¿Qué estabas esperando?. Paul David Tripp

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¿Qué estabas esperando? - Paul David  Tripp

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para que un matrimonio crezca, cambie y sea como Dios lo ha diseñado y lo ha capacitado para ser. ¿Cuál es esta manera? La confesión y el perdón. Es solo cuando nos comprometemos a un patrón diario de confesión, unido a la voluntad de perdonar rápida y completamente, que un matrimonio puede exceder nuestras limitadas expectativas.

      Es necesario que estas dos cosas siempre estén juntas. Los patrones regulares de perdón nos dan el coraje para continuar confesando, y los patrones regulares de confesión nos permiten experimentar el gozo de la restauración que brinda el perdón. ¿Por qué eso es tan difícil para nosotros? ¿Por qué esto no es un patrón regular en cada matrimonio? ¿Cómo luce esto realmente en el acaecer de la vida diaria?

      2) Haremos del crecimiento y el cambio nuestra agenda diaria.

      Arrancaremos la mala hierba. Se pensaría que la insatisfacción es el enemigo del matrimonio, pero de hecho, lo contrario es la verdad. Como pecadores, tenemos la perversa habilidad de sentirnos demasiado fácilmente satisfechos. Solemos estar dispuestos a vivir con cosas secundarias que están trágicamente por debajo del sabio y maravilloso plan de Dios. Tendemos a conformarnos con la apatía marital en lugar de luchar por el verdadero amor. Tendemos a satisfacernos con una amargura y decepción de bajo nivel en lugar de esforzarnos por un patrón de confesión y perdón verdaderos. Nos conformaremos con una relación en la que todo es negociación de derechos en lugar de amor a la entrega y el servicio.

      ¿Cómo luce comprometerse a un cambio cotidiano? ¿Cómo identificas tú las malas hierbas del error que deben ser desarraigadas? ¿Cómo sabes con seguridad lo que debes plantar en su lugar? ¿Qué puedes hacer para convertir la insatisfacción en algo bueno, algo que más bien profundice tu amor y la calidad funcional de tu matrimonio? ¿Cómo evitas quedarte estancado en patrones que se alejan del plan de Dios y fracasan en apoyarse en los recursos de la gracia de Dios?

      3) Trabajaremos unidos para edificar un vínculo robusto de confianza.

      Confiando y encomendando, edificaremos un fundamento firme. Simplemente no podemos tener un matrimonio saludable, que honre a Dios, y sea mutuamente satisfactorio sin confianza. En un mundo caído, la confianza es la loza fina de una relación. Es hermoso cuando está allí, pero es seguramente dedicado y quebradizo. Cuando la confianza se rompe, puede ser muy duro restaurarla. Es la confianza lo que permite a un esposo y su esposa enfrentar todas las amenazas internas y externas a su unidad, amor y entendimiento. Es la confianza lo que permite a las parejas lidiar con las diferencias y el desánimo que cada matrimonio enfrenta. Es la confianza lo que permite a las parejas hablar con honestidad y esperanza acerca de las cosas más personales y difíciles.

      Hay dos lados respecto a la confianza. Primero, tienes que hacer todo lo que puedas para probar que eres confiable. Segundo, tienes que tomar la decisión de entregarte con confianza al cuidado de tu cónyuge. ¿Cómo luce cultivar un matrimonio donde la confianza prospera? ¿Cómo luce edificar la confianza cuando ha sido fragmentada? ¿Cuáles son las características de una relación donde la confianza es el adhesivo?

      4) Nos comprometeremos a cultivar una relación de amor.

      Encarnaremos el amor de Cristo. Yo me siento en el balcón de mi iglesia cada domingo en la mañana, veo hacia abajo a la multitud y me pregunto cuántas de las parejas están viviendo en matrimonios sin amor. Puede que esto te choque, pero estoy convencido que hay muchos matrimonios vacíos de un verdadero amor. Acaso hay algún respeto y aprecio, y sí, las parejas pueden haber aprendido como evitar las batallas diarias. Puede ser que disfruten hacer cosas juntos de vez en cuando, pero los sacrificios prácticos y personales que definen el amor simplemente no están allí.

