Cómo entender tu género. Alex Iantaffi

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Cómo entender tu género - Alex Iantaffi

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ejemplo, cuando hablamos de género, ¿de qué estamos hablando en realidad? Aunque abordaremos los distintos componentes del género en la subsección 1.3, queremos pararnos un momento a aclarar algunas diferencias y a destacar las relaciones que hay entre «sexo», «género» y «sexualidad».

      ¿Qué es el sexo?

      El sexo nos lo asignan, al nacer, el personal médico y nuestras familias, basándose por lo general en los genitales con los que venimos al mundo. Si alguien nace con pene, se le asigna el sexo «varón»; si nace con vagina, «mujer»; y si los genitales se consideran ambiguos, se le puede asignar la etiqueta de «hermafrodita». También te pueden considerar hermafrodita más adelante, si descubren que tu estructura cromosómica no coincide con lo que habían asumido basándose en tus genitales al nacer. La razón por la que utilizamos el término «asignar» es que el sexo es algo más que la mera apariencia genital. De hecho, el sexo es un conjunto de atributos que incluye los genitales, pero no se limita a ellos. Por ejemplo, el sexo también incluye nuestra estructura cromosómica. ¡Muy poca gente sabrá si su estructura cromosómica coincide con el sexo que le asignaron al nacer! Además, el sexo incluye otros atributos, normalmente regulados por las hormonas, llamados «características secundarias», como el crecimiento o la apariencia del pecho, el vello facial y corporal, la voz, la masa muscular y la distribución de la grasa, por nombrar solo algunos.

      Cuando hablamos de sexo, tendemos a pensar en una división biológica binaria entre varón y mujer. Sin embargo, las estructuras externas e internas de nuestros cuerpos no son inherentemente masculinas o femeninas. Por ejemplo, los penes y las vaginas no son intrínsecamente masculinos o femeninos. Como hemos mencionado en el párrafo anterior, al confundir el sexo con los genitales ignoramos una gran parte de nuestra anatomía interna, es decir, nuestra estructura cromosómica. Es muy difícil saber cuál es nuestro sexo real a menos que tengamos en cuenta cada una de las posibles facetas de nuestras estructuras internas y externas. Si te parece que todo esto se está complicando demasiado, piensa en el hecho de que el sexo en sí mismo tampoco es de naturaleza binaria. Existen distintas variaciones y combinaciones de características internas y externas en plantas, animales y seres humanos. Estas variaciones incluyen plantas y animales que incluso cambian de características sexuales con el tiempo, en función de las condiciones ambientales y como respuesta a ellas. Como cantaba George Michael en los ochenta, el sexo puede ser natural, e incluso bueno, pero desde luego no es algo tan sencillo como nos pueden hacer creer esos lacitos rosas y azules.

      Del sexo al género

      Una de las mayores dificultades con la que nos encontramos es que la palabra «sexo» se utiliza de forma muy confusa, tanto en inglés como en otros idiomas. Puede referirse, en primer lugar, a la «etiqueta» que nos asignan al nacer, cosa que, a menudo, lleva a la gente a asumir demasiadas cosas sobre la futura identidad de género, las expresiones y los roles de una persona. En este sentido, «sexo» y «género» se utilizan con frecuencia de manera indistinta, aunque sean conceptos muy diferentes. El término «sexo» también puede emplearse para referirse a las conductas sexuales, lo cual confunde aún más las cosas. Un ejemplo muy común de este uso de «sexo» y «género» como sinónimos es la expresión «matrimonio entre personas del mismo sexo» para denominar la unión conyugal entre personas del mismo género. Ahora bien, si «sexo» y «género» son dos conceptos diferentes, ¿qué es el género?

      Mientras que el sexo se basa en un complejo conjunto de características físicas internas y externas, «género» es un término amplio que puede hacer referencia a nuestra identidad, expresiones, roles o incluso series mayores de expectativas socioculturales. La mayoría de los seres humanos desarrollan un sentido de la propia identidad de género en los primeros años de la infancia, aunque puede cambiar con el tiempo. Esta identidad puede coincidir o no con sus expresiones y roles de género, como explicaremos más adelante.

