Violencia contra los periodistas. Marisol Cano Busquets

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Violencia contra los periodistas - Marisol Cano Busquets

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motivos políticos.

      ii. Sobre los contenidos por motivos culturales y/o morales.

      iii. Sobre las infraestructuras por motivos técnicos.

      iv. Sobre las infraestructuras por motivos económicos.

      Si se observan los controles desde el ámbito gubernamental, Asante (1997, pp. 42-45) establece nueve categorías, a partir de los resultados que arrojan diversas investigaciones sobre el tema, así:

      i. Censura. Entendida como el mecanismo más directo y persuasivo para reprimir a los medios de comunicación.

      ii. Hostigamiento físico. Este tipo de control se manifiesta en cierre de medios, confiscación de materiales y equipos, detenciones arbitrarias o encarcelamiento caprichoso por parte de las autoridades. Se dirige a medios informativos o periodistas que transgreden las políticas gubernamentales, que hacen críticas a las autoridades o coberturas parciales de determinados asuntos

      iii. Persecución legal. Editores y periodistas que publican comentarios o reportajes críticos son sujetos de persecución mediante leyes de libelo y sedición, por ejemplo.

      iv. Concesión de licencias a medios y certificaciones a periodistas. Mediante las certificaciones o tarjetas profesionales se establecen controles sobre los periodistas y mediante las licencias se puede asegurar que las posiciones de los medios sean cercanas a las políticas de quien está en el poder.

      v. Nombramientos y ceses de editores. Se da principalmente en medios oficiales o de propiedad del Estado.

      vi. Recompensas por buen comportamiento.

      vii. Reducción de la pauta publicitaria oficial.

      viii. Asignaciones de papel periódico.

      ix. Autocensura. Bajo esta práctica, los periodistas seleccionan o editan sus materiales teniendo como criterio los posibles detractores a lo que se va a publicar.

      La perspectiva de Asante cobra especial relevancia en la medida en que unas de las grandes expectativas normativas sobre el rol de los medios son las que se derivan de los Estados y los gobiernos. Si bien se afirma que en la teoría democrática el Estado no tiene un poder absoluto sobre la prensa libre, evidentemente existe una fuente potencial de recompensas o castigos de carácter económico, regulatorio o de estatus, entre otros.

      No cabe duda de que las presiones al trabajo periodístico tienen una estrecha relación con la libertad de expresión y con los resultados que puede arrojar una medición del estado de este derecho en diversos contextos y países. Hanitzsch y Mellado (2011, p. 407), a partir de un análisis comparativo de la percepción que tienen los periodistas en 18 países sobre las presiones que reciben en el ejercicio de su profesión, las categorizan en seis tipos de influencias, como prefieren llamarlas estos investigadores:

      i. Influencias políticas.

      ii. Influencias económicas.

      iii. Influencias organizacionales.

      iv. Influencias del trabajo práctico o de procedimientos.

      v. Influencias profesionales.

      vi. Influencias de los grupos de referencia.

      A partir de entrevistas en profundidad a 1.800 periodistas de 356 medios de comunicación se concentran en encontrar, tomando una escala multidimensional de 21 ítems, las diferencias y las similitudes en esas percepciones, de acuerdo con los contextos específicos de trabajo, el tipo de estructuras organizativas de los medios y los sistemas mediáticos de cada país. El resultado de este estudio es que son los factores políticos y económicos los que tienen una mayor influencia en el trabajo de los periodistas y que, en cuanto a las influencias políticas, se puede demostrar que están estrechamente relacionadas con indicadores objetivos sobre libertad política y sobre estructura de propiedad de los medios. Las influencias económicas, concluyen, tienen más incidencia en medios privados que en medios públicos, pero no están relacionadas con la libertad económica de los países. Con respecto a las influencias organizacionales, profesionales y de procedimientos, así como en relación con el impacto de los grupos de referencia, no se dan grandes diferencias entre los países.

      Estos resultados son consistentes con las tesis que promulgan que allí donde el ejercicio del periodismo afecta de cerca el ejercicio del poder, surge una necesidad apremiante de vigilancia y control, no solo de carácter político, sino también derivada de la misma propiedad de los medios informativos (McQuail, 2010, p. 60). A esto se suma una tendencia de comienzo del siglo XXI a culpar a los medios de ciertos males de la sociedad, asociándolos con fenómenos como la protesta política violenta, el terrorismo internacional y los disturbios del orden público (McQuail, 2010, p. 75).

      A partir de los hallazgos de una investigación como la anterior, Hanitzsch y Mellado (2011) notan que hay aspectos que resultan relevantes para la discusión teórica sobre la autonomía y las influencias en el trabajo del periodismo. Uno de ellos es que en relación con los procesos de globalización se tiende a suponer una cierta unidad entre las culturas periodísticas, pero lo que se observa en la realidad es que prevalecen diferencias sustanciales entre los distintos países y contextos. De ahí que estos investigadores sugieran la necesidad de hacer estudios prospectivos que contribuyan a profundizar en las diferencias entre las percepciones de los periodistas sobre las influencias que reciben en su trabajo y las realidades objetivas de una limitada autonomía del periodismo. El referente teórico de este trabajo es que las percepciones pueden variar entre sociedades dependiendo de los contextos políticos y sociales en los que los periodistas trabajan, de la naturaleza del Estado, de las relaciones existentes entre intereses económicos y políticos y del desarrollo de la sociedad civil, tal como lo han observado autores como Hallin y Mancini (2008).

      En general, los distintos estudios con el enfoque puesto en las percepciones de los periodistas arrojan clasificaciones con alguna variación, pero muestran también ciertas constantes relacionadas con influencias derivadas de factores individuales, de las rutinas de los medios, del tipo de organización informativa, de factores externos a los medios y de factores ideológicos. Estudios como los de Voakes (1997) relacionan las presiones con decisiones de carácter ético en la cotidianidad de la labor periodística y allí encuentran siete tipos de influencias sociales:

      i. Individual

      ii. De pequeños grupos

      iii. De la organización

      iv. De la competencia

      v. Laborales

      vi. Externas a los medios

      vii. Legales

      La literatura especializada en comunicación de masas y periodismo ha trabajado ampliamente como objeto de estudio la problemática de las presiones y las restricciones que recibe la labor periodística, en la medida en que la independencia y la autonomía son dos pilares de esta profesión. Es un área en la que hay cierta variedad en el tipo de estudios y, a su vez, grandes desacuerdos. Hanitzsch y Mellado (2011, pp. 405-409) los recogen en un panorama en el que dan cuenta de los principales autores y tendencias, tomando en cuenta que es creciente una línea de estudio y de preocupaciones por las influencias de carácter sistémico, que combinan influencias sociales, culturales e ideológicas, gremiales, políticas y legales. De este último grupo destacan los trabajos de Berkowitz et al. (2004); Hallin y Mancini (2008, 2012); Preston y Metykova (2009); Weaver (1998) y Zhu et al. (1997). Del conjunto de trabajos, señalan por sus aportes

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