Los entremeses. Miguel de Cervantes Saavedra

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Los entremeses - Miguel de Cervantes Saavedra

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de inmortal firmeza!

      Allá lo habrá hallado.

      TRAMPAGOS.

      ¿Quién lo duda?

      Ni aun una sola lágrima vertieron

      Jamás sus ojos en las sacras pláticas,

      Cual si de esparto ó pedernal su alma

      Formada fuera.

      CHIQUIZNAQUE.

      ¡Ó hembra benemérita

      De griegas y romanas alabanzas!

      ¿De qué murió?

      TRAMPAGOS.

      ¿De qué? casi de nada:

      Los médicos dijeron que tenia

      Malos los hipocondrios, y los hígados;

      Y que con agua de taray pudiera

      Vivir, si la bebiera setenta años.

      CHIQUIZNAQUE.

      ¿No la bebió?

      TRAMPAGOS.

      Murióse.

      CHIQUIZNAQUE.

      Fue una necia:

      Bebiérala hasta el dia del juicio,

      Que hasta entonces viviera. El yerro estuvo

      En no hacerla sudar.

      TRAMPAGOS.

      Sudó[22] once veces.

      Entra Vademecum con los asientos referidos.

      CHIQUIZNAQUE.

      ¿Y aprovechóle alguna?

      TRAMPAGOS.

      Casi todas:

      Siempre quedaba como un ginjo verde,

      Sana como un peruétano, ó manzana.

      CHIQUIZNAQUE.

      Dícenme que tenia ciertas fuentes

      En las piernas y brazos.

      TRAMPAGOS.

      La sin dicha

      Era un Aranjuez[23]: pero con todo

      Hoy come en ella la que llaman tierra,

      De las mas blancas y hermosas carnes,

      Que jamás encerraron sus entrañas;

      Y si no fuera porque habrá dos años

      Que comenzó á dañársele el aliento,

      Era abrazarla, como quien abraza

      Un tiesto de albahaca ó clavellinas.

      CHIQUIZNAQUE.

      Neguijon debió ser, ó corrimiento

      El que dañó las perlas de su boca:

      Quiero decir, sus dientes y sus muelas.

      TRAMPAGOS.

      Una mañana amaneció sin ellos.

      VADEMECUM.

      Asi es verdad; mas fue de eso la causa,

      Que anocheció sin ellos: de los finos

      Cinco acerté á contarle: de los falsos

      Doce disimulaba en la covacha.

      TRAMPAGOS.

      ¿Quién te mete á tí en eso, mentecato?

      VADEMECUM.

      Acredito verdades.

      TRAMPAGOS.

      Chiquiznaque,

      Ya se me ha reducido á la memoria

      La treta de denantes: toma y vuelve

      Al ademan primero.

      VADEMECUM.

      Pongan pausa,

      Y quédese la treta en ese punto,

      Que acuden moscovitas al reclamo:

      La Repulida viene y la Pizpita,

      Y la Mostrenca y el jayan Juan Claros.

      TRAMPAGOS.

      Vengan en hora buena: vengan ellos

      En cien mil norabuenas.

      Entra la Repulida, la Pizpita, la Mostrenca, y el rufian Juan Claros.

      JUAN.

      En las mismas

      Esté mi sor Trampagos.

      REPULIDA.

      Quiera el cielo

      Mudar su escuridad en luz clarísima.

      PIZPITA.

      Desollado le viesen ya mis lumbres

      De aquel pellejo lóbrego y escuro.

      MOSTRENCA.

      ¡Jesus, y qué fantasma noturnina!

      Quítenmele delante.

      VADEMECUM.

      Melindricos.

      TRAMPAGOS.

      Fuera yo un Polifemo, un antropófago,

      Un troglodita, un bárbaro zoilo,

      Un caiman, un caribe, un come vivos,

      Si de otra suerte me adornára en tiempo

      De tamaña desgracia.

      JUAN.

      Razon tiene.

      TRAMPAGOS.

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