La Santa Biblia - Tomo III. Johannes Biermanski
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Cita:
"Incluso entonces descubrí que querían prepararme para ser un espía y precursor de la destrucción de las iglesias protestantes. La Inquisición fue uno de los mecanismos más brutales que ha pensado la humanidad. Todo el poder y la crueldad de la Iglesia Católica - y ocurre aún hoy en día – por ello salió a la superficie, que desde el año 1200 d.C. hasta la actualidad 68 millones de víctimas se han quejado [editor: en la estadística con la consideración de la cifra negra: 150 hasta 250 millones de las víctimas humanas].
Los primeros de Orden en la Inquisición fueron los Dominicos. En el fondo actuaron los jesuitas. Dondequiera que los dominicos aparecieron, se propagó el miedo y el terror. ¡Nadie estaba a salvo de ellos [editor: de acuerdo con el ex sacerdote Gregorío Dalliard, ¡los franciscanos también eran muy activos, aún más, incluso en competencia con los frailes dominicos, quienes eran los mejores en la realización de los trabajos de la Inquisición! (editor: ¡Los mejores en masacrar!)]!
Hoy la Iglesia Católica Romana está ansiosa por distorsionar la historia de la inquisición y esconder sus obras sangrienta. Los libros sobre este tema desaparecen una y otra vez de las bibliotecas. “Es el secreto mejor guardado de la historia de la iglesia en los tiempos modernos”.
Extraído de: Alberto Romero Rivera, 1984, pág. 8
El papado había llegado a hacerse el despotá sobre el mundo. Los reyes y los emperadores acataban los decretos del pontífice romano. El destino de los hombres, en este tiempo y para la eternidad, parecía depender de su albedrío. Por centenares de años las doctrinas de Roma habían sido extensa e implícitamente recibidas, sus ritos cumplidos con reverencia y observadas sus fiestas por la generalidad. Su clero era colmado de honores y sostenido con liberalidad. Nunca desde entonces ha alcanzado Roma tan grande dignidad, magnificencia, ni poder.
Mas "el apogeo del papado resultó ser la más profunda degeneración del mundo {la medianoche del mundo}." (Wylie, "History of Protestantism," libro 1, cap. 4.) Las Sagradas Escrituras eran casi desconocidas no sólo de la gente sino de los mismo sacerdotes. A semejanza de los antiguos fariseos de antaño los guías papistas aborrecían la luz que podía revelar sus pecados. Rechazada la ley de YAHWEH, modelo de justicia, ejercieron poderío sin límites y practicaron desenfrenadamente los vicios. Prevalecieron el fraude, la avaricia y el libertinaje. Los hombres no retrocedieron ante ningún crimen con tal que de ese modo lograsen riquezas o posición. Los palacios de los papas y de los prelados eran teatros de los más viles excesos. Algunos de los pontífices reinantes se hicieron reos de crímenes tan horrorosos que los gobernantes civiles tuvieron que procurar deponer a dichos dignatarios de la iglesia como monstruos demasiado viles para ser tolerados. Durante siglos Europa no progresó en las ciencias, ni en las artes, ni en la civilización. La cristiandad quedó moral e intelectualmente paralizada.
La condición en que el mundo se encontraba bajo el poder romano resultaba ser el cumplimiento espantoso e impresionante de las palabras del profeta Oseas: "Mi pueblo está destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado con desprecio el conocimiento de Elohim (D-os), yo también te rechazaré; ... puesto que te has olvidado de la ley de tu Elohim (D-os), me olvidaré yo también de tus hijos." "No hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Elohim (D-os) en la tierra. ¡No hay más que perjurio, y mala fe, y homicidio, y hurto y adulterio! ¡rompen por todo; y un charco de sangre toca a otro!" (Oseas 4:6, 2, 1.) Tales fueron los resultados de haber desechado la Palabra de YAHWEH.
