Una mirada al futuro demográfico de México. Manuel Ordorica Mellado

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Una mirada al futuro demográfico de México - Manuel Ordorica Mellado Grandes problemas

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proyección con una sola hipótesis; una proyección con varias hipótesis nos indica lo que ocurriría si los componentes evolucionaran de acuerdo a los supuestos planteados, y una proyección estocástica nos permite observar una infinidad de posibles escenarios, lo que posibilita medir el esfuerzo que se tendría que hacer para cumplir con las metas establecidas en un espacio infinito de posibilidades.

      Las proyecciones de población realizadas en México es posible clasificarlas de acuerdo a lo siguiente:

      1. Las que sirvieron para poner a prueba los métodos de proyección y las hipótesis. Fueron las proyecciones de población pioneras que permitieron sensibilizar sobre el problema demográfico y también realizar la aplicación del método de los componentes. Son las proyecciones con las que aprendimos. Quienes han estado en la elaboración de proyecciones de población también son los que tienen una fuerte formación en el campo matemático o actuarial. Estas primeras proyecciones en México fueron útiles para probar las técnicas de proyección. Se hicieron pronósticos sobre los niveles de fecundidad y de mortalidad. Se construyeron tablas de mortalidad y se proyectaron los componentes de la mortalidad y de la natalidad mediante funciones logísticas, tanto de la evolución de la esperanza de vida como de la tasa de reproducción. Podemos decir que quienes hicieron estas primeras proyecciones fueron los iniciados, los pioneros en la demografía y en la elaboración de proyecciones demográficas en México; los que fueron formados por el Centro Latinoamericano de Demografía (Celade) en Santiago de Chile. Muy probablemente el interés de este grupo de demógrafos fue la aplicación de técnicas de análisis demográfico, más que el análisis de las cifras para fines políticos. Una ventaja que tuvieron estas proyecciones es que se centraban en la hipótesis de fecundidad constante. Por tanto, los resultados de estos trabajos llamaron la atención sobre el acelerado aumento de la población.

      2. Posteriormente, a mediados de los años sesenta del siglo XX se realizaron proyecciones con la finalidad de analizar el efecto de la dinámica demográfica sobre el número de habitantes. Estas proyecciones sensibilizaron a los académicos acerca del rápido crecimiento demográfico. Luego, en los años setenta se realizaron proyecciones que llamaron la atención de investigadores y políticos, aunque dichas proyecciones se veían con cierta incredulidad. Los políticos consideraban que tener un número elevado de habitantes era motivo de poder. Se pensaba que habíamos perdido gran parte de nuestro territorio por falta de población en el norte del país. A partir de los resultados de estos pronósticos, se dejó la semilla que permitió la definición de la “nueva” política de población. A finales de los setenta y principios de los ochenta se elaboraron las perspectivas que permitieron definir los objetivos y las metas en el ritmo de crecimiento de la población. Con base en estas proyecciones se determinaron los esfuerzos en materia de planificación familiar. Lo interesante de estas proyecciones es que se determinaron los requerimientos en materia de planificación familiar. Se respondía a la pregunta: ¿cuántos nacimientos se deben evitar y en consecuencia cuántas mujeres deben estar en los programas de planificación familiar para alcanzar las metas? Se decía que a partir de resultados empíricos, de cuatro mujeres cubiertas por los programas de planificación familiar, una evitaba un nacimiento. Esta relación de cuatro a uno se había obtenido de la experiencia, no tenía fundamento científico. Posteriormente se utilizaron modelos más sofisticados. Se plantearon metas por estados, hasta llegar al nivel de clínica. Los médicos tenían sus propias metas por clínica surgidas del planteamiento general. Al fin, la mejor manera de adivinar el futuro es construirlo de acuerdo a nuestros gustos y necesidades. Al mismo tiempo se elaboró un sistema de evaluación de los programas y de las cifras. Se seguía la cadena: diagnóstico, pronóstico y evaluación de las metas y programas.