      Aunque la distinción entre «sexo» y «género» suele basarse en que el sexo tiene que ver con los atributos físicos y el género con las expectativas sociales, la realidad es mucho más complicada. Por ejemplo, al igual que ocurre con el sexo, la gente tiende a pensar que el género es binario: masculino o femenino. Pero de la misma forma que la naturaleza posee mucha más variedad de lo que podríamos pensar inicialmente, el género es mucho menos plano y mucho más multifacético. Analizaremos este asunto con más detalle en la subsección 1.3, que trata sobre el género como factor biopsicosocial. Ahora vamos a fijar la atención en la sexualidad.

      ¿Qué es la sexualidad?

      La sexualidad es una compleja red de deseos, atracciones, conductas e identidades. La palabra se usa para designar otro concepto que supone un verdadero reto y que incluye muchos aspectos de quiénes somos. A menudo se piensa que la sexualidad se limita a ser hetero o gay, es decir, a sentir atracción por personas de tu mismo género o del género opuesto. Sin embargo, al igual que con el sexo y el género, las cosas son un poco más complicadas. Hay un aspecto de la sexualidad que tiene que ver, sin duda, con quién nos atrae. No obstante, incluso esa atracción puede dividirse en diferentes facetas, tales como la física, la romántica, la sexual, la emocional e incluso la espiritual. Podemos encontrar a algunas personas muy atractivas físicamente, pero otras podrían excitarnos sexualmente y otras distintas hacernos sentir más cerca emocional o espiritualmente.

      Las atracciones y las conductas sexuales son también más complejas que esa dicotomía entre hetero o gay, ya que mucha gente se siente atraída o se relaciona sexualmente con personas de más de un género. Estas personas pueden identificarse de diversas maneras, entre ellas, como bisexuales, pansexuales, fluidas o incluso heterosexuales. Las identidades sexuales son, de hecho, igual de complejas, y no siempre están en consonancia con nuestras atracciones o conductas. Por ejemplo, una persona podría identificarse como heterosexual, lo que para ella podría significar sentirse atraída por las mujeres. La misma persona puede sentirse atraída físicamente y tener relaciones sexuales con hombres y personas de género queer.

      Algunos aspectos de nuestra sexualidad no están en absoluto relacionados con nuestro propio género ni con el de otras personas. Por ejemplo, hay quienes pueden experimentar poca o ninguna atracción sexual y quienes se excitan con situaciones, sensaciones o materiales concretos. Leeremos y aprenderemos mucho más sobre la sexualidad en la sección 6.

      Género, sexo y sexualidad son, como puedes ver, tres conceptos diferentes. Todos resultan bastante complejos e incluyen varios aspectos de lo que somos y tejen retratos multifacéticos que normalmente cambian con el tiempo, a medida que crecemos y nos desarrollamos. A pesar de ser cosas distintas, el género, el sexo y la sexualidad también están relacionados. Nuestro sexo es, en muchos sentidos, parte de nuestra comprensión del género, y nuestra sexualidad está a menudo, pero no siempre, en relación con nuestro propio género y los de otras personas. La sexualidad también puede estar relacionada con el sexo, tanto el nuestro como el de otras personas, e incluye, según para quién, las opciones reproductivas.

      Estos tres términos pueden considerarse como una familia. En una familia, sus miembros tienen determinadas relaciones, pero también roles y características diferentes. De forma similar, sexo, género y sexualidad tienen vínculos significativos, pero al mismo tiempo son distintos en sus respectivos ámbitos.

      A continuación, se presentan algunos ejemplos extractados de una serie de personas con las que hemos interactuado a lo largo de los años.

      Como explicamos en la introducción, ninguna de estas citas corresponde a una persona específica, sino que son ejemplos de distintas experiencias que nos han contado muchas personas.

      Experiencias diversas: sexo, género y sexualidad

      «No podía entenderlo. Nací mujer y me atraen los hombres, pero nunca me he sentido cómoda llevando faldas, maquillaje o estando con otras chicas, como se suponía que debía hacer. La gente daba por hecho que era lesbiana, y hasta yo me lo pregunté durante

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