La masonería. Francesc Cardona

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La masonería - Francesc Cardona Colección Nueva Era

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comerciantes, mercaderes y cirujanos.

      Sabemos que por aquel tiempo, asistían a las reuniones de las logias aficionados a la arquitectura como accepted masons (masones aceptados) o miembros honorarios. Eran patrocinadores de los gremios y les prestaban ayuda económica financiando catedrales y monasterios, pero en el siglo XVI su construcción había llegado a su fin y entonces se dedicaron a hacerlo, en su mayoría, a edificios laicos.

      La creación de las academias de Arquitectura, singularmente en Italia, dio el golpe de gracia al sistema gremial de aprendizaje de la construcción y el sistema ritual de secretismo de su oficio. Al terminar la construcción de las grandes catedrales, las hermandades y logias masónicas pasaron lentamente a manos de los miembros adoptivos y así los especulativos llegaron a imponerse a los operativos. Así fue como la masonería especulativa tomó las riendas sobre todo, a partir de 1717 y singularmente en las denominadas Constituciones de Anderson en 1723. Durante ese periodo se produjo un cambio político con el paso de la dictadura de Oliver Cromwell (fallecido en 1658 y obligado su hijo Ricardo a dimitir en 1660) a la restauración efímera de los estatutos que acabarían con la revolución de 1688 y la llegada de Guillermo III de Orange, que otorgaría grandes privilegios al Parlamento e inaugura un nuevo sistema de gobierno destinado a tener un gran porvenir.

      Constituciones De Anderson

      Por cierto que a Oliver Cromwell, que había ordenado la ejecución de Carlos I (1649), algunos le colocaron el “sambenito” de haber impulsado la masonería especulativa, cosa improbable para un dictador.

      Diversos trastornos civiles asolaron Inglaterra y singularmente Londres por aquellos años. En 1665 una epidemia de peste declarada en la ciudad provoca noventa mil muertos. Al año siguiente el “Gran Incendio” convierte en cenizas alrededor de cuatro quintas partes de la urbe. El arquitecto Sir Christopher Wren intentó inútilmente transformarla de acuerdo con los planos de codificación por él diseñados, conforme a nuevos criterios. Realizaría la catedral de San Pablo, así como la erección de treinta iglesias. Fue el canto del cisne de los masones operativos europeos reunidos para reconstruir la ciudad.

      ¿Cuáles fueron los motivos que impulsaron a quienes poco tenían que ver con la constitución a ingresar en asociaciones que iban difuminando esa profesión, aunque conservando la estructura de los antiguos canteros?

      Todo son conjeturas. Uno de sus principales “ganchos” de seducción fuera quizás el secretismo y sus misterios con un espíritu semejante al que había engendrado el rosacrucianismo convencidos de que mediante ellos pudieran acceder a la oculta sabiduría. El doctor William Stukeley, primer secretario de la Sociedad de Anticuarios de Londres, confesó que “la curiosidad le indujo a iniciarse en los misterios de la masonería, pues sospechaba que pudiera tratarse de vestigios de los misterios de la antigüedad”.

      El ya citado Elías Ashmole, que ingresó en la masonería en 1646, fue fundador del Ashmolean Museum de Oxford. También sintió gran interés por la arquitectura medieval y reunió datos para escribir un libro sobre el castillo de Windsor. Por su afición a la cábala y al rosacrucismo se considera que introdujo en la masonería el símbolo rosacruciano y el grado de Caballero Rosacruz. Sin embargo, sabemos que asistió pocas veces a las reuniones de su logia.

      El cambio de orientación de la hermandad fue un hecho aunque muchos arquitectos como el propio Wren ingresaran en ella, sin embargo, se conservó escrupulosamente el espíritu de la antigua cofradía con sus principales usos tradicionales, se abandonó el arte de la construcción a los trabajadores de oficio, si bien se mantuvieron los términos técnicos y los signos usuales que simbolizaban la arquitectura de los templos, aunque a las expresiones se les dio un sentido simbólico.

      Cierto Manual de bolsillo para francmasones determinaba:

      La piedra labrada, o sillar acabado, simbolizaba “al hombre ya anciano que hubiera llevado una vida ordenada y bien empleada con actos de piedad y virtud que no pueden medirse y aprobarse sino por la escuadra de la palabra de Dios y el compás de la propia conciencia”.

      El templo masónico reproduce al Templo de Salomón como representación del hombre perfeccionado. En 1663, los masones de Wakefield, al abrir su asamblea en el templo, invocaban primero al “Soberano Creador, el Shadaï, Arquitecto del Cielo y la Tierra, dador de todos los dones”, etc.

      Representación del Templo De Salomón

      Al doble esoterismo se asimila, por una parte, la tradición bíblica de dos columnas erigidas en el templo: Jaquín y Boaz. Una leyenda recoge la historia del maestro Amón, arquitecto del Templo de Jerusalén, asesinado por dos masones celosos, extrañamente convertida, en la Edad Media, en la historia del caballero Aymon que, al retornar de Tierra Santa se hace albañil para ayudar a construir la catedral de Colonia y es asesinado también por unos compañeros. En una y otra leyenda vemos la idea de compañerismo negativo de dualidad, oponiéndose al mito de maestría (y de unidad positiva).

      Representación de las Columnas Jaquín y Boaz

      El Templo de Salomón se torna como representación del hombre perfeccionado. Sin embargo, los nuevos tiempos estaban en contra del dogmatismo y favorecían la tolerancia de cualquier creencia particular que no excluyera la idea del Ser Supremo, esto era el Deísmo, creencia de un Dios al margen de las doctrinas teológicas, muy en boga entre las clases cultivadas de las que procederán los nuevos miembros de la masonería. A partir de entonces, la masonería se transformó en una institución, cuya característica era la constitución de una finalidad ética, capaz de propagarse por todos los pueblos civilizados.

      En el aspecto jurídico, constituyó la victoria de derecho escrito sobre la costumbre provocando el nacimiento de una nueva idea: la de la obediencia o federación de logias en la que residirá la soberanía. Solo la Gran Logia de Inglaterra tendría autoridad para fundar otras nuevas, dando origen así a la masonería especulativa o regular que según sus miembros “conquistará el mundo”.

      Las logias se nutrieron a partir de entonces de sabios, poetas, gentilhombres y nobles eclesiásticos. Los señores escoceses del séquito del rey Jacobo Estuardo, cuando se refugió en Francia, fueron los iniciadores en aquel país de la primera masonería de “rito escocés”. Durante la última década del siglo XVII al menos existían siete logias en Londres y una en York

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