El Perú Ilustrado. Semanario para las familias. Emma Patricia Victorio Cánovas

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El Perú Ilustrado. Semanario para las familias - Emma Patricia Victorio Cánovas страница 2

El Perú Ilustrado. Semanario para las familias - Emma Patricia Victorio Cánovas Estudios y ensayos

Скачать книгу

que atravesaba el Perú. Estos cuatro conceptos tienen como núcleo a un individuo que se sintió responsable de una comunidad mayor, por la que tomó medidas que advirtió necesarias y con la que se solidarizó. Peter Bacigalupi fue promotor de este esfuerzo editorial e impulsó la difusión de imágenes de contenido nacional para contribuir a retomar el conocimiento del país, sus tradiciones y los hechos heroicos que le recordaran su pasado glorioso y lo orientaran a un futuro confiado en sus potencialidades. Promovió su modernización por medio de los productos que importaba y comercializaba su empresa, así como otras que el semanario publicitaba, con lo que a la vez lograba cubrir los costos editoriales en una positiva vía de interacción.

      A través del análisis de los textos y del estudio plástico formal de 20 litografías representativas de distintos aspectos temáticos, sobre un corpus de 96 incluidas en esta edición, se prueba con sustento teórico, así como con un manejo metodológico de análisis formal preciso, que la gráfica fue un factor esencial en la construcción del imaginario público en beneficio de la recuperación del Perú como motivo de orgullo para sus habitantes, a la vez que ofrecía los instrumentos para lograrlo. El Perú Ilustrado destaca por su interés en lo histórico y también en lo cotidiano, como la organización de fiestas, las representaciones escénicas y la moda, mediante las que difunde un ideal estético selectivo y promueve el uso de materiales y diseños acordes con su paralelo interés comercial. La intención de reconstruir y consolidar la memoria de un pueblo, no solo afectado moral y económicamente sino también enfrentado por las distintas posturas que mostraron sus habitantes durante la ocupación del ejército enemigo, fue una tarea realizada de manera inteligente, enfocada en aquellos aspectos que unían a la población más allá de sus discrepancias y sus desencantos, resaltando las ilustraciones de monumentos y objetos del Perú antiguo, virreinales y republicanos ofrecidos como valiosas muestras de esfuerzo cultural colectivo.

      El estudio de Patricia Victorio permite apreciar la calidad técnica de los litógrafos involucrados en la conformación del semanario, así como su interés por ofrecer un material plásticamente adecuado a los fines que perseguía. Los encargados de seleccionar los motivos representados, y aquellos que obtuvieron y difundieron las fotografías acordes al propósito de la publicación, tienen un valor tan relevante como el de los intelectuales de renombre escritores de los textos que las acompañaron. Palabra e imagen destacan unidas y confirman el rol fundamental que juntas tuvieron como gestoras de propuestas innovadoras y portadoras del pensamiento crítico y abierto que permitieron las publicaciones periódicas en el siglo xix. El italoestadounidense Peter Bacigalupi se identificó con el país que lo había acogido, al que pudo comprender en la complejidad de su circunstancia, y propició el efecto colateral de cubrir el espacio de formación artística que en el Perú no había podido consolidarse adecuadamente, al proveer posibilidades para la formación de litógrafos en su taller, una decisión que brindó además espacios de trabajo necesarios para los jóvenes.

      La importancia de El Perú Ilustrado es manifiesta porque evidencia el efecto traumático de los resultados de la guerra con Chile en todo el Perú, efectos que se reactivan periódicamente frente a un asunto no resuelto definitivamente, y cuya génesis histórica es importante conocer en sus múltiples aspectos. Además del interés comercial de Bacigalupi, la intención que impulsó la publicación fue reactivar positivamente la consciencia nacional. Revisar sus páginas y analizarlas formalmente permite ratificar lo importante del estudio de la obra de creación artística como catalizadora de preocupaciones que la configuran y la trascienden, así como apreciarla y valorarla en su condición de expresión de reconocimiento colectivo en una sociedad. En la medida en que se consolidaba la publicación, también lo hacía la estructura interna de las ilustraciones mediante las cuales la escena —o el personaje representado— se afianzaba para profundizar el mensaje. Victorio resalta la significación de la ilustración de portada de Belisario Garay Mártires de la patria, del 19 de julio de 1890, un ejemplo de composición múltiple centrada en los retratos de Miguel Grau y Francisco Bolognesi que congrega hábilmente, en sentido radiado, a personajes que destacaron en el conflicto bélico, equilibrando los pesos plásticos y significantes.

