Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego

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de 48 horas, pero el campesino se embriagó y delató la presencia de la guerrilla en la región. Detenido, fue obligado por el ejército a darle la información necesaria para ubicar el grupo y conducirlo hasta el lugar eludiendo la vigilancia. La indisciplina del grupo y la irresponsabilidad táctica del responsable colocó en la línea de fuego del ejército el proyecto del nuevo frente acabando una de las opciones, la de la “Guerrilla Libertad”.

      En la madrugada del 16 de octubre, el Ejército da de baja once miembros del ELN, quedando únicamente vivos de todo el grupo de José Ayala que logra eludir el cerco en forma inexplicable y el centinela que había sido superado por el destacamento militar. Mueren en Sangilito, Miguel Pimienta Cotes, Homero Enrique Sobrino, Abelino Amaya, Hernán Calderón, Gabriel Ayala Blanco, Viterbo Lamús Barbosa, Jesús Gordillo, Hernán Patiño Camargo, Antonio Rodríguez y Victoria Ardila, hija del campesino delator y de quien se dice que mantenía relaciones afectivas con José Ayala. Pimienta Cotes y Enrique Sobrino habían sido estudiantes de la Universidad Nacional y la Universidad Industrial de Santander respectivamente. Pimienta había ingresado a la guerrilla desde sus orígenes y era el segundo responsable del grupo, los demás eran campesinos de la región reclutados en los primeros meses de marcha. Jesús Gordillo era hermano del primer guerrillero sacrificado en Simacota, Pedro Gordillo. José Ayala se reintegró poco después al frente “José Antonio Galán”, según las declaraciones de Portocarrero, consignadas en los expedientes del consejo de guerra de Bogotá contra el ELN (1969). La dirección de la Organización guerrillera no evaluó el incidente de Sangilito y absolvió de toda responsabilidad a José Ayala.

      El “Frente Camilo Torres” regresa a la ofensiva militar el 27 de febrero de 1967, tomándose la población de Vijagual; después de dar de baja cuatro agentes de la Policía y tomar su armamento, Lara dio a conocer a los habitantes de Vijagual, un pueblo predominantemente conservador, los programas y propósitos de ELN. Lara evitó que se cometieran atropellos y abusos con la población civil y ordenó que lo que consumiera la guerrilla fuese cancelado.

      Dos semanas después, el 9 de marzo, el “Frente José Antonio Galán”, se convertía en el acontecimiento noticioso del momento, al tomar en el sitio Las Montoyas, jurisdicción de Cimitarra, un tren pagador del ferrocarril del Magdalena. En esa ocasión, la guerrilla detuvo el tren haciendo volar la carrilera, entró en confrontación con los miembros de las Fuerzas Armadas encargadas de protegerlo, dando de baja a un oficial de la Policía, cinco agentes y tres funcionarios públicos.

      Durante esta toma, registró la acción de la guerrilla el periodista mexicano Mario Renato Menéndez Rodríguez, quien se desempeñaba en esa época como director de la revista Sucesos. Este periodista había sido contactado por Fabio Vásquez, en el mes de noviembre de 1966, en Ciudad de México, donde le propuso una entrevista en Colombia con los jefes del ELN; Menéndez la consideró conveniente para la revista y acordó con Vásquez Castaño los detalles del viaje para finales de febrero de 1967.

      Renato Menéndez y Armando Salgado como fotógrafo permanecieron con la guerrilla del ELN del 27 de febrero al 26 de marzo. Durante ese periodo hicieron las entrevistas a la dirigencia y participaron como “reporteros de guerra”, en la toma del tren pagador (Arenas, 1971).

      La intención de utilizar la prensa como medio de divulgación y propaganda del proyecto guerrillero, en ese entonces, le generó al ELN grandes dificultades. La información proporcionada por Menéndez era de tal riqueza, que le creó a la Organización serios inconvenientes de seguridad para sus integrantes, llegando incluso a posibilitar la detención de dirigentes y colaboradores.

