Dublineses. Джеймс Джойс

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Dublineses - Джеймс Джойс Vía Láctea

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      DUBLINESES

      —No, yo no diría que fuera exactamente... pero había algo raro... había algo turbio en él. Les diré mi opinión...

      —Tengo mi propia teoría –dijo–. Creo que era uno de esos... casos pecu­l­iares... Aunque es difícil decirlo...

      Volvió a darle bocanadas a la pipa sin exponernos su teoría. Mi tío vio que yo me había quedado mirando y dijo:

      —Bueno, lo vas a sentir, pero tu anciano amigo nos ha dejado.

      —¿Quién? –dije yo.

      —El padre Flynn.

      —¿Ha muerto?

      —Aquí el señor Cotter nos lo acaba de decir. Pasaba junto a la casa.

      Sabía que me observaban, así que continué comiendo como si las noticias no me interesasen. Mi tío le explicó al viejo Cotter:

      —El chaval y él eran grandes amigos. El buen hombre le enseñó muchas cosas, no se crea; y dicen que le tenía en gran estima.

      —Dios tenga piedad de su alma –dijo devotamente mi tía.

      El viejo Cotter me miró un rato. Sentí que sus negros y relucientes ojillos me examinaban, pero no le iba a dar el gusto de levantar la vista del plato. Volvió a su pipa y finalmente escupió groseramente en la chimenea.

      —No me gustaría que mis hijos –dijo– tuvieran mucho trato con un hombre como ese.

      —¿Qué quiere decir, señor Cotter? –preguntó mi tía.

      —Lo que quiero decir –dijo el viejo Cotter– es que es malo para los niños. A mí me parece que hay que dejar que un chaval juegue y corretee con chavales de su misma edad, y no que esté... ¿Tengo razón, Jack?

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