      Estas parejas no responden el uno al otro con misericordia y gracia ante las debilidades y errores. No están dispuestas a sacrificar sus agendas y su comodidad por el bien del otro; no buscan maneras de ayudarse y motivarse; no se apresuran ni se ayudan el uno al otro a llevar las cargas de la vida en este mundo caído. ¿Cómo luce el verdadero amor en el matrimonio? ¿Cuáles son los sacrificios diarios que hace el amor? ¿Qué significa responder a tu cónyuge con misericordia? ¿Qué significa de manera práctica estar dispuesto a dar tu vida por la otra persona? ¿Cuáles son las características de un matrimonio amoroso?

      5) Negociaremos nuestras diferencias con aprecio y gracia.

      Celebrando al Creador, manejaremos nuestras diferencias con esperanza. Dios coloca los lirios junto a las rocas. Coloca los árboles junto a los ríos. Hace que el sol brille después de una noche oscura. Hace los músculos de un león y las delicadas alas de un colibrí. Una de las maneras en que Dios establece la belleza es poniendo cosas que son diferentes una junto a la otra. ¿No es esto exactamente lo que Dios hace en el matrimonio? El pone personas muy diferentes una al lado de la otra. Es así como Él establece la belleza de un matrimonio. La luna no sería tan impactante si estuviese suspendida en un cielo blanco; de la misma manera, la impactante belleza de un matrimonio puede verse cuando dos personas muy diferentes aprenden a celebrar y beneficiarse de sus diferencias y a proteger sus debilidades cubriéndose con las fortalezas del otro.

      6) Trabajaremos para proteger nuestro matrimonio.

      Vigilando y orando, trabajaremos para proteger nuestra relación. Pocas cosas son tan peligrosas en un matrimonio como el sentimiento de “haber arribado”. Cuando una pareja pierde un sentido sano de necesidad, los patrones de apatía y desconsideración crecen. La pareja ya no camina con el sentido de la enormidad de la tarea que ha asumido; ya no viven con la actitud compartida de su necesidad de la ayuda y la protección de Dios; dejan de estar atentos a las dificultades potenciales que pueden amenazar su unión. Su matrimonio ya no es protegido por la oración humilde.

      Cada matrimonio requiere la intervención divina y la sabiduría divina. Cada pareja será llevada más allá de los límites de su carácter. Cada pareja necesitará fuerzas más allá de las que tienen. Ningún esposo y esposa pueden hacer lo fueron diseñados a hacer en el matrimonio sin asistencia. Una de las cosas hermosas que el matrimonio se supone que haga es alejarnos de los hábitos de la auto-dependencia para llevarnos a patrones de dependencia en Dios. ¿Qué significa tener en nuestro matrimonio patrones de “velar y orar”? ¿Cómo puede una pareja medir su potencial? ¿Cómo reconocemos las señales de un inminente peligro matrimonial?

      Estos son las seis promesas de un matrimonio saludable. Con la práctica estos pueden convertirse en hábitos diarios. Ellos definen cómo admites diariamente tu necesidad y cómo haces de la continua reconciliación un estilo de vida en tu relación. Hay pocas cosas más dulces y hermosas que un matrimonio de largo tiempo en unidad, entendimiento y amor. Hay pocas comas más profundamente desalentadoras y personalmente dolorosas que un matrimonio distante, frío y conflictivo. Hay pocas cosas más tristes que las parejas que se conforman con sobrevivir, que escogen la mediocridad o están juntos pero prácticamente ya no esperan nada el uno del otro.

      UNA MEJOR MANERA

      No sucede con frecuencia, pero ésta era una de esas ocasiones. Lloré mientras escuchaba la historia. La tensión en el cuarto era increíble. Era imposible para Chad y María hablar entre ellos o uno acerca del otro sin enojo. Sentada frente al sillón de Chad, María nunca dejó de llorar. Ella estaba herida, pero llevaba en los archivos de su mente un registro detallado de las faltas que lo que hacía era profundizar su dolor. Chad era claramente un hombre que ya no aguantaba. Lo asombroso era que no había habido infidelidad, ni violencia entre ellos; tampoco había habido momentos decisivos de desavenencia. Chad y María simplemente habían cesado de trabajar en su matrimonio. Habían dejado de ponerle atención. Ya no tenían ninguno de los hábitos que este libro considerará. Este matrimonio de desaliento y desafecto se había formado a través de miles de pequeños momentos mundanos y casi imperceptibles.

      Ninguno de los dos quería seguir casado. A ambos les aterraba levantarse por la mañana y enfrentar

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