Violencia contra los periodistas. Marisol Cano Busquets

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Violencia contra los periodistas - Marisol Cano Busquets

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foro público y movilizador público (passive mirror, watchdog, public forum, public mobilizer) (Skovsgaard, Albæk, Bro y De Vreese, 2013, p. 27). Lo que revelan en general este tipo de estudios es que las distintas percepciones pueden ser más o menos enfáticas, y que en muchos casos resultan, a su vez, contradictorias.

      Ahora bien, estas percepciones de los periodistas se contrastan con los reclamos que la sociedad le hace al periodismo. Esto tiene que ver con varios asuntos: la naturaleza de las necesidades de la sociedad que son o pueden ser cumplidas por el periodismo, las obligaciones que tiene el periodismo con la sociedad y que más allá del reclamo de libertad no podrían ser ignoradas, o los medios con los que cuenta la sociedad para movilizar estas obligaciones y exigir a los medios informativos que las cumplan. Pero también con las normas y los estándares que se aplican al ejercicio del periodismo, los controles y la responsabilidad relativos a la libertad de expresión (McQuail, 2013, p. 10).

      El mismo McQuail (2013, p. 5) plantea que para observar esta dimensión empírica de las relaciones entre periodismo y sociedad es conveniente distinguir tres niveles de atención que aportan a la construcción de tratamientos más teóricos sobre el tema: i) la sociedad, ii) la organización periodística y iii) el periodista individual:

      i. El nivel de la sociedad plantea asuntos de carácter teórico por razones como las siguientes: el periodismo está involucrado en todos los eventos públicos de mayor importancia, proporciona las bases para el debate público, pone en conocimiento de la sociedad las actuaciones del sistema judicial, transfiere los valores de la sociedad y presiona para la rendición de cuentas. Esto involucra las ideas relativas a derechos y obligaciones, presiones y exigencias, responsabilidad y control (McQuail, 2013, p. 5).

      ii. El nivel de la organización periodística implica factores que afectan el desempeño del periodismo, como los sistemas legales y regulatorios de cada territorio, la estructura de propiedad y control de los medios, los lazos entre los medios y la política; las fuerzas, prácticas y presiones del mercado y las influencias generales derivadas de los requerimientos organizacionales y las rutinas de trabajo en la consecución, procesamiento y distribución de las noticias (McQuail, 2013, p. 6).

      iii. El nivel individual llama la atención sobre las relaciones que establece el periodista en el ejercicio de su trabajo con las fuentes, los asuntos sobre los que realiza coberturas periodísticas, sus audiencias. En la medida en que eso supone relaciones en cierto grado recíprocas, las preocupaciones derivadas de ello tienen que ver con qué piensa el periodista sobre los otros y qué piensan los otros sobre los periodistas. El asunto fundamental son las potenciales obligaciones (profesionales o personales) de las que el periodista podría ser consciente. Son, entonces, las normas éticas y los estándares de la profesión los que, a su vez, deben ser considerados (McQuail, 2013, p. 7).

      De esta forma, en todo análisis que comporte estudiar las relaciones entre periodismo y sociedad deben considerarse los tres niveles antes mencionados y las tensiones entre responsabilidad pública y garantías de libertad.

      La primera asociación que se establece cuando se asesina a un periodista es con el silenciamiento de una voz en el debate público. Es la voz del individuo la que se silencia y a la vez la de muchos a quienes representa en su papel de mediador, de vocero de otros y de propiciador de espacios para la expresión de ideas. El periodismo ha sido entendido por muchos como un componente esencial en el proceso de una sociedad hablándose a sí misma, y de este modo, en la construcción de saber popular, conciencia y memoria compartidas (McQuail, 2013, p. 199).

