Atrapada al atardecer. C. C. Hunter
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Читать онлайн книгу Atrapada al atardecer - C. C. Hunter страница 25
—¿Crees que yo no? —Kylie sintió que sus inseguridades la invadían—. Es guapa, ¿verdad?
—No —contestó Della, pero Kylie supo que mentía. Ellie era guapa y simpática, y seguramente se había acostado con Derek.
Unos celos no deseados inundaron el pecho de Kylie, y dibujó en su mente una imagen de Ellie y Derek juntos. Estaban besándose… Estaban…
Comenzó a caminar hacia la cabina. A caminar rápido. Della fue con ella, pero debió de sentir algo en el humor de Kylie, porque no dijo una palabra más.
Kylie llegó a la cabaña sin hablar, pero una vez llegó al porche, se giró hacia Della y le preguntó:
—¿Crees que se han acostado?
—Yo… —Della hizo una mueca.
—Sé que no debería importarme, pero supongo que sí lo hace. Maldita sea, ¿por qué parece que todo queda reducido al sexo? Estoy empezando a odiar la idea de acostarme con alguien y todavía no lo he hecho. Tengo estas imágenes en la cabeza. Es como una película porno, y no paro de verlos…
Della puso una mano en la boca de Kylie y dirigió su mirada rápidamente hacia un punto más allá del hombro de Kylie.
Esta apartó la mano de sus labios.
—¿Hay alguien detrás de mí? —Rezó para que la respuesta fuera que no.
La sonrisa pícara de Della le indicó que sus plegarias no habían sido escuchadas.
Se sobrepuso a la vergüenza que sentía y trató de imaginarse quién sería la peor persona que podría estar detrás de ella. ¿Ellie? ¿Derek? No. Su mirada se encontró otra vez con la de Della y pronunció en voz baja la palabra Lucas.
Por favor. Por favor. Que no sea Lucas.
Della asintió con la cabeza. Kylie reprimió un gemido. Todavía no estaba preparada para enfrentarse a él y fijó la mirada en el bosque. A través de un laberinto de árboles, vio que el sol se hundía en el horizonte. Deseó poder seguirlo y desaparecer.
—¿Puedes darnos un minuto? —La voz de Lucas sonó justo detrás de Kylie.
Consciente de que era inevitable, Kylie se giró. Le ardía la cara al recordar lo que había dicho sobre una película porno y toda su conversación de «odio el sexo». ¡Genial!
—No puedo —respondió Della—. Soy su sombra.
—Me hago cargo —dijo él, casi gruñendo.
—No pasa nada —le dijo Kylie a Della.
Della frunció el ceño.
—Si algo le ocurre mientras yo no esté, te juro que iré a por tu culo lobuno.
—No va a pasar nada. —Sus ojos azules se oscurecieron, y en los bordes, Kylie vio unas motas de un color naranja ardiente, lo que quería decir que estaba enfadado.
Kylie no pudo evitar preguntarse si su enfado era por Della o…
—Genial. —Della entró enfadada en la cabaña, y dio un portazo con tanta fuerza que el porche tembló.
Kylie miró a Lucas a los ojos. Seguía medio enfadado.
—Vamos a dar un paseo —dijo.
Kylie se acordó de cómo se le habían tensado los músculos cuando ella se había puesto del lado de Derek. ¿Estaba también enfadada con ella? La idea de hacerle daño cuando él había arriesgado su vida para salvarla le hizo sentir un nudo en el estómago. No se lo merecía, no había querido hacerle daño. Aunque Derek tampoco se merecía que lo culparan por querer ayudarla.
Lucas salió del porche y miró hacia atrás.
Sus ojos eran ahora de un naranja más brillante. Kylie se acordó de que hubo un tiempo en que se habría vuelto loca si hubiera visto a un hombre lobo enfadado. Maldita sea, se acordaba de que hubo un tiempo en que no había creído que los hombres lobo pudieran existir, ni enfadados ni calmados.
—¿No vienes? —preguntó Lucas.
Capítulo 9
Podría haber dicho que no, pero no quiso hacerlo. Lo siguió. El sol brillaba bajo, pero su luz se aferraba al cielo. Sin embargo, una vez que estuvieron dentro del bosque, bajo el paraguas de los árboles, los restos de la luz del día se desvanecieron en el atardecer. Caminaron sin hablar.
Se acordó del pájaro muerto y del fantasma diciendo que había alguien más ahí fuera. El miedo se posó en el cuello de Kylie. Era como si notase la cálida respiración de algo maligno en la nuca, e intentó apartar la sensación con el brazo. Ahora todo parecía más oscuro.
—¿Crees que deberíamos entrar en el bosque? —Escuchó un crujido y miró sobresaltada hacia su izquierda. Entonces, chocó contra la espalda de Lucas, que se había detenido sin que ella se diera cuenta. El chico se dio media vuelta, y Kylie vio como elevaba la cara como si olisqueara el aire.
—¿Tienes miedo de mí? —preguntó.
Incluso en aquella penumbra, distinguió la ira en su expresión.
—No. Tengo miedo de… otras cosas. —No sabía cómo llamarlas.
—¿Miedo de que Derek se entere de que has venido conmigo? —preguntó en tono acusatorio.
—No.
Se giró y comenzó a caminar de nuevo. Ella lo siguió, pero entonces, Lucas se detuvo abruptamente y la encaró de nuevo.
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