Entrenamiento para siempre. Jurij Alschitz

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Entrenamiento para siempre - Jurij Alschitz страница 5

Entrenamiento para siempre - Jurij Alschitz

Скачать книгу

pero mañana puede ser mi alegría. ¿Quién sabe? Hoy estoy cansado, eso quiere decir que debo comenzar la lección.

      Y nuevamente surge la pregunta: ¿comenzar con qué?

      Eso es lo que pienso antes de cada clase. Surge esta pregunta, me alegro; no surge, me preocupo. Me agrada este sentimiento de frenética inseguridad en mí mismo, en mis conocimientos. Está el riesgo de equivocarme, pero también la posibilidad de acertar. El pedagogo se siente como el actor antes de salir a escena, o como el jugador antes de tirar los dados. Lo sé porque actuaba. Es un sentimiento artístico.

      Una nueva clase. Un nuevo libro. Una nueva interpretación. Es importante saber a quién enseñas, para quién escribes, con quién actúas. He escrito muchos libros para teatro. Están publicados en muchos idiomas. Este libro que ahora surge está dirigido a actores y directores de escena, y está dedicado a los pedagogos teatrales. Nuevamente me emociono, como si lo escribiera por primera vez. Así es, se trata de un nuevo libro. Una nueva clase. Otra vez reviso el libro, lo redacto y lo completo para mis colegas: los pedagogos de las escuelas teatrales. ¡Y, sin rodeos, juego con el compañero, seguramente el más difícil y conservador de los oponentes, el maestro! ¡Qué paradoja!

      Pronto comenzará la clase. Me emociono. Sin embargo, por el momento, no siento ninguna responsabilidad importante. ¿Nunca les ha sucedido que perciben un sonido sutil, que se escucha muy cerca, y casi lo pueden tocar con la mano? Esperan el siguiente y no llega. Uno espera un largo rato. Entonces te entra la duda: ¿habrá existido este primer sonido? ¿Tal vez no hubo nada? O, por ejemplo, en un sueño: está todo claro como en una pintura. Despierta uno a las ocho de la mañana y no recuerda nada. ¿Habrá que anotarlo? Es de noche. Te levantas, corres al escritorio, tomas una hoja de papel, buscas una pluma, anotas con todo detalle, regresas, te acuestas, te duermes. Lo lees por la mañana y encuentras sólo desvarío. Te elude… Pasa lo mismo con las voces de los amigos, con los rostros de los alumnos. Con los conocimientos sobre el teatro.

       ¡Principiamos! ¡Principiamos!

      Pronto comenzará la clase. ¿Qué sabían ustedes acerca del teatro, acerca de la profesión actoral? ¿Acerca de la profesión del docente teatral? ¿Qué decían? ¿Qué interpretaban? Pregúntense: ¿Saben ustedes eso ahora? ¿Están ustedes seguros de que es esto justamente lo que quieren transmitir a sus alumnos? Si quisieran contestar con sinceridad, descubrirían que experimentan profundas dudas acerca de la mayoría de sus conocimientos.

      ¿Les ha pasado esto? Ayer… Y ésos ya no son sus conocimientos, ni sus descubrimientos, como si alguien alguna vez se los hubiera comunicado a otra persona, pero no a ustedes. Estos conocimientos ya no tienen ningún valor para ustedes; es como si fueran ajenos, no creados por ustedes. Un nuevo libro, recién editado, una clase llevada a cabo con éxito o un ejercicio que acaban de anotar, ya les parecen viejos, obsoletos. Todo lo que ayer, con tanto trabajo, sabían acerca del teatro, hoy ya no les pertenece. ¡Eso es! Ése es el camino del docente. Tienen que comenzar su conferencia, su clase, su entrenamiento, desde el inicio.

      —¿Desde dónde?

      —Desde la "página en blanco".

      CAPÍTULO CERO

       Antes de la clase

       9:30

      Cada mañana, al entrar al salón de clases, me siento extraño. Aunque no es el primer día que trabajo aquí, siento que el espacio, los muebles, los objetos no me pertenecen. No es mi salón de clases, me digo a mí mismo. En el mejor de los casos el salón no es de nadie; los actores y yo tenemos que hacerlo nuestro. Debemos sentir el espacio y domesticarlo. Hay que conectarse con su energía si queremos trabajar en él, si queremos crear algo en él. De lo contrario no resultará.

      El espacio puede estar cansado e irritado. Puede estar durmiendo cuando ustedes entran; tendrán que despertarlo. Hay que charlar con él, jugar con él, a veces dejarlo descansar y otras dejarlo a solas consigo mismo. Hay que mantener un buen contacto con el espacio del escenario o del salón de clases; este contacto debe ser, antes que nada, a nivel energético. De la misma manera en que el actor necesita el entrenamiento antes del ensayo y del espectáculo, igualmente se necesita el entrenamiento para el espacio en el que se va a trabajar. Es necesario preparar el ambiente que nutrirá con energía al actor. Hay que preparar el aire en el que volará su globo.

      Hace mucho comencé a trabajar en un ejercicio para el salón de clases, para el escenario. Descubrí algo muy interesante: hay que comenzar el ensayo con el espacio escénico, no con los actores; durante una hora, dos horas, no importa. Aquí no hay que escatimar tiempo porque si el espacio está preparado correctamente, él mismo les explicará a los actores qué y cómo interpretar. He pensado en esto desde hace mucho tiempo, pero no he escrito muchos ejercicios de este tipo. No obstante, quiero recomendarles algunos. Sin embargo, hay una condición: tiene sentido realizarlos únicamente si ustedes creen que el escenario es un ser vivo.

      EJERCICIO

      Disponerse a trabajar en un lugar ordenado. La productividad, la calidad del trabajo dependen de esto. Y también, la satisfacción. Cuando el salón de clases está bien organizado, el trabajo avanza adecuadamente.

       No hay nadie en el salón. Usted no necesita a nadie. No le hacen falta ni trapo, ni escoba, ni cepillo. Que sus manos jueguen el papel de estos objetos necesarios para la limpieza. Sin tocarlos con las manos, limpie las paredes, el piso, todo, incluyendo los rincones más alejados de su lugar de trabajo. Gaste su energía como si realmente hubiera limpiado el polvo y sacado la basura. Realice este acto con plena responsabilidad, como un rito. No se apresure en realizarlo. Siéntase como el amo, el artesano. ¿Ha visto cómo los artesanos preparan su lugar de trabajo? ¿Cómo selecciona el pintor sus pinceles y pinturas? ¿Cómo extiende las partituras y coloca su silla el pianista? No es solamente meticulosidad, sino modificación del espacio para una nueva vida. Un rito. Usted no sólo prepara el espacio, se acondiciona a sí mismo para este espacio.

      Durante mi estancia en Japón, observé cómo un actor, completamente solo, durante más de una hora lavaba el piso de su salón de ensayos, aunque ya estuviera limpio. ¿Para qué?, me pregunté sorprendido en aquel entonces.

      Actores bolivianos, susurrando, acomodaban en las esquinas del escenario hierbas aromáticas, conocidas sólo por ellos. Gente supersticiosa, me dije entonces.

      Los hindúes leían tantras antes del espectáculo. Pérdida de tiempo, pensé. Luego observé un ejercicio en México y enseguida los comprendí a todos, a los japoneses, a los bolivianos, a los hindúes, y me sorprendió la claridad del resultado que sentí en mí mismo.

      EJERCICIO

      El ejercicio

Скачать книгу