Extraído de: "El Conflicto de los Siglos durante la Era cristiana," por Señora Elena G. White, Pacific Press Publishing Assn., 1913, págs. 56-68
Editor: El santísimo nombre del Padre, YAHWEH, fue utilizado en vez de la denominación 'SEÑOR' o 'Dios'; y en el texto: el nombre del Hijo 'Yahshua el Mesías'. [...], {...}
Los Valdenses
AUNQUE sumida la tierra en tinieblas durante el largo período de la supremacía papal, la luz de la verdad no pudo apagarse por completo. En todas las edades hubo testigos de Dios, - hombres que conservaron su fe en el Mesías como único mediador entre YAHWEH y los hombres, la Biblia como única regla de su vida y santificaban el verdadero Sábado. Nunca sabrá la posteridad cuánto debe el mundo a estos hombres. Se les marcaba como a herejes, los móviles que los inspiraban eran impugnados, su carácter difamado y sus escritos prohibidos, adulterados o mutilados. Sin embargo permanecieron firmes, y al través de los siglos conservaron la fe en su pureza, como herencia sagrada para las generaciones futuras.
La historia del pueblo de YAHWEH durante los siglos de obscuridad que siguieron a la supremacía de Roma, está escrita en el cielo, aunque ocupa escaso lugar en las crónicas de la humanidad. Pocas son las huellas que de su existencia pueden encontrarse fuera de las que se encuentran en las acusaciones de sus perseguidores. La política de Roma consistió en hacer desaparecer toda huella de oposición a sus doctrinas y decretos. Trató de destruir todo lo que era herético, bien se tratase de personas o de escritos. Meras expresiones de duda u objeciones acerca de la autoridad de los dogmas papales bastaban para costarle la vida al rico o al pobre, al poderoso o al humilde. De la misma manera se esforzó Roma en destruir todo lo que denunciase su crueldad contra los disidentes. Los concilios papales decretaron que los libros o escritos que hablasen sobre el particular fuesen quemados. Antes de la invención de la imprenta eran pocos los libros, y su forma no se prestaba para su conservación; por lo tanto pocos eran los obstáculos que encontraban los romanistas para llevar a cabo sus propósitos.
Ninguna grey {asamblea} dentro de los límites de la jurisdicción romana gozó mucho tiempo en paz de su libertad de conciencia. No bien se hubo hecho dueño del poder el papado, extendió sus brazos para aplastar a todo el que rehusara reconocer su gobierno; y una tras otra las greyes {asambleas} se sometieron a su dominio.
En Gran Bretaña el cristianismo primitivo había echado raíces desde muy temprano. El evangelio recibido por los habitantes de este país en los primeros siglos no se había corrompido con la apostasía de Roma. La persecución de los emperadores paganos, que se extendió aún hasta aquellas remotas playas, fue el único don que las primeras greyes {asambleas} de Gran Bretaña recibieron de Roma. Muchos de los cristianos que huían de la persecución en Inglaterra hallaron refugio en Escocia; de allí la verdad fue llevada a Irlanda, y en todos esos países fue recibida con gozo.
Luego que los sajones invadieron a Gran Bretaña, el paganismo llegó a predominar. Los conquistadores desdeñaron ser instruídos por sus esclavos, y los cristianos tuvieron que refugiarse en los páramos. No obstante la luz escondida por algún tiempo siguió ardiendo. Un siglo más tarde brilló en Escocia con tal intensidad que se extendió a muy lejanas tierras. De Irlanda salieron el piadoso Colombán y sus colaboradores, los que reuniendo a su alrededor a los creyentes esparcidos en la solitaria isla de Iona, establecieron allí el centro de sus trabajos misioneros. Entre estos evangelistas había uno que observaba el Sábado bíblico, y así se introdujo esta verdad entre la gente. Se fundó en Iona una escuela de la que fueron enviados misioneros no sólo a Escocia e Inglaterra, sino a Alemania, Suiza y aun a Italia.
Roma empero había puesto los ojos en Gran Bretaña y resuelto someterla a