Atrapada al atardecer. C. C. Hunter
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Читать онлайн книгу Atrapada al atardecer - C. C. Hunter страница 21
—¿Estás bien? —Golpeaba el suelo con los pies al mismo ritmo que Kylie.
—No —respondió, y se agachó para esquivar la rama de un árbol.
—¿Adónde vamos? —preguntó Della unos minutos después, cuando Kylie tomó una dirección opuesta a la cabaña.
—Quiero correr —contestó Kylie.
—Vale. —Della se mantuvo a su lado.
Corrieron y corrieron. Cuando Kylie divisó la valla que señalaba el final de Shadow Falls, se detuvo y se dejó caer al suelo. Se abrazó las piernas con los brazos, dejó caer la frente sobre las rodillas. Sus pulmones trabajaban a pleno rendimiento, como si se alimentasen del aire del bosque, en el que aún flotaba el olor a lluvia.
Della, que ni siquiera jadeaba, se sentó a su lado. Los ruidos del bosque las envolvieron: un pájaro que volaba entre los árboles, alguna criatura desconocida que se arrastraba bajo un arbusto no muy lejos de allí. Pero sobre todo, Kylie escuchaba el latido acelerado de su corazón, que retumbaba en sus oídos.
—Tu corazón sigue acelerado —dijo Della.
—Lo sé. —Kylie mantuvo la cabeza apoyada contra sus rodillas.
—Ha dicho la verdad.
Kylie supo que Della hablaba de Derek.
—Lo sé.
—He intentado no escucharos, pero era imposible. Pensé en alejarme más, pero no habría cumplido con mis obligaciones de sombra.
Kylie levantó la cabeza. Dirigió la mirada hacia la valla y se dio cuenta de dónde se encontraban. Tras la valla de alambre estaban las huellas de dinosaurio. Y el arroyo donde Lucas la había besado. Se permitió pensar en eso un segundo, porque pensar en Derek le hacía daño.
Miró de nuevo a Della.
—Escuchas mis conversaciones privadas, pero no cuentas nada sobre ti.
—Contar ¿qué? —La voz de Della sonó confundida.
Kylie arqueó una ceja.
—¿Qué ocurrió cuando estuviste en casa? Sé que antes nos has mentido, y Miranda también lo sabe.
—Ah, eso. —Arrancó una larga hoja de hierba y empezó a atársela alrededor del dedo.
Kylie ya pensaba que no iba a contestar cuando Della dijo:
—Fui a ver a Lee.
Kylie siempre había sospechado que Della no había dejado de preocuparse por su ex novio, pero le sorprendió que lo admitiera.
—¿Y?
—Está prácticamente prometido con otra chica. Sus padres lo están presionando para que lo haga oficial, a ellos les gusta ella. —El dolor que había en la voz de Della era el mismo que el dolor que Kylie sentía por Derek.
Kylie se abrazó con fuerza las rodillas.
—Lo siento mucho.
—No lo sientas —dijo Della—. Es lo mejor. Él nunca habría aceptado que soy un vampiro.
—Eso no significa que no te haga daño. —Y vaya si Kylie sabía eso por experiencia propia.
Della vaciló.
—Ella es cien por cien asiática. No es mestiza como yo.
—¿Lee te dijo eso? —Ese chico no le gustaba nada a Kylie.
—No exactamente. Dijo que sus padres lo habían presionado para que saliera con ella, y sé que yo no les gustaba porque soy medio blanca.
—Tienes que seguir adelante —respondió Kylie—. Ya lo he hecho. —Della dejó caer la hoja al suelo.
Era mentira, pero Kylie no creía que recordárselo la ayudase. Kylie se echó hacia atrás y levantó la vista en dirección a los árboles. La humedad de la lluvia que había caído hacía un rato impregnaba su ropa, pero no le importaba. Agradecía un poco de frío en medio del calor de Texas. Un arrendajo azul revoloteó de la rama de un árbol a otra. Las emociones de Kylie parecían hacer lo mismo que ese pájaro.
Lo estudió, tan feliz, tan inocente, tan sin problemas. Della suspiró de forma exagerada, como si siguiera pensando en Lee.
—A Steve le gustas —dijo Kylie.
—No, no le gusto.
—Sí, sí le gustas —Kylie miró a Della—. Hoy lo he visto mirándote en el comedor. Deberías lanzarte.
—Si de verdad le gusto, ya lo hará él.
—No me refiero a que te lances sobre él, solo digo que seas amable, que dejes que se acerque más a ti.
—Yo dejo que la gente se acerque a mí —dijo Della.
Tanto como una serpiente de cascabel, pensó Kylie.
Della cogió otra hoja de hierba y se tumbó al lado de Kylie. Sus hombros casi se tocaban.
—No es fácil.
—Créeme —dijo Kylie—. Lo sé.
Estuvieron tumbadas sobre la tierra húmeda durante varios minutos, sin hablar. El sol se filtraba a través de las copas de los árboles y proyectaba sombras doradas a lo largo del bosque. A través de las hojas, Kylie vio el cielo pintado con un colorido despliegue de nubes que parecían de tormenta. Su mente dio vueltas y vueltas hasta que de alguna manera se detuvo de nuevo en Derek.
—No puedo creer que se haya traído a Ellie al campamento. —La idea de tener que ver a Derek con Ellie hizo que se le encogiera el pecho.
—Sí, eso va a ser duro. Quiero decir que, si tuviera que ver a Lee con su novia, terminaría por matar a alguien.
—No, no lo harías. —Kylie se incorporó, se echó el pelo sobre un hombro y se deshizo de unas cuantas ramitas que se le habían quedado—. Harías exactamente lo mismo que voy a hacer yo.
—¿Qué? —Della también se incorporó.
—Fingir. Fingir que no duele mientras deseas con todo el alma que llegue el día en que ya no lo haga.
—No. Prefiero matar a alguien. —Della se levantó y se quitó las hojas de césped húmedas que tenía en la espalda. Entonces, bajó la mirada hacia Kylie—. ¿Esto significa que vas a darle una oportunidad de verdad a Lucas?
Kylie se levantó y se limpió los pantalones de hierba.
—Puede que sí. Si él también quiere.
—¿Si? ¿No has visto cómo se ha enfadado con Burnett porque no le ha dejado ser tu sombra? Lo tienes loco. Vale, estás herida por lo de Derek