Moby-Dick o la ballena. Herman Melville

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Moby-Dick o la ballena - Herman Melville Básica de Bolsillo

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calibre más grande que la tubería principal del alcantarillado en el puente de Londres, y el agua que ruge en su fluir a través de esa tubería es menor en su ímpetu y velocidad que la sangre que mana del corazón de la ballena.»

      Teología, de Paley.

      «La ballena es un animal mamífero sin extremidades inferiores.»

      Baron Cuvier.

      «A cuarenta grados sur vimos ballenas spermaceti, pero no capturamos ninguna hasta el primero de mayo, cuando el mar estuvo cubierto de ellas.»

      Viaje con el propósito de extender la pesquería de la ballena spermaceti, de Colnett.

      «En el libre elemento bajo mí nadaba,

      braceaba y buceaba, jugando, persiguiendo, luchando,

      con peces de todo color, forma y clase;

      cuyo lenguaje no puedo representar, y que ningún marinero

      jamás ha visto; desde el terrible leviatán

      hasta diminutos millones que pueblan cada ola:

      se agrupan en inmensos bancos, como islas flotantes,

      conducidos por misteriosos instintos a través de esa desolada

      región carente de senderos, aunque por cada lado

      asaltados por voraces enemigos,

      ballenas, tiburones y monstruos, armados al frente o mandíbula,

      con espadas, sierras, cuernos espirales o garras ganchudas.»

      El mundo antes del diluvio, de Montgomery.

      «¡Io! ¡Gloria! ¡Io! Canta,

      al rey del pueblo dotado de aletas.

      Ninguna ballena más poderosa que ésta

      hay en el enorme Atlántico;

      ni un pez más gordo que él

      bracea alrededor del mar polar.»

      Triunfo de la ballena, de Charles Lamb.

      «En el año 1690 había algunas personas en una elevada colina mirando las ballenas que entre ellas echaban chorros una y otra vez, cuando uno observó: allí –señalando el mar– hay verdes pastos donde los nietos de nuestros hijos irán a conseguir el pan.»

      Historia de Nantucket, de Obed Macy.

      «Construí una granja para Susan y para mí, e hice un pórtico en forma de arco gótico, colocando en pie los huesos de la mandíbula de una ballena.»

      Relatos dos veces narrados, de Hawthorne.

      «Vino a encargar un monumento para su primer amor, al que una ballena había matado en el océano Pacífico hace no menos de cuarenta años.»

      Ibidem.

      «“No, señor, es una ballena franca”, contestó Tom; “vi su chorrear; soltó hacia arriba un par de arco iris tan bonitos como cristiano pueda ver. ¡Ésa es un verdadero tonel de aceite!”.»

      El piloto, de Cooper.

      «Trajeron los periódicos, y en la Gaceta de Berlín vimos que allí habían presentado ballenas en los teatros.»

      Conversaciones con Goethe, de Eckermann.

      «“¡Dios mío! Señor Chase, ¿qué es lo que ocurre?” Yo contesté: “Hemos sido desfondados por una ballena”.»

      «Narrativa del naufragio del barco ballenero Essex, de Nantucket, que fue atacado y finalmente destruido por un gran cachalote en el océano Pacífico», por Owen Chase de Nantucket, primer oficial de dicho navío, Nueva York, 1821.

      «Un marinero estaba sentado en los obenques una noche, el viento

      [silbaba franco;

      ahora brillante, ahora oscuro, era el pálido resplandor de la luna,

      y el fósforo relucía en la estela de la ballena,

      mientras nadaba en el mar.»

      Elizabeth Oakes Smith.

      «La cantidad de estacha retirada de las distintas lanchas que participaron en la captura de esta ballena midió en total 10.440 yardas, es decir, cerca de seis millas inglesas.» * * *

      «A veces la ballena agita su tremenda cola en el aire, que, restallando como un látigo, resuena a la distancia de tres o cuatro millas.»

      Scoresby.

      «Rabioso por los sufrimientos que soporta de estos nuevos ataques, el furioso cachalote voltea una y otra vez; echa atrás su enorme cabeza, y con mandíbulas muy abiertas muerde todo lo que hay a su alrededor; embiste a las lanchas con su cabeza; éstas son impelidas ante él con enorme rapidez, y a veces destruidas totalmente.

      * * * Es materia de gran asombro que la consideración de los hábitos de un animal (como el cachalote) tan interesante, y tan importante desde un punto de vista comercial, haya sido tan enteramente ignorada, o haya suscitado tan poca curiosidad entre los numerosos, y muchos de ellos competentes, observadores que en los últimos años han dispuesto de las más abundantes y las más convenientes oportunidades de ser testigos de sus hábitos.»

      Historia del cachalote, de Thomas Beale, 1839.

      «El cachalote (ballena de esperma) no sólo está mejor armado que la ballena auténtica (ballena franca o de Groenlandia), al poseer un arma formidable en cada extremidad de su cuerpo, sino que también demuestra con mayor frecuencia una disposición a emplear estas armas ofensivamente, y de un modo tan hábil, osado y malicioso, como para hacer que se le mire como la ballena más peligrosa de atacar de todas las especies conocidas de la estirpe de ballenera.»

      Expedición ballenera alrededor del mundo, de Frederick Debell Bennett, 1840.

      «13 de octubre.

      —Allí resopla –fue cantado desde el tope.

      —¿Por dónde? –requirió el capitán.

      —A tres puntos de la amura de barlovento, señor.

      —Arriba la rueda. ¡Firme!

      —Firme, señor.

      —¡Ah del tope! ¿Veis ahora esa ballena?

      —¡Sí, sí, señor! ¡Una manada de cachalotes! ¡Allí resopla! ¡Ahí rompe!

      —¡Cantadlo!, ¡cantadlo cada vez!

      —¡Sí, sí, señor! ¡Allí resopla!, allí... allí... allá resopla... sopla... ¡sooopla!

      —¿A qué distancia?

      —Dos millas y media.

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