Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego страница 28

Автор:
Серия:
Издательство:
Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego

Скачать книгу

les da a conocer detalles de su conversación con el Estado Mayor del ELN y les explica el alcance de su compromiso, los acuerdos a los que llegó y el sentido que en adelante ha de tomar su acción política. En esta reunión Julio César Cortés y Hermías Ruiz expresan su deseo de vincularse como militantes al ELN, convirtiéndose en los dos primeros médicos con que ha de contar la organización guerrillera.

      En los tres meses que siguieron, la vida de Camilo giró en torno a la preparación y publicación del periódico Frente Unido; a la realización de giras en cumplimiento de invitaciones que se le formulan desde distintas partes del país para que dé a conocer y explique sus planteamientos; y a establecer contactos con los diferentes partidos y agrupaciones políticas de oposición, para desarrollar su propuesta de Frente Popular, en el que tuviesen cabida las organizaciones políticas y esa masa de “no alineados” que fue motivo central de sus preocupaciones.

      Para Camilo, el semanario Frente Unido significaba la posibilidad de generar organización y aglutinar en torno a él a sectores sociales que independientemente del origen de sus puntos de vista estuviesen de acuerdo en lo fundamental: la unidad del movimiento popular para hacer la revolución. Esta posición guardaba en su interior serias dificultades para el proceso unitario propuesto por Camilo: las tradicionales prácticas dogmáticas, el oportunismo, las actividades sectarias, el recelo, los prejuicios políticos y las ambiciones de poder, que se hacían presentes allí para generar contradicciones insalvables que tenían que ver con el comportamiento y la arraigada cultura política de los grupos de oposición. No obstante, en medio de las pugnas y las luchas internas, Camilo fue dándole forma al proyecto, nombró un comité editorial responsable de la edición del semanario, encabezado por Israel Arjona, Pedro Acosta y Enrique Valencia. Cargado de contradicciones por la complejidad de la situación interna, el 26 de mayo de 1965 aparece el primer número de Frente Unido.

      Definidas las perspectivas inmediatas de la publicación del semanario, y resueltas parcialmente sus dificultades económicas, Camilo reactiva sus giras. Recorre el departamento del Valle y parte de la Costa Atlántica; en Norte de Santander visita Cúcuta, Ocaña y Convención; en Santander va a Bucaramanga, Socorro, San Gil, terminando la gira en Barrancabermeja. Los escenarios de sus visitas son variados; desde las aulas de las universidades y los salones de los sindicatos hasta los clubes de los profesionales y las plazas públicas.

      En Santander, Camilo hace llegar a Fabio una carta, en la que aún refleja su clara concepción cortoplacista y el entusiasmo que despierta en él la multitudinaria acogida que tiene su presencia en distintas regiones. En ella pone en conocimiento del ELN las dificultades por las que atraviesan sus relaciones con los “camaradas”, y solicita que se defina la situación de Jaime Arenas que tiene la posibilidad de viajar a Praga a ocupar un cargo en el secretariado de la Unión Internacional de Estudiantes. Camilo solicita que Jaime lo siga acompañando como asesor político y se dedique a la administración del periódico (Torres, 1986).

      El 8 de agosto, cuando se apresta a viajar a Medellín, se entera de la decisión del gobernador de Antioquia de no permitir su presencia en la ciudad. Ante la negativa de la empresa Avianca de venderle pasaje, contrata un avión de Cessna para cumplirle a la Asociación Sindical de Antioquia. Su presencia en Medellín generó una situación de orden público motivada por la decisión del gobernador de no permitir una concentración pública en la plaza de Cisneros.

      Los incidentes en Antioquia pusieron de presente que una nueva situación de orden público se colocaba al frente de la actividad de Camilo. La declaratoria de estado de sitio, promulgada por la administración Valencia, a raíz de los incidentes de mayo, hacían la labor proselitista más difícil. Pero, en Medellín se había hecho evidente que el clero y el Gobierno no estaban dispuestos a permitir que la acción política de Camilo se desarrollara libremente. Mediante la fuerza y el discurso se comenzó a enfrentar su activa labor de agitación y educación política.

