Cómo entender tu género. Alex Iantaffi
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Momento para la reflexión: tu identidad de género
Tómate unos minutos para respirar y pensar en tu infancia; retrocede en tus recuerdos tanto como puedas. No te preocupes si no es demasiado, no pasa nada. ¿Recuerdas alguna de las primeras veces en que te diste cuenta de cuál era tu género? No pasa nada si no puedes. Quizá sea algo tan simple como que, en el colegio, os dividieran en grupos de niños y niñas para hacer la fila o para alguna actividad y tuvieras la sensación interior de a qué grupo pertenecías. Esa percepción interna pudo o no coincidir con lo que el resto esperaba de ti. Respira e intenta reconocer qué sensaciones, pensamientos y emociones afloran cuando te permites —si te resulta tolerable— dedicar un tiempo a esos recuerdos. Si no, déjalo y haz algo para recuperar cierto estado de bienestar, o de neutralidad, antes de retomar la lectura.
Definir los distintos aspectos del género: la expresión
La expresión de género es, por norma general, la forma en que exteriorizas la percepción interna de tu propio yo (tu identidad). La expresión de género se refiere a las maneras de hablar y de moverse, a la ropa y los zapatos que usamos, a cómo nos peinamos, a cómo podemos manifestar esta autopercepción a través del maquillaje o los accesorios y a cómo interactuamos con otras personas y con nuestro entorno. La forma de interactuar con el entorno empieza a discurrir hacia el territorio de los roles de género, así que volveremos sobre esto enseguida.
Las personas que nos rodean hacen a menudo suposiciones sobre nuestra identidad de género basadas en nuestra expresión de género, aunque estas pueden coincidir o no. Tales suposiciones suelen basarse en estereotipos y, por tanto, en una gama muy limitada de expresiones de género. Hablaremos de los estereotipos de género con más detalle en la sección 2. Por ahora, queremos asegurarnos de que sepas que puede haber muchas expresiones de género, al igual que hay muchas identidades de género. Algunas de las palabras que se utilizan para describir las expresiones de género son: «androginx», «femenino», «masculina», «butch», «femme», «fluido», etc. Algunos de estos términos también pueden referirse a identidades, y aquí todo se vuelve otra vez un poco confuso. No hay forma de saber si determinada palabra indica una identidad o una expresión para alguien a menos que se le pregunte. Por ejemplo, hay personas con una sólida identidad femme, mientras que otras pueden identificarse como hombre trans, como persona de género queer o como mujer cis y considerar lo «femme» como una expresión de su género, pero no necesariamente como parte de su identidad.
Al igual que nuestra identidad está conformada por nuestra lengua, cultura, familia de origen, raza, etnia, espiritualidad, clase, vivencias, etc., nuestras expresiones de género tampoco se dan de manera aislada. Están formadas por nuestra identidad de género y otros aspectos de nuestras identidades y experiencias y se entrecruzan con todo ello. Exploraremos esas intersecciones más a fondo en la sección 3.
A veces la expresión de género también se conoce como «presentación». En este libro hemos favorecido el uso del término «expresión de género» porque nos parece más amplio e inclusivo que «presentación». Si quisiéramos complicar un poco más las cosas, también podríamos comentar que la presentación de género a veces puede ser más una combinación de expresión y rol de género, es decir, cómo nos presentamos, desde el punto de vista del género, al mundo en general.
Definir los distintos aspectos del género: el rol
El rol de género es la forma en que representamos nuestro género en entornos específicos y en relación con otras personas. Nuestro rol de género puede mantenerse bastante fijo en diferentes espacios y situaciones sociales o puede ser más cambiante según dónde y con quién estemos. Las palabras que describen los roles de género pueden ser similares a las que describen las expresiones de género. Sin embargo, la identidad, la expresión y el rol de género pueden ser diferentes entre sí. Por ejemplo, una persona puede identificarse como mujer, tener una expresión andrógina y un rol de género masculino en la mayor parte de los ámbitos de su vida. Si todo esto te resulta confuso ahora mismo, aguanta: ¡lo verás más claro a medida que sigas leyendo!
Los roles de género son algo complejo porque, con frecuencia, son muy específicos de cada cultura y momento histórico. Por ejemplo, hay quienes pueden creer que el rol femenino consiste en la crianza, en ser complaciente, servicial y tener un carácter pasivo, mientras que otras personas podrían pensar que ese mismo rol es el de una figura poderosa, protectora, activa y fuerte.
Es posible que sintamos una mayor o menor seguridad al expresar nuestros auténticos roles de género en diferentes lugares o con distintas personas. También podemos estar más a gusto con un rol de género en determinados ámbitos de nuestras vidas y con otro diferente en otros contextos. Mucha gente tiende a interactuar de forma distinta, en lo que respecta al género, en diferentes entornos, con distintas personas y también en diferentes momentos de sus vidas, ¡o incluso en función de la hora del día que sea y de cómo se sientan! Por otra parte, hay quien puede tener roles de género más fijos. Una vez más, no hay formas correctas ni incorrectas de vivir el género.
Definir los distintos aspectos del género: la experiencia
La experiencia de género es el impacto y la manifestación de una serie de intersecciones en nuestras vidas. Se refiere a cómo nos perciben y cómo percibimos a otras personas; a cómo podemos movernos con seguridad en el mundo, o no, por quiénes somos. Afecta a cualquier aspecto de nuestras vidas, desde cuánto nos pagan hasta con quién podemos casarnos. Tiene impacto en todo, desde si podemos pasear por un sitio determinado sin miedo a la violencia hasta dónde podemos practicar nuestros cultos o hacer vida social.
Las experiencias de género varían con el tiempo y en función del lugar y, aunque a menudo notamos su impacto de forma individual, pueden ser compartidas entre grupos de personas con identidades, expresiones o roles comunes. Por ejemplo, algunas mujeres jóvenes pueden compartir la experiencia de que les silben o las piropeen por la calle; algunos ejecutivos varones pueden compartir la experiencia de que los llamen «señor» en tiendas y restaurantes; algunas personas no binarias pueden compartir la experiencia de encontrar solo opciones binarias en los aseos de lugares públicos.
Las experiencias de género pueden validar o invalidar aún más nuestra percepción de quiénes somos, cómo nos expresamos y los roles que desempeñamos en el mundo. Están estrechamente relacionadas con otros aspectos de nuestras identidades mencionados anteriormente, como la raza, la etnia, la clase, la discapacidad, la sexualidad, etc. Puede que compartamos algunos aspectos de nuestras experiencias de género con ciertas personas y otros aspectos con otras. Por ejemplo, en Estados Unidos y Reino Unido, las mujeres negras (como categoría más amplia) comparten experiencias de género específicas que son muy diferentes de las que viven las mujeres blancas. Sin embargo, una mujer negra de clase media podría compartir ciertas experiencias de género relacionadas con la clase con otras mujeres de clase media. También podría sentir que algunas de sus experiencias de género son diferentes de aquellas que viven las mujeres negras de clase obrera, aunque siga teniendo muchas experiencias compartidas con ellas en cuanto a ser negras y mujeres. Las experiencias de género son variadas, al igual que las identidades, las expresiones y los roles, ¡y se entrecruzan con todos los aspectos de lo que somos!
Actividad: identidades, roles, expresiones y experiencias de género
Vamos