Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego страница 33

Автор:
Серия:
Издательство:
Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego

Скачать книгу

en el que mueren Juan Calderón Tarazona (estudiante universitario), Juanito León, Héctor Ayala, Luis Olarte y Luis Esparza Gómez. El ejército prácticamente diezmó este grupo.

      La segunda vía de desarticulación fue “el bajo nivel político, la pérdida de su moral revolucionaria, la indisciplina de sus integrantes y los actos de traición del primer responsable” (Arenas 1971). Este segundo grupo estaba a cargo de Pedro Solano y Jaime García Quijano, como segundo al mando. El grupo se autodenominaba y se hacía llamar “Che Guevara”, pero internamente, dada la naturaleza de sus comportamientos, ellos mismos se llamaban “guerrilla pus”. Solano, sobornado por el Ejército, se comprometió a entregar este núcleo; para llevar a cabo su cometido embriagó a los integrantes y en las horas de la noche trajo la tropa; no obstante el lamentable estado del grupo, se produce en el sitio llamado “Caño Iguana” en el río de Oro, un enfrentamiento con el ejército que arroja como resultado, el 30 de marzo de 1968, la muerte de cuatro guerrilleros y la detención de los demás integrantes.

      El tercer grupo, comandado por Ricardo Lara, logró entrar en contacto con los sobrevivientes del enfrentamiento de Payoa, entre ellos con Rico Valero, y decidieron trasladarse al Frente “José Antonio Galán”. La destrucción casi total del Frente “Camilo Torres Restrepo” llevó al ELN a aplazar la creación de este proyecto de homenaje al sacerdote guerrillero hasta mediados de la década siguiente, cuando reaparecerá nuevamente el Frente Camilo Torres, en su segunda época.

      Fundamentos político-ideológicos que guiaron la primera etapa del ELN

      Esta primera etapa del ELN, marcada por los esfuerzos para constituirse como organización revolucionaria, darse a conocer, permanecer en el escenario del conflicto colombiano, crecer y dotarse de un imaginario y una cultura política que definiera su identidad, es la que permite entender esta Organización al margen del conjunto de experiencias que constituyen, tal vez, su principal sustento histórico como actor de los conflictos políticos y sociales de este país. Los primeros años marcaron profundamente a la Organización y definieron las líneas de comportamiento “histórico” que hace presencia cada vez que afloran los conflictos internos: el ELN echa mano de su pasado cuando siente la necesidad de encontrar razones que justifiquen su existencia y definan la solución de sus problemas centrales. Esto no quiere decir que la Organización se haya quedado en el pasado, sino que este pesa en su presente como acumulado histórico que la identifica y le da sentido frente a sí misma y a la sociedad colombiana.

      Conforme a lo anterior, es pertinente para el estudio de este actor abordar desde su discurso los fundamentos político-militares que los guiaron y los marcaron en esa primera etapa y que son, aún hoy, materia de reflexión crítica y ajuste permanente de la Organización. Si bien se trata de un discurso que a muchos puede parecer vacío, es el que define su práctica y explica su comportamiento, de ahí la importancia de conocerlo:

      El ELN asume como objetivo fundamental de su lucha político-militar la conquista del poder para las clases populares. Considera que la vía fundamental es la lucha armada insurreccional. Su afirmación se centra en la idea de que los cauces legales de la lucha política se encuentran agotados y que la única alternativa posible que le queda al pueblo son las armas (ELN, Sucesos, 1967, pp. 27-31).

      El ELN considera que un punto básico para comprender la “línea revolucionaria” de la Organización es el papel que debe cumplir la guerrilla como “generadora y canalizadora de conciencia revolucionaria” de donde se desprende que la vanguardia es la guerrilla y no el partido como lo sería en condiciones diferentes; señalan que el mando debe estar en la guerrilla, debe ser político-militar y único90.

