á su tabla con quien no riña, ora sobre el peso falto, ora sobre que le llegan á la fruta; y á dos por tres les da con una pesa en la cabeza, ó á donde topa, y los deshonra hasta la cuarta generacion, sin tener hora de paz con todas sus vecinas y aparceras; y yo tengo de tener todo el dia la espada mas lista que un sacabuche para defendella; y no ganamos para pagar penas de pesos no maduros, ni de condenaciones de pendencias. Querria, si vuesa merced fuese servido, ó que me apartase de ella, ó por lo menos le mudase la condicion acelerada que tiene, en otra mas reportada y mas blanda; y prométole á vuesa merced de descargalle de balde todo el carbon que comprare este verano, que puedo mucho con los hermanos mercaderes de la costilla[14].

      CIRUJANO.

      Ya conozco yo la mujer de este buen hombre; y es tan mala como mi Aldonza, que no lo puedo mas encarecer.

      JUEZ.

      Mirad, señores: aunque algunos de los que aquí estais habeis dado algunas causas, que traen aparejada sentencia de divorcio, con todo eso es menester que conste por escrito, y que lo digan testigos; y asi á todos os recibo á prueba: Pero ¿qué es esto? ¿Música y guitarras en mi audiencia? Novedad grande es ésta.

       Entran dos músicos.

      MÚSICO.

      Señor juez: aquellos dos casados tan desavenidos, que vuestra merced concertó, redujo y apaciguó el otro dia, están esperando á vuestra merced con una gran fiesta en su casa; y por nosotros le envian á suplicar sea servido de hallarse en ella, y honrallos.

      JUEZ.

      Eso haré yo de muy buena gana; y pluguiese á Dios que todos los presentes se apaciguasen como ellos.

      PROCURADOR.

      De esa manera moriríamos de hambre los escribanos y procuradores de esta audiencia: que no, no, sino todo el mundo ponga demandas de divorcios: que al cabo, al cabo, los mas se quedan como se estaban, y nosotros habemos gozado de el fruto de sus pendencias y necedades.

      MÚSICO.

      Pues en verdad que desde aquí hemos de ir regocijando la fiesta.

      (Cantan los músicos.)

      Entre casados de honor,

      Cuando hay pleito descubierto,

      Mas vale el peor concierto,

      Que no el divorcio mejor.

      Donde no ciega el engaño

      Simple, en que algunos están,

      Las riñas de por San Juan

      Son paz para todo el año.

      Resucita allí el honor,

      Y el gusto, que estaba muerto,

      Donde vale el peor concierto

      Mas que el divorcio mejor.

      Aunque la rabia de zelos

      Es tan fuerte y rigurosa,

      Si los pide una hermosa,

      No son zelos, sino cielos.

      Tiene esta opinion amor,

      Que es el sabio mas esperto,

      Que vale el peor concierto

      Mas que el divorcio mejor.

      FIN DE ESTE ENTREMES.

       DEL RUFIAN VIUDO, LLAMADO TRAMPAGOS.

       Índice

      Sale Trampagos con un capuz de luto, y con él Vademecum, su criado, con dos espadas de esgrima.

      TRAMPAGOS.

      ¿Vademecum?

      VADEMECUM.

      Señor.

      TRAMPAGOS.

      ¿Traes las morenas?

      VADEMECUM.

      Tráigolas.

      TRAMPAGOS.

      Está bien, muestra y camina,

      Y saca aquí la silla de respaldo,

      Con los otros asientos de por casa.

      VADEMECUM.

      ¿Qué asientos? ¿hay alguno por ventura?

      TRAMPAGOS.

      Saca el mortero puerco: el broquel saca,

      Y el banco de la cama.

      VADEMECUM.

      Está impedido.

      Fáltale

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