Historia de la Brujería. Francesc Cardona

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Historia de la Brujería - Francesc Cardona Colección Nueva Era

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las meigas gallegas preferían este fruto para contaminarlo y embrujar a las víctimas. ¿Será todo un reflejo del relato bíblico de la caída?

      Mal de ojo

      Es una creencia universal según la cual algunas personas poseen en la mirada el poder para provocar daño.

      Las meigas no se sustraían a este poder, y en gallego se conoce como ollo malo, mal ollo, mal de ollo, mala ollada, vista brava, ferida de ollo, ollo feridor. Todavía se dice en la actualidad “Dios nos libre de una mala mirada”.

      Y como el mal de ojo procede del Maligno, los expertos curaban con esconxuros dicho mal:

      Sae demo, sae da aí

      vaite aos montes altos

      onde non hai can nin gatos

      nin oias galos cantar

      nin cans ladrar

      polo poder de Deus e de la Virxe María

      Sal demonio, sal de ahí,

      vete a los montes altos

      donde no hay perros ni gatos

      ni oigas gallos cantar

      ni perros ladrar

      Por el poder de Dios y de la Virgen

      María.

      He aquí otro esconxuro:

      Sal salada

      que naceches na mar salada,

      apartádme agora mesmo

      deste corpo fora

      esta mala ollada,

      así sexa de trescentos días dada.

      con graza de Deus

      e da Virxe María

      Fulano queda san e salvo,

      con sorte e fortuna e alegría

      Sal salada

      que naciste en la mar salada

      apartadme ahora mismo

      de este cuerpo fuera

      este mal de ojo,

      así sea de trescientos días dado.

      con la gracia de Dios

      y de la Virgen María

      Fulano queda sano y salvo

      con suerte y fortuna y alegría.

      El bien contraataca

      Vemos pues que ante los ataques del mal, los seres humanos, y en Galicia no es ninguna excepción, se han armado desde tiempo inmemorial. Así tenemos los denominados evangelios que son unos papeles impresos que contienen algunos párrafos de los evangelios, metidos en saquitos cerrados, más o menos lujosos, según el precio que todavía se venden en algunos conventos de monjas y en los puestos de las santeras en las romerías. Se han de colocar colgados en el cuello, o cosidos a la ropa interior.

      También se utiliza la cruz, el ajo, la herradura, la piedra de ara, el agua bendita, el fuego, la sal, el pan, la castaña y la navaja. Vemos pues tres grupos de defensas bien definidos: los objetos sagrados, las armas, sean fabricadas por los hombres o armas de los animales, y los elementos purificadores, en especial, el agua y el fuego.

      No pretendemos caer en herejía, pero el dualismo tradicional, no solo cristiano, sino de otras religiones, se halla muy patente. Existe Dios con unas fuerzas del bien y el Demonio con unas fuerzas del mal, entre ellas las brujas, llámense en este caso meigas.

      Sin embargo, no se trata de una lucha maniquea entre dos principios eternos y equipotentes. Satán, el principio del mal, en Galicia es una criatura de Dios y se halla sometido a él hasta tal punto que vox populi, aunque se rebele y pretenda conquistar adeptos, auxiliado por sus seguidoras, las meigas, es frecuentemente vencible y hasta patético, a semejanza de la representación popular de Los Pastorcillos o Els Pastorets en los que siempre triunfan estos.

      Capítulo V: La brujería en Asturias

      y Cantabria

      Seguimos con montaña y mar, como en Galicia, y con bosques y mucho ganado, terreno de difícil acceso, terreno propicio para la brujería, con más de 150 días de cielo cubierto y lluvias finas y persistentes, el orbayu (más variadas en Santander). Vamos a comenzar primero con el Principado de Asturias, después Cantabria y Santander.

      Asturias

      De “valles angostos y redondos collados como el pecho de una mujer”, según uno de los grandes pensadores españoles José Ortega y Gasset, “región femenina y plural, habitada por gente sensual, amante de la vida”.

      Los habitantes del Principado, no solo no temen al aguasino que, a lo largo del tiempo, han ido poblado las brumas, las nieblas, los ríos y los manantiales del país de seres fabulosos reflejados en los cuentos infantiles, el Nuberu, elemento maligno y feo que también encontramos en Galicia, incluso femenino, que dirige las tempestades; las xanas, ninfas encantadas que guardan tesoros en la fuentes; el Culebre, serpiente alada gigantesca que custodia riquezas en el fondo negro de las cavernas; o los trasgos , duendes domésticos que ponen las casa patas arriba y, claro está, las brujas.

      Todos los asturianos sabían que en su país las brujas no podían volar por los aires si no orinaban antes por el hogar de su casa, al tiempo que mascullaban la siguiente imprecación:

      Sin Dios y sin Santa María,

      ¡por la chimenea arriba!

      Por eso todavía en la actualidad se conserva la expresión popular, sin comentarios:

      Si hallas el hogar mojado,

      La bruja está en el tejado.

      Variantes y semejanza en el

      volar y otras zarandajas

      Aunque seguían la tradición, montando en una escoba, preferían una pala que denominaban garía y también una especie de cazo de mango largo.

      Al parecer, según la voz popular, sus reuniones no tenían la aparatosidad de otros lugares, aunque no faltaban las danzas locas, provocadas por ciertos untos con las denominadas hierbas frías como la cicuta o perejil de perro, la belladona o beleño.

      Según algunas crónicas, las brujas asturianas conocían una especie de vudú que realizaban con muñequitas o figuras de cera. Convenientemente pinchadas provocaban en las víctimas quemaduras terribles en el interior de sus cuerpos.

      La castaña de la bruja

      Dejando a un lado las connotaciones eróticas que pueda sugerir, lo cierto es que en las fiestas de la castañada de los pueblos, cuando los muchachos del lugar asan las castañas en las denominadas

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