      La riqueza del debate público está en su capacidad de ejercerlo en libertad, en la participación de voces múltiples y diversas, en la calidad de sus contenidos y en la capacidad de poner en común y encontrar alternativas para el beneficio colectivo. Esto tiene que ver con la pluralidad que, como lo plantea Hannah Arendt (citada por Berstein, 2015, p. 139), involucra individualidad, distingo e igualdad. En este sentido, cada individuo aporta una perspectiva distinta a un mundo común. La vida en sociedad y la política implican, al decir de Arendt, la pluralidad humana y el encuentro de ciudadanos como iguales. Es en el espacio público, en el actuar conjunto donde se debaten y deliberan los asuntos públicos. En la construcción de estos espacios, como se vio en los apartados anteriores, los medios informativos y el periodismo desempeñan un rol determinante.

      En este marco es en el que se revelan tres componentes importantes para analizar el impacto que los ataques a la prensa y las restricciones al ejercicio del periodismo pueden tener para la sociedad, tanto desde una perspectiva normativa como desde una perspectiva empírica. Estos son: la esfera pública activa y deliberativa, el pluralismo y el interés público. Abordar estos tres componentes al inicio del siglo XXI representa un desafío y la obligación de pensar en el surgimiento de una esfera pública globalizada, interactiva, en la que comparten espacio los periodistas tradicionales y los medios alternativos, en la que empieza a desarrollarse un periodismo en red, en la que se han multiplicado las posibilidades de participación, en la que se ha ampliado la idea de ciudadanía al rebasar esta las fronteras de los Estados nacionales. Una esfera pública que revela cómo se requieren hoy formas de democracia sensibles a centros de discusión y poder que no están demarcados por la geografía.

      El periodismo, como se ha venido argumentando en esta fundamentación teórica, ha sido ampliamente entendido como una parte vital de las sociedades democráticas. Pero ¿qué pasa cuando las sociedades cambian, cuando sus miembros empiezan a conectarse y a actuar de maneras radicalmente diferentes? (Heinrich, 2013, p. 92). Lo que se tiene por delante, como lo plantea Heinrich es una esfera global de información en la cual más actores toman parte en el proceso de producción de noticias, una esfera digital conectada, con nuevas voces, más puntos de vista y más información. Con el crecimiento de esta esfera pública globalizada el control de la información se está erosionando (McNair, 2009, p. 242), pero a su vez se han multiplicado las formas de vigilancia y presión.

      La digitalización de la vida contemporánea, con su correspondiente hibridación de medios masivos y personalizados, muestra inmensas bondades frente al acceso y la apropiación de tecnologías de comunicación e información, frente a las nuevas formas de organización y movilización social y frente a la capacidad de hacer oír la voz de muchas voces que por siglos no han podido participar con plenitud en el debate público. Pero, a su vez, este optimismo tecnológico requiere cautela, en la medida en que en la esfera global digital se evidencia un fomento de conductas despojadas de cualquier noción de democracia, respeto por el otro y solidaridad; recrudecimiento de la xenofobia, el racismo, la homofobia y otros discursos del odio; el perfeccionamiento de las estrategias de control de la libertad individual y colectiva; vigilancia masiva y vigilancia dirigida; lógica de comercialización galopante; concentración de usuarios; captación y monetización de la atención; exacerbación del narcisismo digital; agresividad y la falta de civilidad (Waisbord, 2015, p. 4).

      La idea general de esfera pública radica en la existencia de un espacio donde ciudadanos informados se involucran en un debate y una reflexión crítica. La esfera pública se concibe, a su vez, como

      […] el espacio de la sociedad civil entre las instituciones estatales y los ciudadanos. En las sociedades democráticas podría proveer más o menos autonomía y una ámbito abierto para el debate público y la formación de la opinión pública, así como lineamientos pluralistas. (Christians et al., 2009, p. 8)5

      La reformulación de la concepción de esfera pública de Habermas dejó atrás la idea de un agregado de individuos reunidos como un único público, para entenderla ahora como “una red para comunicar información y puntos de vista” (Curran, 2005, p. 263) que conecta el mundo privado de la experiencia ordinaria con el sistema político.

      Las agrupaciones de la sociedad civil, en su explicación

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