Cómo entender tu género. Alex Iantaffi

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Cómo entender tu género - Alex Iantaffi

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estuvieran bastante enterados de esas cosas. Me dejaban ponerme vestidos en casa y consiguieron que alguien fuese a hablar con el colegio. Empecé con los inhibidores hormonales a los 12 años y ahora sigo una terapia de sustitución hormonal. Soy lo que he sido siempre: una mujer.»

      «Me crie de una forma bastante neutral respecto al género. Me gustaban tanto los “juguetes de niños” como los “juguetes de niñas”. Pero en el colegio era como si tuvieses que escoger un bando. Y todo el mundo me veía como una niña. Intenté con todas mis fuerzas convertirme en una mujer femenina de verdad, pero siempre me pareció falso. Al final dejé de intentarlo. Me alegré muchísimo cuando, ya con treinta, descubrí que había personas bigénero. Por fin una palabra que encajaba conmigo.»

      «Casi toda mi vida, las cosas fueron sencillas. Era un hombre-hombre: practicaba deporte, trabajaba en la construcción, iba a beber al pub. Luego, a los cincuenta, tuve un cáncer de próstata. Lo que mucha gente no sabe es que eso suele afectar al deseo sexual de forma radical. Y el tratamiento puede volverte más sentimental y “feminizarte” un poco el cuerpo. Para mi sorpresa, una vez que dejé de luchar contra ello, mi mujer y yo nos dimos cuenta de que nos gustaban esos cambios. Parecía que me había vuelto un poco más sensible y amable. ¡Por lo menos cuando dejé de estar enfadado por todo aquello! Los chicos del pub tardaron un poco más en acostumbrarse, pero creo que ahora también están cambiando. Pasar por esto conmigo les ha ayudado a abrirse y a hablar más de sus problemas.»

      Momento para la reflexión: cambios de género

      Después de leer estos ejemplos, piensa en cómo tu propio género podría cambiar, o no, en distintas situaciones y relaciones sociales. Por ejemplo, ¿notas que cambias la forma de expresar tu género con diferentes personas o en diferentes contextos, como en el trabajo y en casa o en público y en privado? Tal vez te pones ropa diferente o te cambia el tono de voz.

      Figura 1.2. Múltiples expresiones de género

      Abrir o cerrar las posibilidades de género

      Como puedes ver por las diferentes experiencias descritas anteriormente, mucha gente empieza estando abierta a varias posibilidades de expresión y vivencias, pero con frecuencia nuestro género se somete a un estricto control desde muy temprano, y en general desde una perspectiva binaria. Esto nos impide explorar todas las opciones que hay, lo cual es una parte importante del desarrollo de género. A muchas personas nunca les dejan, en su infancia, probar todos los juegos y juguetes ni ponerse la ropa que les apetezca. En vez de eso, les imponen el azul o el rosa y la sección de ropa para niños o para niñas. Y una gran parte, después, tenemos que deshacer todo lo que esos mensajes han hecho y experimentar más tarde, incluso en la madurez, otras opciones que no se nos ofrecieron en la infancia. En la sección 2, ahondaremos algo más en el impacto que esta restricción de opciones puede tener sobre personas de todos los géneros. Para resumir las subsecciones 1.2 y 1.3, podemos decir que el género es diverso, más que binario, en todos los aspectos: biológico, psicológico y social.

      —Biológico. Hay diversidad en nuestra estructura cromosómica, nuestros niveles de hormonas circulantes, el tamaño y la forma de nuestros genitales, nuestras características sexuales secundarias como la vellosidad o el tamaño del pecho, nuestro físico y la estructura y la química de nuestro cerebro. Nada de esto puede dividirse en simples compartimentos de «hombre» y «mujer». Muchas personas están en algún punto entre los dos extremos de ese espectro y hay quien encaja mejor en el compartimento «opuesto» al que se podría esperar de su sexo asignado al nacer. Desde el punto de vista biológico, hay además muchas más diferencias, y mayores, entre individuos que entre grandes grupos de población como «hombres» y «mujeres».

