Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego

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Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego

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Universidad Nacional el homenaje a Camilo programado por la FUN. Camilo hizo en su discurso énfasis en la necesidad de la unidad y en las características que estaba asumiendo la lucha revolucionaria en Colombia en ese momento, haciendo un particular énfasis en la necesidad de la unidad revolucionaria por encima de las ideologías y los grupos76.

      Ese mismo día Camilo fue abordado por los dirigentes de la FUN, integrantes del ELN, quienes le dieron a conocer el estado de la Organización, sus propuestas y acordaron con él una entrevista con los dirigentes del grupo guerrillero. Camilo asumió entonces su primer nombre de guerra: Alfredo Castro, y se enteró por medio del grupo que el seudónimo del entonces jefe del ELN, Fabio Vásquez Castaño, era Helio.

      Camilo aplaza su viaje a Lovaina y continúa su acción proselitista dictando conferencias en universidades y sindicatos. Las relaciones con la Iglesia se deterioran cada vez más y el 18 de junio se produce un pronunciamiento del cardenal Concha en el que señala que es obligación de la Iglesia decirle a los católicos que el padre Camilo Torres se ha apartado conscientemente de las doctrinas y orientaciones de la Iglesia católica, preconiza una acción violenta y que sus actividades son incompatibles con su carácter sacerdotal y con el hábito que viste. Las explicaciones solicitadas sobre la peligrosidad de su plataforma, por el cardenal Concha, fueron contestadas por Camilo Torres Restrepo con los argumentos de las encíclicas papales de Vaticano II y las formulaciones teológicas de los teóricos eclesiásticos. Esto fue tornando la comunicación cada vez más difícil y llevando las decisiones de Camilo a su separación definitiva de la Iglesia y su reducción al estado laico, el cual solicita el 24 de junio, por medio de una pequeña nota dirigida al cardenal (Broderick, 1977). Entre el 25 y el 27 de junio, Camilo recibe respuesta a su solicitud y oficia su última misa en la iglesia colonial de San Diego. A partir de entonces inicia su vida al margen de las funciones sacerdotales.

      A través de los medios de comunicación Camilo trata de explicar a la opinión pública las razones de su trascendental determinación. En el discurso, Camilo refleja su espíritu mesiánico; más allá de la institución eclesiástica, está su compromiso con el prójimo y su forma particular de entender el ejercicio de la fe cristiana, la que lo lleva, como a su “maestro”, hasta las últimas consecuencias.

      Camilo viaja al Perú invitado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad Nacional Agraria La Molina, a dictar conferencias sobre el desarrollo de la comunidad. Allí, entrevistado por la prensa, da a conocer la plataforma del Frente Unido y se contagia del entusiasmo de los sectores estudiantiles y obreros del Perú en los que ha tenido una particular acogida su discurso. Mientras Camilo realiza la gira por el Perú, los miembros del ELN consideran conveniente concretar las relaciones de este con la Organización, para ello establecen los mecanismos y enlaces necesarios que han de posibilitar la reunión de Camilo con el Estado Mayor del ELN.

      El 3 de julio, Camilo regresa a Bogotá, y se encuentra con una recepción que lo conduce en caravana desde el aeropuerto hasta las instalaciones de la Universidad Nacional. Allí ratifica su compromiso con la lucha de los colombianos y hace la promesa de no volver a salir del país hasta que la lucha revolucionaria triunfe y el pueblo esté en el poder. Este pronunciamiento trasluce la concepción cortoplacista que Camilo tiene del proceso y que en general respiraba la época, que veía el triunfo de la revolución al término de algunos años. Ese mismo día, la red urbana del ELN le informa a Camilo la intención del Estado Mayor, de entrevistarse con él en una apartada región de Santander, y de la necesidad de que esa misma noche emprenda el viaje. Camilo, en compañía de Galo Burbano viaja a Bucaramanga, donde es recibido por José Martínez Quiroz, guerrillero del ELN, recién graduado de abogado en la Universidad Nacional de Colombia y continúa su viaje hasta San Vicente, entrando en contacto con un enlace campesino que lo conduce a la cita con la dirección del ELN.