      Entre febrero y agosto de 1965, Camilo desarrolla una intensa labor social y política que lo conduce, al agotar los espacios legales, a las filas del ELN. Durante este periodo enfrenta las jerarquías eclesiásticas, renuncia a su condición sacerdotal, impulsa el proceso del Frente Unido y su periódico, lidia con la izquierda dogmática y tradicional, se reúne con los dirigentes del ELN y discute con ellos sus puntos de vista sobre el camino de la revolución colombiana, intensifica sus giras proselitistas en las distintas ciudades del país hasta encontrarse con la persecución y la represión institucional.

      A medida que transcurría el mes de agosto, Camilo iba agotando el espacio de las relaciones intergrupales, su discurso sobre la unidad chocaba con sus pronunciamientos políticos cada vez más radicales. La coyuntura electoral contribuía a que se presentaran los roces con aquellos sectores que no habían desechado las elecciones como vía política de confrontación y veían en ella posibilidades de crecimiento del trabajo popular, en particular con el Partido Comunista. El peso que iba tomando el discurso de Camilo comenzaba a presionar a sectores políticos que se habían mantenido cerca de su labor, con el fin de usufructuar para su beneficio la dimensión de su imagen, pero que encontraban ahora que sus posiciones chocaban con sus intereses grupales. El pronunciamiento de Camilo sobre las elecciones, publicado en el primer número del Frente Unido generó actitudes de distinto tipo en todos los sectores, pero afectó más a aquellos que sabían que la posición de Camilo podía restarles resultados electorales en la confrontación que estaba por darse. El Partido Comunista, el Partido Liberal, el Movimiento Revolucionario Liberal y la Alianza Nacional Popular, se inquietaron profundamente y trataron de conseguir que de alguna manera este la modificara. Sus esfuerzos estuvieron atravesados por el fracaso: Camilo marchaba firme en su posición radicalmente abstencionista.

      Asumir una posición de esta magnitud, cuando apenas se iniciaba el proceso de convergencia de fuerzas políticas y sociales de las más variadas tendencias, significó para el proyecto del Frente Unido el comienzo del fin. Los síntomas de disolución comenzaron a manifestarse en la distribución del semanario, que pronto se vio en la necesidad de disminuir la cantidad de periódicos puestos en circulación frente al hecho práctico de no contar con suficientes militantes para distribuirlo.

      Pero más allá de este síntoma del conflicto político que giraba en torno al semanario y las posiciones de Camilo, lo que estaba abortando era el intento de lograr la unidad entre las diversas agrupaciones políticas y las tendencias ideológicas que representaban. Camilo ganaba adeptos para su causa de unidad popular, llenaba las plazas, los sindicatos y las universidades, pero, su verticalidad revolucionaria en aumento, su rompimiento a fondo con el sistema, el cierre a toda posibilidad de diálogo o acuerdo con las clases dominantes, iba alejando a los dirigentes de las fuerzas que comenzaron a su lado, pero que de pronto sintieron el peso de su discurso chocar con sus concepciones de lucha, sus propuestas coyunturales y sus proyectos a largo plazo.

      Camilo se fue quedando con una masa de población que lo seguía, que asistía a sus conferencias y escuchaba sus discursos, los “no alineados” como los llamaba él y un pequeño grupo de asesores y activistas. Entre ellos estaban Julio César Cortés, Jaime Arenas, Hermías Ruiz, Galo Burbano y otros dirigentes estudiantiles, militantes o simpatizantes de la lucha armada y el ELN, pero eran insuficientes para dedicarse a la labor que Camilo consideraba urgente y prioritaria: la organización popular.

      La captura de José Durán Nova con correspondencia del ELN en la segunda semana de agosto creó una situación difícil para los militantes de la red urbana. Fabio Vásquez alertó a José Manuel Martínez Quiroz sobre el arresto del correo de la guerrilla y le solicitó tomar las medidas pertinentes al respecto. Martínez Quiroz movilizó el material político y la logística que estaba bajo su responsabilidad, pero el 22 de agosto, fue detenido con otros dos dirigentes del ELN como resultado del trabajo de inteligencia realizado por los organismos de seguridad y la Policía militar en la ciudad de Bogotá. Camilo se enteró de la captura de José Manuel Martínez y sus compañeros por intermedio de Antonio Vásquez Castaño, hermano de Fabio y militante de la red urbana; discutió con este, Jaime Arenas

Скачать книгу