Tras La Caída . L. G. Castillo
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Читать онлайн книгу Tras La Caída - L. G. Castillo страница 6
Él miró atrás, hacia la montaña, y se preguntó si Lash todavía estaría furioso con él y, por mucho que intentó no hacerlo, también pensó en Naomi. —¿No podrías dárselo a Lash? Él es más adecuado que yo.
—Michael insistió en que esta asignación fuera supervisada por ti. Además, tú tienes tu propia asignación en la Tierra. —Su voz era firme mientras le miraba cuidadosamente. Ella debió haber visto algo en su cara porque su expresión se suavizó. Le miró de la misma forma en que lo hizo después de su pelea con Lash. —¿Acaso el tiempo que has pasado fuera no te ha ayudado a prepararte?
—Gabrielle, ¿no puedes hacer una excepción? Siempre he cumplido con mi deber y nunca te he cuestionado ni a ti, ni a Michael, por ninguna de las asignaciones que me habéis dado... ni siquiera cuando me pedisteis que atacara a mi mejor amigo.
—Es por tu leal servicio durante todos estos años, por lo que has ascendido y te has convertido en arcángel —señaló ella—. Sabes que esta posición requiere una mayor responsabilidad. Si Lash hubiera sido tan obediente como tú... Bueno, eso ya no importa. Él es un caso perdido.
—¿Por qué le odias?
Gabrielle arqueó una ceja. —Solamente estoy diciendo la verdad. ¿Acaso su comportamiento en el pasado no es una prueba de ello?
Jeremy negó con la cabeza. No podía entender el resentimiento que ella sentía hacia él. Pensaba que algún día finalmente le demostraría a Lash que podía llegar a ser un poco más indulgente con él. Pero con su vuelta tan solo volvió a encontrar que seguía exactamente igual que antes de que se fuera.
—Si estás preocupado por Lash, te aseguro que no habrá ningún problema. Yo me encargaré de ello…
—¿Preocupado? Se podría decir que sí. Cuando averigüe que soy a quien van a poner de pareja junto al amor de su vida en su primera asignación, el Infierno...
Ella prestó atención a la elección de sus palabras.
—Eh... lo que quiero decir es que... —Se aclaró la garganta— ya sabes, él no es precisamente el más razonable de los ángeles. Y tenemos cosas pendientes desde nuestra pelea.
—Te sugerí que te tomaras unos días libres para darte a ti, y espero que también a Lash, un tiempo para reflexionar en todo lo sucedido. —Gabrielle miró hacia la montaña y después a Jeremy—. Y tal vez así lleguéis a resolver los sentimientos que os están... agobiando.
Jeremy tragó saliva con nerviosismo por su indirecta. —No estoy seguro de lo que quieres decir.
El tono de su voz era suave y en voz baja le dijo: —¿Te has dado cuenta de que tienes fama de ser un gran jugador de póquer? Tus habilidades te podrían ser de gran utilidad en esta situación, ¿no crees?
Él frunció el ceño. —No te entiendo.
Gabrielle suspiró. —Aunque aborrezco el juego, estoy muy capacitada para mantener lo que se suele llamar una cara de póquer. Incluso diría que soy bastante buena en ello.
Su cara cambió como si se quitara una máscara y su semblante serio por el que era famosa, cambió al de una mujer cariñosa y vulnerable. —Tienes sentimientos por la chica. Estaba claro cuando te quedaste junto a su cama esperando a que despertase. De hecho, lo llevabas escrito en la cara la primera vez que la viste cuando te asignaron a Deborah y a Nathan.
—¿En serio viste eso?
—Sí. —dijo con voz suave.
—¿Por qué? ¿Por qué me has estado vigilando?
—Porque ya sabía lo que sentías por ella desde hacía mucho tiempo, cuando se iba a convertir en tu esposa. Y sé que ese tipo de sentimientos no desaparecen, incluso cuando los recuerdos son suprimidos.
Él dio un paso adelante y la agarró por el brazo. —¿Qué es lo que sabes? Dímelo. —Necesitaba saber más. Quizás si sabía lo que ocurrió en el pasado, podría deshacerse de sus sentimientos.
Ella hizo un gesto de dolor y miró hacia abajo, a su mano.
—Lo siento. —Él dejó caer la mano. Estaba yendo demasiado lejos. Necesitaba controlarse.
—No es algo que yo deba contarte. —Ella se frotó el brazo justo por donde él la había cogido—. Es algo que Raphael quiere contaros a ti, a Lash y a Naomi. De hecho, él está ahora mismo con Michael, pidiéndole permiso para revelaros parte de vuestro pasado.
—¿Nos van a devolver nuestros recuerdos?
—Es poco probable. Estoy segura de que Raphael ya te ha contado que la supresión de vuestra memoria forma parte de su castigo.
Jeremy asintió. Mientras esperaba junto a Naomi a que esta despertase, Raphael le contó por qué él y Lash no podían recordar su pasado. —Parece que lo han castigado durante mucho tiempo.
—No es cosa tuya decidir cuánto tiempo debe durar un castigo —le regañó—. Pero estoy de acuerdo. Creo que ha durado tanto porque está muy relacionado con lo que está ocurriendo ahora, incluyendo tu actual asignación. Lo que hizo Raphael tuvo una reacción en cadena no solo contigo, con Lash y con Naomi, sino también con... — Hizo una pausa mientras Jeremy la miraba fijamente conteniendo el aliento.
—Bueno, debo irme. Solo quería decirte que tu asignación será pronto para así darte tiempo para que te prepares.
Jeremy dejó escapar un suspiro, decepcionado. No le había revelado nada nuevo. De todas formas, él tenía que averiguar la manera de librarse de la asignación si quería hacer las cosas bien con Lash.
—¿Hay alguna forma de que pueda recurrir mi asignación? ¿Tal vez si hablo con Michael?
—Podrías hacerlo, pero eso solo hará que se enfade aún más. Yo ya he hablado con él en tu nombre. ¿Cómo crees que te dieron permiso para irte y aislarte?
—¿Tú hiciste eso?
—Sí. ¿Por qué estás tan sorprendido? Soy famosa por hacer una o dos cosas buenas de vez en cuando —dijo con un brillo en sus ojos verdes.
Él parpadeó impactado. En realidad, parecía estar bromeando.
—Michael quería que tú te encargases de su instrucción, además de ser su pareja en su primera asignación. Yo lo convencí para que me dejara entrenarla a mí.
—Gabriel, no sé cómo darte las gracias. —Si fuera así de amable con Lash, la vida sería muy distinta para su hermano. Aunque Lash nunca lo admitiría, todo lo que él siempre había querido de ella era su respeto.
—Aquí estás. He estado buscándote, Jeremiel —dijo Raphael desde los jardines. Una réplica más mayor de sí mismo caminaba hacia ellos con una gran sonrisa en el rostro. —Bienvenido de nuevo, hijo mío.
Jeremy tragó saliva con dificultad al oír esas palabras. Raphael siempre había sido como un padre para él. Aunque siempre parecía dirigir su atención hacia Lash, se las arreglaba para pasar tiempo con él.
—Por tu sonrisa, deduzco que la reunión con Michael ha ido bien —dijo Gabrielle.
—Sí.