El misterio en lo cotidiano. Xavier Quinzà Lleó
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23 diciembre
El nacimiento de Jesús nos invita al gozo del Reino, incluso en el interior de una experiencia rota, en la periferia de la ciudad, en las fronteras del refugiado; ya que el acontecimiento se celebra en una cueva, a las afueras de Belén. La celebración de la Navidad debe ser el lugar del ánimo, donde los espíritus recuperen el canto y los cuerpos cicatricen las heridas.
2015
DIOS SE HA CAMBIADO DE CASA
15 de enero
Nosotros pensamos que no es que Dios haya muerto, sino que se ha cambiado de casa. Nos habíamos habituado a buscar a Dios en su propia casa, que también debía ser la nuestra, aunque no siempre lo supiéramos. Desde la noche de los tiempos, el empeño del ser humano ha sido descubrir el Misterio original del mundo y, por tanto, también de nuestras vidas.
Pero, también desde siempre, esa pretensión humana llevaba en su interior un deseo inconfesable: despojarlo de su inviolabilidad, recortar los perfiles de su figura medio borrosa y dibujarlo de nuevo a nuestro antojo. Construirle a Dios una casa y encerrarlo allí: un lugar seguro para encerrar al que no se deja acotar por nadie, porque suyos son los espacios siderales y habita más allá de las estrellas.
Era una pretensión lógica, en cierto modo, porque ese Dios, siempre mayor que cualquiera de sus imágenes, lo experimentamos cercano y próximo. Él había querido que lo buscáramos, ya que no estaba lejos de nosotros, porque en él vivimos, nos movemos y somos. ¡Cuánto nos equivocamos...!
23 de enero
Aceptar seriamente al ser humano, con sus pasiones y deseos, es la única base para poder trazar la correlación e interdependencia de la acción libre de Dios y la respuesta, libre y, por tanto, responsable, de la persona. El deseo, los afectos, las pasiones, el miedo, la ira y la tristeza no son consecuencia directa del pecado de origen, sino condiciones creaturales en las que se desarrolla, gratuitamente, la cercanía y la transformación de Dios. Afirmarlos en lo que tienen de humano es un modo ya de colaborar con su resolución y aprendizaje humilde de nuestra condición.
9 de marzo
Solo cuando por el amor emigramos incesantemente hacia Dios, los sentidos unificados perciben todas las cosas como referidas a Dios en la luz del Espíritu. Gracias a una atención dirigida enteramente hacia Dios. Por eso el corazón es el lugar que unifica sentidos interiores y exteriores.
17 de marzo
En el mito de la caída, en el paraíso original, se nos ilustra cómo es primero el querer ser como dioses y después el descubrimiento de la vergüenza ante la propia desnudez. El yo que se reafirmó yendo contra Dios y compitiendo con él se reafirma ahora yendo en contra de la propia sexualidad, que es el lugar por excelencia del deseo.
30 de marzo
En la contemplación atenta de la pasión del Siervo queremos escuchar y contemplar sin adueñarnos de la historia, más bien afinando el oído para acoger sus llamadas. No podemos seguir leyendo su relato sin escuchar una voz profética que nos denuncia nuestra insensibilidad y nos anuncia una nueva comunidad con el pobre. La oración y la compasión son hermanas, ¡nacen del mismo vientre!
6 de abril
El Resucitado conserva en las manos y en el costado, abiertas, sus heridas. Es el Crucificado quien se nos presenta vencedor de la muerte y capaz de engendrar en nosotros su Vida. Nos quiere mostrar sus heridas para que sepamos que se las ha apropiado: son las nuestras, pero le pertenecen porque ha cargado con nuestros delitos. Mostrar a otros las propias heridas es un desafío, supone apertura y humildad. Tocar, con pasmo, las heridas de los demás es un acto de comunión que nos resucita y nos incluye, como a Tomás, en la resurrección del Siervo.
21 de abril
«Aquí está el pan que baja del cielo, para comerlo y no morir» (Jn 6,50). El paraíso recobrado es vivir de este Pan, nuevo maná; no el fruto prohibido, sino el deseado, porque quien come de este pan vive para siempre. La inmortalidad perdida en el árbol del conocimiento se recupera comiendo los frutos del nuevo árbol de la vida. La nueva Vid, que ha sido trasplantada al campo de nuestra humanidad y que nos alimenta, como la viña a los sarmientos. Comer del fruto prohibido mata; comer el fruto de la cruz salva y nos vivifica para siempre.
22 de abril
(Por el fin de las muertes en el Mediterráneo.)
La tragedia, como género literario, hace referencia a cómo los personajes son enfrentados contra el destino de los dioses con resultados de muerte o infortunio. Lo que ha ocurrido el domingo en las aguas del Mediterráneo, sin embargo, está lejos de poder considerarse como tal: no son tragedias inevitables, sino una responsabilidad de todos los que formamos la Unión Europea.
19 de mayo
El Dios que se esconde es más íntimo por su Espíritu en el centro de nuestra interioridad de lo que solemos pensar. Ello quiere decir que solo tenemos una forma de saberlo y gustarlo en nosotros: por el ejercicio del amor en nuestra profundidad, por el desprendimiento oblativo. Es entrar en una comunión muy íntima con lo más hondo y real de nuestra vida: a su entera y total disponibilidad. Espíritu de Dios, ¡espeleólogo de nuestras simas!
Nuestras palabras, las nuevas, salen de nuestro corazón por la fuerza del Espíritu. Él ora en nosotros, él nos bendice con su ferviente amor, en nuestras palmas abiertas se acumulan las historias vividas, él las conduce al corazón de Dios. El arte de vivir es arte que se desarrolla contemplando el final. Volver a los ancianos: escuchar una palabra de sabiduría. La calidad de vida es la vida impregnada por el Espíritu. ¡Ven, Espíritu, oración de la Vida!
7 de junio
El Espíritu de Jesús, que en la eucaristía se nos da de una forma inmerecida, es el que despierta en nosotros la fuerza de cohesión, es decir, de comunión con los otros hombres y mujeres ungidos por la misma experiencia. Y es gracia de unión eclesial. «Tomad lo que sois: cuerpo de Cristo. Sed lo que tomáis: cuerpo de Cristo» (san Agustín).
Lo que somos en la eucaristía es la comunidad de los creyentes unidos entre nosotros y con la cabeza para formar un organismo de entregados a la muerte, cohesionados por la misma entrega de Jesús. Comunidad de conjurados: creyentes, amantes y esperanzados, es decir, disponibles al futuro de Dios.
13 de junio
Captar la unidad de la vida es el arte de la contemplación. Nos esforzamos