El ministerio médico. Elena G. de White

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El ministerio médico - Elena G. de White Biblioteca del hogar cristiano

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Sus consejos, ordenados en forma de temas y con un índice cuidadoso, hacen que las declaraciones combinadas del Espíritu de Profecía sobre la dieta sean asequibles fácilmente para el estudio.

      La temperancia, 1949

      El libro de 300 páginas adecuadamente titulado La temperancia, coloca ante la iglesia toda la gama de consejos de la pluma de Elena de White, tomados de todas las fuentes, publicadas y no publicadas, que tienen relación con ese tema.

      Aparecen allí como apéndice tres apelaciones que hace la autora acerca de la temperancia. Este libro se ha convertido en un verdadero manual para los obreros de la temperancia.

      El ministerio de la bondad, 1952

      La obra de bienestar social de la Iglesia Adventista del Séptimo Día combina la obra de la salud con las acciones de servicio cristiano en el vecindario. En sus 350 páginas, El ministerio de la bondad provee los consejos de Elena de White acerca de estos importantes aspectos del ministerio. Las experiencias de la Sra. de White en el terreno del bienestar social culminan esta obra. Este libro también es un manual en su campo.

      Estos cinco volúmenes disponibles actualmente, junto con porciones del tomo 2 de Mensajes selectos, contienen toda la serie de consejos de Elena de White sobre el tema de la salud y del manejo de nuestra obra de la salud.

       Consejos vitales para hoy

      Es interesante observar que ha transcurrido un siglo desde que se llamó la atención de los adventistas del séptimo día al tema de la salud por medio de las visiones dadas a Elena de White. Estos consejos han resistido el escrutinio más estricto de científicos renombrados. Los hallazgos de investigadores serios añaden día a día evidencia confirmatoria a la exactitud científica de los consejos de Elena de White.

      Cuando la Sra. de White, una iletrada en el campo de la ciencia médica, con una educación muy limitada, empezó en la década de 1860 a exponer sus puntos de vista sobre la salud, era natural que algunos buscaran asociar sus exposiciones con los escritos de ciertos médicos contemporáneos. A la sugerencia de parte de unos pocos de que las opiniones de los que la rodeaban habrían sido la inspiración real de sus escritos en el campo de la salud, ella respondió franca y simplemente, después de referirse a la visión del 6 de junio de 1863:

      “Yo no leí ninguna obra sobre salud hasta después de escribir Spiritual Gifts [Dones espirituales], tomos III y IV, Una apelación a las madres, y hasta después de haber bosquejado la mayoría de mis seis artículos para los seis números de Cómo vivir...

      “Al presentar el tema de la salud a amigos donde yo trabajaba en Míchigan, en New England y en el Estado de Nueva York, y al hablar en contra de las drogas y la alimentación a base de carne, y en favor del agua, el aire puro y una dieta apropiada, a menudo la respuesta era: ‘Usted habla muy parecido a las opiniones que se enseñan en Las leyes de la vida y otras publicaciones de los doctores Trali, Jackson y otros. ¿Ha leído usted esa publicación y esas obras?’ Mi respuesta fue que no lo había hecho, ni las había leído hasta después de escribir completamente mis puntos de vista, no fuera que se llegara a decir que había recibido mi luz sobre el tema de la salud de parte de los médicos, y no del Señor” (Review and Herald, 8 de octubre de 1867).

      De nuevo ese año al referirse a sus escritos sobre el tema de la salud, ella declaró:

      “Mis puntos de vista fueron escritos independientemente de los libros o de las opiniones de otros” (Manuscrito 7, 1867).

      Ciertos hombres líderes en nuestras filas en 1864 comentaron acerca de este punto en conexión con la publicación del artículo de Elena de White en Una apelación a las madres. Después de la presentación de 29 páginas que ella hace, se introdujo cierto testimonio médico allí. Entre el artículo de Elena de White y estas declaraciones de otros escritores, los fideicomisarios de la Asociación Publicadora de los Adventistas del Séptimo Día insertaron la siguiente nota significativa:

      “Hemos creído pertinente añadir a lo anterior los siguientes testimonios de hombres de alta posición y autoridad en el mundo médico, que corroboran los puntos de vista presentados en las páginas precedentes. Y en justicia a la escritora de aquellas páginas, diríamos que no había leído nada de los autores aquí citados, ni había leído otros trabajos sobre este tema, en forma previa a colocar en nuestras manos lo que ella ha escrito. Ella no es, por lo tanto, una plagiaria, a pesar de haber declarado verdades importantes a favor de las cuales han dado testimonio hombres que merecen nuestra más alta confianza.

      Los Fideicomisarios”.

      Para aquellos que sugerían que los escritos de la Sra. de White reflejaban las conclusiones de los innovadores médicos contemporáneos, uno sólo necesita observar los pronunciamientos conflictivos de esos tiempos y preguntar: “¿Cómo podía una ignorante sin información de aquellos días conocer qué seleccionar y qué rechazar?” Pocos de los conceptos populares de aquellos días sobreviven, sin embargo los consejos de la Sra. de White no sólo permanecen hoy sino que son reforzados por los últimos descubrimientos en clínica y laboratorio.

       Objetivos y condiciones de prosperidad constantes

      Se han hecho grandes avances en el mundo médico desde la muerte de Elena de White en 1915. Aunque estos avances han traído ajustes en los detalles de la práctica de la medicina, no han hecho pasar de moda el valor terapéutico del “aire puro, el ejercicio, la dieta apropiada, el uso del agua”, y “la confianza en el poder divino”, los cuales Elena de White enumeró como “los remedios verdaderos”. Mientras los métodos modernos de diagnóstico rápido y de tratamiento de las enfermedades han acortado el tiempo en que los pacientes deben permanecer en una institución médica, y si bien es cierto que esto tiene su consecuencia sobre la operación de las instituciones adventistas del séptimo día, los principios básicos establecidos en los consejos de Elena de White constituyen una guía segura y realizable hoy. Escribiendo reflexivamente, la Sra. de White declaró:

      “A medida que nuestra obra se ha extendido y se han multiplicado las instituciones, el propósito que Dios tuvo al establecerlas ha sido el mismo. No han cambiado las condiciones para que prosperasen” (Testimonios para la iglesia 6:227).

      Se nos puede dar certeza una y otra vez de la permanencia continua de estos consejos en las líneas médicas. Al estar de pie frente al Congreso de la Asociación General en 1909, ella dijo:

      “Se me ha mostrado que los principios que nos fueron dados en los primeros días de este mensaje no han perdido su importancia y debemos tenerlos en cuenta tan concienzudamente como entonces” (Testimonios para la iglesia 9:127).

      Los principios se mantienen, aunque las circunstancias cambiantes pueden hacer necesarios ajustes en la aplicación de algunos principios. En efecto, Elena de White escribió con relación a la obra de la recién establecida facultad en Loma Linda:

      “No podemos establecer una línea precisa para seguir incondicionalmente. Las circunstancias y las emergencias se presentarán y el Señor debe dar instrucción especial; pero si empezamos a trabajar dependiendo completamente del Señor, velando, orando y andando en armonía con la luz que él nos envía, no seremos dejados para avanzar en tinieblas” (Carta 192, 1906).

       Los testimonios y el significado de las palabras

      El significado de ciertos términos también puede cambiar notablemente en un período de años. Sin embargo, un estudio cuidadoso de los principios básicos que se revelan mediante una acumulación

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