      Las proyecciones de población también fueron de gran utilidad para definir la meta del 1%. Se decía que era conveniente que nuestro país llegara a una tasa de crecimiento demográfico cero para el año 2000. Las proyecciones mostraban que llegar a esa cifra de incremento produciría fuertes perturbaciones en la estructura por edad, especialmente en la población escolar y en la población en edad de trabajar. Asimismo, se darían fluctuaciones erráticas en las tasas de natalidad y de mortalidad, oscilaciones que son contrarias a la naturaleza misma de estos fenómenos. Como consecuencia de esto sería difícil hacer una programación que adecuara la dinámica demográfica al desarrollo.

      3. En el decenio de los ochenta y noventa se hicieron las proyecciones para evaluar el avance orientado a alcanzar la meta de crecimiento demográfico del 1% anual en el año 2000, y luego, en el principio del siglo XXI hasta hoy, se han realizado las que han servido para definir las necesidades en el orden socioeconómico, en términos de viviendas, escuelas, médicos, enfermeras, y para evaluar los avances de dicha política de población. Durante los años noventa prevaleció la meta del 1% al año 2000. En este siglo ya no se han definido metas ni objetivos en planificación familiar. Las proyecciones de ahora han servido para calcular proyecciones derivadas.[2] Por último, también se han elaborado las de tipo estocástico que permiten definir un rango de variación infinito de la dinámica poblacional. La ventaja de este tipo de proyecciones es que no hay un conjunto finito de trayectorias posibles, sino un conjunto infinito de posibilidades. Desde que el programa de planificación familiar dejó de tener interés, las proyecciones también perdieron importancia.

      Es importante señalar que en 1986, Alejandro Aguirre publicó un artículo en el que demostró que resultaba inalcanzable la meta cuantitativa de reducir la tasa de crecimiento demográfico al 1% para el año 2000 planteada en la política de población en 1977. Señalaba que para llegar a esa cifra la tasa neta de reproducción tendría que disminuir por debajo del reemplazo. Además se producirían fuertes oscilaciones en la estructura por edad.[3] Sin duda que es un estudio de la mayor relevancia en análisis demográfico, sin embargo, la meta se mantuvo porque era una orientación, no una verdad absoluta.

      Las proyecciones también nos muestran, por ejemplo, lo que habría ocurrido en el caso de que en la política de población de México se hubieran establecido metas en la tasa de crecimiento demográfico al año 2000, pero que se hubieran planteado en 1967 en vez de en 1977. En este caso, la población de México al fin de siglo, a partir de estimaciones propias, hubiera sido de 80 millones en vez de 100 millones, por lo que hubieran dejado de nacer 20 millones de habitantes adicionales a los 50 millones que no nacieron. Podríamos decir que entramos un poco tarde a la definición de una nueva política de población orientada a regular el crecimiento demográfico, aunque todavía teníamos la carga histórica de la pérdida del territorio por la falta de población en el norte del país. No había condiciones para establecer una meta en la tasa de crecimiento demográfico en los años sesenta del siglo XX. Las nuevas proyecciones, las que realizamos a finales de la década de 1970 y las de este siglo, muestran que el país tendrá una elevada población en edades avanzadas. Esta es una llamada de atención para estar alerta ante el tema demográfico del futuro: el boom del envejecimiento de la población.

      El origen de ciertas ideas que han ocupado un lugar preponderante en la teoría demográfica puede encontrarse en documentos antiguos. Platón y Aristóteles estudiaron el tamaño óptimo de la población al analizar las condiciones ideales de la ciudad-estado en la cual la población podría alcanzar el “bien supremo”. Se pensaba que el bienestar se alcanzaría si la población era numerosa para bastarse económicamente a sí misma y además capaz de defenderse. Platón afirmaba que 5 040 era el número de ciudadanos que presentaba mayores posibilidades de combinarse porque tenía 59 divisores. Y proporcionaba números para la guerra y para los negocios, para los impuestos y para la división de la tierra.[4] Es importante reconocer la formación matemática o aritmética de Platón en su planteamiento, el cual tenía un ingrediente vinculado a la política y para la organización de la sociedad. Sin duda alguna este número curioso de muchos divisores establecía una relación entre la numerología y la organización de la sociedad.

      En otros momentos, los seres humanos han buscado acercarse al porvenir y experimentar con técnicas de proyección, estudiando el comportamiento reproductivo

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