      El “informe Menéndez” fue dado a conocer en el consejo verbal de guerra efectuado en Bogotá en 1969. El General Álvaro Valencia Tovar, comandante de la V Brigada con sede en Bucaramanga, llamado a comparecer en el consejo verbal de guerra, envió al consejo una comunicación el 20 de febrero de 1969, en la que hace un “amplio reconocimiento del servicio prestado a la institución, por el periodista Renato Menéndez” (Arenas, 1971, pp. 116-117). La apreciación que tiene Nicolás Rodríguez Bautista sobre el caso Menéndez es que fue un montaje de la inteligencia militar para que la entrevista de prensa realizada por este no surtiera el efecto propagandístico esperado en la población (Entrevista a Nicolás Rodríguez Bautista, 1992-3).

      Más allá de la veracidad del punto de vista de las partes, lo cierto es que durante esta época se inicia una ofensiva contra la red urbana del ELN, el apoyo rural y las mismas fuerzas insurgentes por parte del ejército, que arroja importantes resultados. La guerrilla es obligada a desplazarse del Opón hacia Aguablanca y luego al Cerro de los Andes, su lugar de origen. Colaboradores y auxiliares de la guerrilla fueron detenidos y descubiertas “caletas” e incautada abundante correspondencia.

      El 17 de abril fue detenido, en el aeropuerto de Barrancabermeja, Claudio León Mantilla y el estudiante de la Universidad Industrial de Santander (UIS) Jairo González, segundo responsable de la red urbana de Bucaramanga; con ellos Gloria Afanador y Alirio Romero. Cuatro días después es ejecutado por la Policía Agustín Domínguez, taxista y militante del ELN, en la capital de Santander. Luego se producen las detenciones de Enrique Granados y Pedro Claver Parra, militantes de la Organización. La acción de las fuerzas militares, se extiende a San Vicente, Barrancabermeja y Bogotá, en donde fueron detenidos Medardo Correa, Francisco Muñoz, Hernando García, Sergio Parra y Jairo Vásquez Castaño.

      Como resultado de los operativos llevados a cabo por los organismos de inteligencia del Ejército, teniendo en consideración la información proporcionada por los capturados, se origina una cadena de detenciones en las que se produjeron 87 capturas, se incautaron documentos, armas y bienes del ELN. La situación se hizo más difícil para la guerrilla, cuando comienzan las detenciones de integrantes de una comisión que había sido enviada a Cuba, con el fin de que recibiera allí la capacitación necesaria para superar las dificultades de tipo técnico y político que tenía la Organización en ese momento. Fabio había seleccionado un grupo que permaneció cerca de año y medio en Cuba, capacitándose para desarrollar con mayor eficiencia la lucha rural y urbana; por fallos en la conducción del responsable del grupo, filtración de información o infidencias, la mayoría fueron detenidos a su regreso al país, entre ellos Gabriel Sandino y Germán Afanador.

      Para julio de 1967, el ELN atravesaba momentos de crisis y debilitamiento, los acontecimientos de los meses precedentes habían prácticamente desarticulado la organización urbana y rural de la zona del Opón y habían dejado incomunicados a los dos frentes que existían hasta ese momento. No obstante, las unidades guerrilleras persistían en el enfrentamiento con el Ejército; el 25 de julio de 1967, en el municipio de Girón, en el lugar denominado Caño Avión, el “Frente Camilo Torres Restrepo” se enfrentaba a las tropas dando de bajo a un sargento segundo del Ejército, pero perdiendo tres guerrilleros entre ellos el segundo responsable del frente Mario Hernández.

      La situación para el “Frente Camilo Torres Restrepo” cada vez se hacía más difícil: se encontraban prácticamente desprovistos de recursos económicos y material logístico, se estaban produciendo bajas y deserciones y corrían con los riesgos de la delación en una zona que se tornaba peligrosa por sus condiciones físicas y políticas. Después de un balance general de la situación del frente y de sus posibilidades de supervivencia de este, Ricardo Lara resuelve dividirlo en tres grupos con el fin de sortear los problemas de subsistencia básica y mejorar las condiciones de seguridad.

      Contrario a lo esperado, estos grupos comienzan a desintegrarse a través de dos vías. La primera fue el enfrentamiento con las fuerzas regulares, que como el caso de grupo comandado por José Antonio Rico Valero, el cual atacó una patrulla del Ejército, el 18 de enero de 1968, en el sitio “Caño Avión” (donde seis meses antes el frente había perdido tres guerrilleros). Esta vez dieron de baja a tres soldados y recuperaron su armamento, pero, generando una reacción

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