      Con la intención de economizar tiempo, y en caso de que la cita no se pudiera concretar por alguna razón, Camilo le escribe una carta a Fabio Vásquez en la que le expone sus puntos de vista sobre el momento político y el papel que él, el Frente Unido y el ELN están llamados a jugar para el triunfo de la revolución. En la carta se plantea la coordinación entre el trabajo legal y clandestino, considera que debe permanecer en el trabajo amplio, concientizando a la población y organizando redes de apoyo; concibe necesario la difusión de la plataforma del FU a través de un periódico de amplia circulación. Hace una lectura optimista de la “situación revolucionaria” del momento, asegurando que no puede ser mejor, puesto que los sectores sindicales están listos para apoyar la lucha armada, lo mismo que la clase media, los universitarios y aun grupos de la clase alta. Habla de las posibilidades de una división en el Ejército en la que, según informaciones del capellán de este cuerpo, “de coroneles para abajo todo el mundo está conmigo”. Camilo encuentra en la lectura que hace del momento una etapa prerrevolucionaria en ascenso y se arriesga a sugerir líneas de comportamiento inmediato para ir consolidando el proceso77.

      La carta deja traslucir toda la ingenuidad política de Camilo, cargada de un gran fervor y devoción revolucionaria, de una profunda convicción en el triunfo del movimiento y de una fe ciega en la participación decidida del pueblo, las organizaciones políticas y los gremios, situación que estaba muy lejos de la realidad histórica y del desarrollo del proceso de confrontación. Para el 6 de julio, Camilo veía el movimiento revolucionario en un auge preinsurreccional y calculaba que el triunfo se encontraba a pocos meses.

      Una pregunta obligada es ¿cómo Camilo siendo sociólogo y habiendo acumulado la experiencia de trabajo político que poseía, podía hacer este tipo de balances? Me atrevo a arriesgar que muy seguramente hacía tales afirmaciones contagiado por el entusiasmo que despertaba su trabajo, el que, con toda seguridad, se apagaba con su partida; pero, además, alimentado por la motivación de quienes lo rodeaban, que veían en él un ser carismático capaz de movilizar, y persuadir con su discurso importantes sectores de masas hacia un proyecto revolucionario que en sus propias manos no se desarrollaba.

      Cuando Camilo dio a conocer al Estado Mayor del ELN la carta que había escrito, este vio la necesidad de prolongar su estadía para someter a reflexión cada uno de los puntos expuestos en el documento. Días después, Camilo había aterrizado sus apreciaciones, se aprestaba a abordar la lucha desde una perspectiva distinta y colocaba a disposición de la Organización la consigna de “La lucha es larga, comencemos ya”.

      En la reunión, Camilo se comprometió a trabajar en estrecha relación con el ELN, a conseguir cuadros para la lucha armada, a crear conciencia nacional sobre la necesidad de esta, a propender por el acercamiento y la unidad de organizaciones rebeldes y revolucionarias, a incrementar su trabajo legal de proselitismo y educación política de los sectores populares, y a ayudar en la consecución de recursos de logística, empezando por una imprenta en posibilidad de colocarse al servicio del trabajo amplio y clandestino del ELN.

      Los dirigentes del ELN consideraron conveniente colocar al lado de Camilo un militante de esta organización, para que lo asesorara políticamente. Designaron en esta tarea a Jaime Arenas y lo hicieron a través de una carta que Camilo le entregó a su llegada a Bucaramanga. En el mismo sentido, Fabio le envía una carta a José Manuel Martínez Quiroz, en ese momento jefe de la red urbana, en la que presenta la inquietud que la dirección del ELN tiene en relación con el trabajo que otras fuerzas políticas realizan con Camilo y la necesidad de vigilar su actividad, manteniendo firme su decisión de trabajo con el ELN (Arenas, 1971).

      Camilo regresa del primer encuentro con la guerrilla con una perspectiva renovada y distinta de su compromiso. Su discurso comienza a tornarse más radical: la lucha armada, el abstencionismo y la unidad del movimiento político de izquierda en la perspectiva de crear un Frente Popular, son los ejes en torno a los cuales gira su pensamiento. La incorporación de Camilo al ELN le da a la Organización una perspectiva distinta. En gran medida, Camilo representa la posibilidad de darle al movimiento un carácter nacional, superando el localismo de su origen y haciendo factible canalizar hacia la Organización simpatías de las que gozaba como líder y dirigente político.

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