      —Psicológico. También hay diversidad en todos los aspectos de nuestra psicología, tales como nuestra habilidad para diferentes tareas, nuestro carácter, nuestros valores, etc. En la mayor parte de este tipo de cosas, hay muchas más similitudes que diferencias entre géneros y pocas personas encajan en los compartimentos esperados en todos los sentidos.

      —Social. Ha habido épocas y lugares donde todo el mundo se comportaba de una forma que hoy se considera «masculina» y otros sitios y otros tiempos en los que todo el mundo actuaba de manera «femenina». También se han dado ejemplos de sociedades con roles opuestos a los que imperan en la cultura angloamericana dominante, con mujeres más dominantes y agresivas y hombres más abiertos e inclinados al cuidado. Como veremos en la sección 2, en muchos periodos históricos y en muchas regiones del globo la población ha creído que existían más de dos géneros.

      Además, como hemos visto, estos tres aspectos de nuestra experiencia biopsicosocial de género interactúan y se interrelacionan de formas únicas y complejas.

      Por último, todos estos factores —por sí solos y combinados— cambian con el tiempo. Nuestros cuerpos y nuestros cerebros se desarrollan y envejecen; vivimos experiencias distintas que moldean nuestra memoria, personalidad, actitudes, etc.; y el mundo que nos rodea cambia y nos transmite diferentes mensajes sobre lo que es apropiado o no para cada género. Hablaremos mucho más sobre cómo nuestro género cambia con el tiempo —o es fluido— en la sección 3.

      Ya hemos mencionado antes que el género es multifacético. Además de ser un término que describe las expectativas de una cultura, lugar y momento específicos, también se refiere a aspectos de nuestras identidades, roles, expresiones y experiencias. Comencemos por definir algunos de estos conceptos, ya que aún estamos en la sección 1 y orientándonos en toda esta idea del género.

      Definir los distintos aspectos del género: la identidad

      Cuando se habla de género, es importante descomponerlo en sus distintos elementos, ya que cubre muchos aspectos de quiénes somos, nuestras autoexpectativas o las expectativas que tenemos sobre otras personas y lo que podemos vivir como consecuencia de esas expectativas, tanto desde el punto de vista individual como colectivo. La identidad de género suele definirse como una percepción interna de quiénes somos. Sin embargo, esta autopercepción no está desconectada del mundo que nos rodea. La idea que tenemos de nuestro propio yo está influida por muchos aspectos de nuestras vidas. Por ejemplo, está determinada por el lenguaje, la familia de origen, la cultura, el lugar, la raza, la etnia, el momento histórico, el estatus socioeconómico, la clase, las propias vivencias y la forma en que otras personas reaccionan y se comportan cuando interactuamos con ellas.

      Algunos ejemplos de palabras que describen la identidad de género son: «hombre», «mujer», «no binarie», «dos espíritus», «hombre trans», «mujer trans», «masculina», «género queer», «hombre con pasado transgénero», «mujer con pasado transgénero», «dominante», «género fluido», etc. Puede que recuerdes algunas de estas palabras de apartados anteriores de la sección 1.

      Los seres humanos empiezan a hacerse una idea de su propia identidad de género en los primeros años de la infancia: primero perciben sus diferencias respecto a quienes les proporcionan cuidados y luego, de manera progresiva, respecto al resto del mundo; diferencias físicas, de conducta y de otros tipos respecto a sus iguales y entre las personas en general. Además, a los tres o cuatro años ya podemos ser muy conscientes, en general más de lo que se piensa, de qué es seguro expresar y qué no. Hablaremos de esto más adelante, sobre todo en las secciones 2 y 3.

      La identidad de género es una percepción de quiénes somos en relación con esta idea más amplia de género en el mundo al que hemos llegado. ¿Encajamos o no encajamos con esa imagen que vemos reflejada en los ojos de quien nos mira? ¿Cómo lo hacemos? Este proceso es tan temprano que, para mucha gente, puede parecer casi inconsciente, sobre todo si alguien siempre se

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