      Esta visión del ELN sobre el carácter único e integral de la guerrilla lo lleva a negar, en este periodo, la necesidad del partido como aparato intermedio entre la organización militar y las masas y sus aspiraciones: se plantea como principio una estrecha relación guerrilla-pueblo. La composición social de la organización armada, la que en el caso del ELN es predominantemente campesina (aún hoy, cuarenta años después de su nacimiento lo sigue siendo), hizo que se le diera una particular visión campesinista a la lucha, acentuada esta por la idea hecha principio, de que la guerra debe desarrollarse del campo a la ciudad (ELN, Compendio periódico Insurección, 1972, p. 18).

      Esta concepción maduró una serie de comportamientos que harían carrera al interior de la Organización y generarían no solo posiciones políticas extremas, sino actitudes militaristas, que se rechazaban en el discurso y se asumían en la práctica, tal vez forzados por las situaciones que iba creando la vida guerrillera y las limitaciones políticas existentes. Es evidente que entre lo planteado y lo ejecutado existía, por el orden y la complejidad de los acontecimientos, una gran distancia. Los primeros años contaron con el respaldo campesino, obrero y estudiantil, lo que permitió de alguna manera canalizar la simpatía despertada por la Revolución cubana hacia la lucha armada, pero con el desarrollo de esta, los inconvenientes y contratiempos que se fueron presentando, las deserciones, la delación, las detenciones y las ofensivas militares de las Fuerzas Armadas, se fue produciendo un “cierre de seguridad”, que comenzó a aislar la Organización del movimiento de masas y a hundirla en un periodo predominantemente militar. Frente a la ausencia de los organismos intermedios que se rechazaban, la guerrilla, imposibilitada para atender el trabajo político, se fue quedando sola, con sus respectivas justificaciones91.

      En gran medida esta situación abría o cerraba posibilidades dependiendo todo de la iniciativa de la militancia y la dirección de la Organización, de su capacidad real para articularse al movimiento social, orientar sus conflictos y canalizar la lucha hacia un proyecto de transformación estructural. Sin embargo, los temores al reformismo y la lucha electoral, al partido y a la organización orientada, no espontánea de la población, impedía que el discurso tomara los derroteros de la práctica y contribuyera en el hecho histórico a desarrollar a distintos niveles el conflicto social.

      Desde muy temprano, el ELN comienza a articular su discurso en el marco de las concepciones estratégicas y tácticas, políticas y militares, que caracterizan el modelo de la lucha revolucionaria definida como de “guerra prolongada”.

      El ELN considera que la concepción de guerra prolongada, como vía de acceso al poder, surge de condiciones históricas concretas: de la necesidad de partir de esfuerzos propios de acumulación de fuerzas, de entender que la Revolución cubana es ejemplo para los pueblos de América Latina, pero también para quienes defienden los intereses que la revolución enfrenta, lo cual los lleva a modificar sus estrategias económicas, políticas, sociales y militares en sus territorios y áreas de influencia, con el fin de evitar que se multiplique el fenómeno cubano. Además, consideran que surge de la necesidad de formar dirigentes y militantes revolucionarios que se conviertan en orientadores de transformaciones socialistas y capaces de construir una fuerza político-militar con posibilidades de confrontar al ejército regular con éxito (ELN, compendio periódico Insurección, 1972, pp. 19-22).

      El planteamiento central del ELN, en relación con su concepción político-militar consiste entonces en afirmar: “Es la lucha armada en la forma de las guerrillas, dentro de la concepción de guerra prolongada, la única vía para la liberación del pueblo” (ELN, compendio periódico Insurección, (s. f.), p. 20). La guerrilla la considera el ELN, como “la vanguardia combativa del pueblo”, que, situada en un lugar determinado de un territorio, dispuesta a desarrollar una serie de acciones bélicas tendientes a alcanzar el único fin estratégico de la guerra: la toma del poder.

      Este

Скачать книгу