      Desde la visión contemporánea, esta edición evidencia que, a pesar de su poco tiempo de circulación, El Perú Ilustrado consolidó en sus páginas las imágenes paradigmáticas que desde entonces representan a los peruanos ilustres, instalando el aspecto que los aloja visualmente en el imaginario nacional. Frecuentemente desarrollado sobre la base de fotografías, el mismo proceso se extiende a la comprensión gráfica del Perú orientado al progreso y la industrialización, pero contrastado con el lugar idílico poblado por personajes construidos para ejemplificar la armonía entre la naturaleza, el paisaje urbano rural y sus habitantes, una visión utópica que se alojará en las artes plásticas y en otros ámbitos y que impidió el reconocimiento preciso de la multiplicidad y variedad que ofrecía el país. La visión distópica en el contexto de la negación también se observa en el tratamiento de Las ciudades cautivas, alejándolas formalmente de cualquier aspecto traumático que recordara la devastación por la guerra que hubiera podido orientar el proceso de recuperación de los bienes perdidos. La intención pudo ser promover una actitud positiva de tregua y superación que, a la luz de acontecimientos posteriores, no tuvo éxito. En las ilustraciones se representa a los héroes militares o culturales en primer plano, en posturas de ligero tres cuartos y mirada conminativa dirigida al espectador, con niveles artísticos dispares pero un objetivo definido de exaltación patriótica. Sin embargo, la voluntad de construcción de heroicidad tampoco arraigó en la población, porque en el Perú se cuestionan permanentemente los hechos que la reconocen y a los individuos que los protagonizan, a diferencia de la amplia aceptación que tienen santos y mártires religiosos, tradicionales y contemporáneos.

      Resaltan el esfuerzo y la dedicación que supuso para Patricia Victorio reconstruir un corpus para investigar sobre la base de ejemplares incompletos de El Perú Ilustrado en tres importantes repositorios nacionales y, lo más grave, que usuarios irresponsables los hayan mutilado. La identidad no solamente es el reconocimiento de la historia y de los avatares político-sociales del país, sino que comprende la defensa de un patrimonio construido durante milenios que lo identifica como único y que es propiedad compartida para disfrutar, cuidar y difundir. La acertada publicación de este libro es un importante aporte a la historia del arte peruano del siglo xix, así como un reconocimiento al protagonismo y nivel de persuasión de la imagen en los medios de difusión masiva.

      Martha Barriga Tello

      INTRODUCCIÓN

      La historia del arte peruano del siglo xix se está escribiendo paulatinamente, sobre todo en los últimos años, en que el interés en su investigación se ha incrementado1. Se trata de un periodo todavía poco conocido, en el que se realizaron una serie de discursos que formalizaron categorías de identidad y se desarrollaron procesos de construcción simbólica de nuestra nacionalidad.

      Para los estudiosos de la prensa, el siglo xix es por excelencia el siglo del periodismo como vehículo de opinión, de cruzada política y de cultura, así como de aviso e información comercial (Seoane, 1992, pp. 313-314). A mediados de siglo, gracias a la invención de la fotografía y al desarrollo de la litografía, surgieron los diarios, periódicos y revistas con ilustraciones que ocuparon un lugar importante en el impreso, fuera del texto tipográfico o cerca de él. El aspecto cultural, literario y artístico predominó en las revistas ilustradas, que difundieron los argumentos de la nacionalidad, y son precisamente estas publicaciones las fuentes de primera mano en las que el investigador puede buscar la información que le permita recrear en parte dicho siglo para comprenderlo y explicarlo. Por tanto, la investigación hemerográfica es de especial importancia en el develamiento del siglo xix.

      El Perú Ilustrado. Semanario para las familias fue publicado a fines del siglo xix por el empresario Peter Bacigalupi, un migrante que, pese a su origen italoestadounidense, se comprometió en un significativo esfuerzo editorial y artístico, en un país que se recuperaba lentamente de la debacle provocada por la derrota sufrida en la guerra del Pacífico. El semanario presenta un material visual y documental muy interesante

Скачать книгу