Superentrenamiento. Yury Verkhoshansky
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En particular, las fibras del tendón permanecen empaquetadas muy cerca unas de las otras y casi en paralelo, debido a los ligeros movimientos ondulatorios en estado de relajación. Esta simple estructura resulta suficiente para el tendón, ya que éste normalmente tiene que transmitir fuerzas de forma lineal desde un punto hasta otro. La organización de las fibras en ligamentos y cápsulas articulares, aunque en general permanece en paralelo, es menos uniforme y normalmente oblicua o en espiral; su estructura exacta depende de la función del ligamento en particular. La mayoría de los ligamentos están constituidos puramente de colágeno, siendo las únicas fibras de elastina las que están asociadas con los vasos sanguíneos. En la práctica, los únicos ligamentos con mayoría de elastina son los ligamentos amarillos de la columna vertebral y el ligamento cervical en el cuello de los animales rumiantes, ambos compuestos de aproximadamente dos tercios de fibras de elastina, por lo que, muestran un comportamiento casi totalmente elástico (Nachem-son y Evans, 1968). La deformación permanente de estos ligamentos con maniobras de estiramiento tradicionales es, por tanto, poco probable. En general, la estructura del ligamento tiene que ser más compleja que la del tendón, ya que los ligamentos articulares tienen que controlar la fuerza durante un mayor número de grados de libertad articular. Así pues, el estiramiento de los ligamentos requiere una mayor variedad de técnicas.
FIGURA 1.15 La transición estructural de un tejido de colágeno típico al hueso.
La red de colágeno de la piel es una complicada estructura tridimensional que permite ser deformada considerablemente sin necesitar la elongación de las fibras individuales.
Estructura y función de los ligamentos y los tendones
La alteración gradual de las estructuras de los tendones y de los ligamentos a medida que se acercan a sus zonas de inserción en el hueso resulta similar. Por ejemplo, la transición del ligamento al hueso es gradual, con filas de fibrocitos en el ligamento transformándose en grupos de osteocitos, y luego dispersándose progresivamente en la matriz del hueso a través de una fase intermedia en la que las células se parecen a condrocitos (Fung, 1981). Algunas autoridades han dividido la región de inserción del ligamento en cuatro zonas: las fibras de colágeno al final del ligamento (zona 1) se entrelazan con fibrocartílago (zona 2) y se convierten progresivamente en fibrocartílago mineralizado (zona 3). En la última zona finalmente se une al hueso cortical (zona 4). De este modo, la concentración de tensión en la inserción del ligamento en la más rígida estructura ósea disminuye debido a la existencia de la transición de estos tres compuestos de materiales progresivamente más rígidos (fig. 1.15).
FIGURA 1.16 Respuesta de un típico tejido de colágeno a un exceso de carga, mostrando las cuatro regiones características observadas en la aplicación de una carga rápida en el ligamento cruzado anterior (Frankel y Nordin, 1980).
El tendón difiere del ligamento en el hecho de que sólo una terminación se inserta en el hueso, mientras que en la mayoría de los ligamentos ambas terminaciones se insertan en el hueso. La transición de tendón a hueso no está tan bien definida como en el ligamento, y, en breve, el tendón se inserta en la principal membrana fibrosa del periostio. Sin embargo, tal y como sucede en los ligamentos, se puede identificar el mismo tipo de transición gradual en cuatro zonas desde el colágeno hasta el hueso (fig. 1.15). Esta estructura minimiza los efectos negativos de un estiramiento o una carga súbita que se podrían producir si hubiera una brusca transición de músculo a colágeno y después a hueso.
Como los ligamentos están estrechamente relacionados con las cápsulas articulares, los tendones se presentan en dos formas básicas: unos con vainas y otras sin vainas. Las vainas envuelven normalmente a los tendones en presencia de fuerzas de fricción de gran dimensión y realizan una acción de lubricación a través del líquido sino-vial producido por sus células sinoviales. De este modo, se puede afirmar que los tendones con vainas tienen un CEP mayor que los tendones sin vaina, y un estiramiento desde un estado de reposo tendrá probablemente un mayor efecto en el tendón con vaina. El tendón básicamente contiene CES que es tensado cuando su músculo acompañante está activo. Ello remarca de nuevo que son necesarias técnicas de estiramiento para mejorar la extensibilidad de los diferentes tejidos.
Carga mecánica en el tejido de colágeno
Debido a que el estiramiento es un tipo particular de carga mecánica, los estiramientos pueden ser aplicados de forma más efectiva si se analizan detalladamente los efectos de la carga sobre el colágeno. De hecho, el estiramiento fisiológico es posible, ya que el colágeno es un material viscoelástico; esto es, bajo una carga rápida se comporta elásticamente, mientras que bajo una carga progresiva es viscoso y se deforma plásticamente.
La figura 1.16 ilustra el comportamiento del tejido de colágeno en respuesta a un exceso de carga. La porción cóncava inicial de la curva (región I) ha sido denominada «región en forma de dedo del pie» y se aplica a la amplitud fisiológica en la que este tejido funciona de manera normal. Probablemente representa un cambio estructural desde un estado en espiral relajado del tejido a un estado más rectilíneo y paralelo (Viidik, 1973). Se requiere un bajo nivel de fuerza para provocar la elongación en la parte inicial de esta región, pero una fuerza continuada produce un tejido más rígido en el que la tensión (esto es, la elongación por unidad de longitud del tejido) está entre 0,02 y 0,04 (Viidik, 1973). La carga cíclica hasta este nivel produce una respuesta elástica, mientras que la descarga desde este estado permite recuperar la forma original en espiral (o zigzag plano), así como la longitud en reposo de este tejido. En otras palabras, un estiramiento suave del tejido de colágeno dentro de la region I no provocará una flexibilidad a largo plazo.
La siguiente región casi lineal (región II) muestra la respuesta al incremento de la carga. Aquí las fibras han perdido su forma de espiral y son clara-mente paralelas, una situación que se considera que es provocada por la reorganización de los haces de fibras dentro de los tejidos. A veces, se observan pequeñas disminuciones de fuerza en la curva justo antes del final de la región II, que anuncian el temprano y secuencial microfallo de algunas fibras sobreestiradas. En este punto, los peligros de un estiramiento excesivo son definitivamente significativos. La región III corresponde a la fuerza impuesta en los tejidos desde el inicio del microfallo hasta la súbita situación de fallo completo (región IV). Esta situación se producirá si el estiramiento en la región II continúa elongando los tejidos o si se aplican movimientos balísticos en este estado.
Puesto que los tendones y los ligamentos son viscoelásticos, presentan también cierta sensibilidad al grado de carga, y experimentan una relajación en tensión, elongación e histéresis. Por ejemplo, la figura 1.17 muestra el fenómeno de relajación en tensión en el ligamento anterior cruzado mientras se le aplica una carga a un grado finito de tensión, manteniéndose su longitud constante. La característica curva de histéresis (n = 1) de la figura 1.17a corresponde a un ligamento al que se le aplicó una carga de aproximadamente un tercio de su carga de fallo, descargandose inmediatamente a un ritmo constante.
FIGURA 1.17 Curvas de histéresis y de relajación en tensión de un ligamento cruzado anterior (Viidik, 1973).
El que la curva no consiga retornar a su punto de inicio significa que el material se ha deformado de forma permanente; si este proceso se repite regularmente, puede conllevar laxitud ligamentosa. Un prolongado y excesivo estiramiento de este tipo facilita la movilidad articular a expensas de su estabilidad, de forma que la articulación tiene que confiar