Dijo el Buda.... Osho

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Dijo el Buda... - Osho Sabiduría Perenne

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así es toda la vida: la vida es una zona de eco. Si ladras como un perro, todo el valle resonará a perro y ese sonido te perseguirá. ¿Por qué no cantas una canción?».

      Comprendió la cuestión y cantó una canción y todo el valle cantó.

      Depende de ti. Todo lo que les hagas a los demás te lo estás haciendo a ti, porque las cosas retornan de todas partes, ampliadas mil veces. Si colmas de flores a los demás, las flores te colmarán a ti. Si llenas de espinas el camino ajeno, acabará siendo el tuyo.

      No podemos hacerle nada a nadie sin hacérnoslo a nosotros mismos. Podemos hacerle algo a alguien sólo si va a aceptarlo, y no siempre es así. Tal vez sea un buda, o un Jesús, y permanezca sentado en silencio. Entonces el acto recae sobre nuestro propio ser.

      Dice el Buda: «Por tanto, permanece atento –debe haberlo dicho con una gran compasión– y cesa de hacer el mal», porque sufrirás de forma innecesaria.

      Permite que repita una cosa para que puedas recordarla. Cuentas con tres capas: el niño, el padre, el adulto, y tú no eres ninguna de ellas. No eres el niño, ni el padre, ni el adulto. Eres algo más allá, eres algo eterno, eres algo muy alejado de todas esas zonas conflictivas.

      No elijas. Sólo sé consciente y actúa desde esa consciencia. Entonces serás espontáneo como un niño, pero sin ser infantil. Y recuerda la diferencia entre ser niño y ser infantil. Son dos cosas distintas.

      Si actúas a partir de la consciencia, serás como un niño pero no serás infantil, y cumplirás todos los mandamientos sin cumplirlos. Si actúas a partir de esa consciencia, todo lo que hagas será razonable. Y ser razonable es ser auténticamente racional.

      Y recuerda, la sensatez es distinta de la racionalidad. La sensatez es una cosa pero que muy distinta, porque la sensatez acepta la irracionalidad como parte de la vida. La razón es monótona, la racionalidad también. La sensatez acepta la polaridad de las cosas. Un hombre razonable es tanto un hombre sensible como razonador.

      Así que si actúas a partir del hondón de tu ser, estarás tremendamente contento; contento porque todas las capas estarán satisfechas. Tu niño estará satisfecho porque serás espontáneo. Tu padre no se enfadará ni se sentirá culpable porque de manera natural harás todo lo que está bien, pero no como disciplina externa, sino como una conciencia interna.

      Cumplirás los diez mandamientos de Moisés sin ni siquiera saber qué dicen; pero los acatarás de manera natural. Ahí es donde los consiguió Moisés, no en la montaña, sino en la cumbre interior. Seguirás a Lao Tzu y a Jesús, y tal vez sin ni siquiera haber oído hablar nunca de ellos. Ahí es donde consiguieron su puerilidad, ahí es donde nacieron. Y seguirás a Manu, Mahavira, y a Mahoma, de manera natural y, no obstante, no por ello serás irracional.

      Tu mente lo apoyará. No estará enfrentada a tu racionalidad de adulto. Esa racionalidad estará totalmente convencida, tu Bertrand Russell quedará convencido.

      Entonces las tres partes conflictivas pasarán a ser una. Te convertirás en una unidad, “serás” unido. Desaparecerán las voces. Dejarás de ser muchos, y serás uno. Ésa es la gran mente.

      Por tanto, permanece atento.

      Basta por hoy

      4. VIVIR EL DHAMMA

      Dijo el Buda:

      «La gente malvada que denuncia al sabio se parece a los que escupen al cielo. El escupitajo nunca alcanzará el cielo, sino que les caerá encima.

      »La gente malvada también se parece a quien agita el polvo contra el viento. El polvo no se levantará sin perjudicarle.

      »Por el eso sabio nunca saldrá herido, pues la maldad acabará destruyendo a los propios malvados».

      Dijo el Buda:

      «Si te esfuerzas por entrar en el camino a través de mucho estudio, no lo comprenderás. Si observas el camino con un corazón sencillo, grande será en verdad este camino».

      Dijo el Buda:

      «Quienes se alegran al ver a otros observar el camino obtendrán grandes bendiciones».

      Un shramana le preguntó al Buda: «¿Podría ser destruida dicha bendición?».

      Dijo el Buda:

      «Es como una antorcha encendida cuya llama puede transmitirse a cuantas antorchas pueda traer otra gente. Y con ellas prepararán alimentos y disiparán la oscuridad, mientras que la antorcha original seguirá ardiendo siempre igual. Lo mismo ocurre con el gozo del camino».

      El primer sutra.

      Dijo el Buda:

      «La gente malvada que denuncia al sabio se parece a los que escupen al cielo».

      Lo primero que hay que entender es por qué en la gente malvada se manifiesta el deseo de escupir contra el cielo, por qué la persona malvada quiere denunciar al sabio. La persona malvada no puede permitirse a sí misma aceptar que alguien es sabio. La idea en sí misma le duele, le duele profundamente. Porque todo mal surge de actitudes egoístas. Y eso resulta aplastante para el ego. «Yo no soy sabio y otro sí lo es. No soy bueno y otro sí lo es. Sigo en la oscuridad y otro ha alcanzado la luz». Es algo imposible de aceptar.

      Hay dos caminos: uno es «debo intentar convertirme en sabio», que es muy difícil y arduo. El camino más sencillo y menos costoso es denunciar al sabio, decir que no lo es. Siempre que te enfrentas a un desafío se abren ante ti esas dos opciones, y si eliges la menos costosa seguirás en el mal.

      Nunca elijas lo menos costoso, nunca vayas por el atajo, porque la vida sólo se aprende por el camino difícil. Arduos son sus caminos, larga y cuesta arriba la tarea, porque aprender no es fácil, porque aprender no es sólo recopilar conocimiento, no es amontonar información. Aprender ha de cambiarte. Es cirugía espiritual, y hay que destruir y tirar mucho.

      En ti hay mucha cosa podrida a la que hay que renunciar. Gran parte de ello es como tener una piedra atada al cuello; no te permite flotar, sino que te ahoga. Has de cortar las relaciones con muchas cosas, con muchas actitudes, con muchos prejuicios. Debes descargarte a ti mismo.

      El aprendizaje, el de verdad, la sabiduría, sólo llega cuando te has transformado. No es un proceso acumulativo, no puedes simplemente ir añadiendo conocimiento. Debes pasar por una transmutación, y eso es duro. El camino más fácil es denunciar. Siempre que te enfrentes al desafío –que alguien se haya vuelto sabio– lo más fácil es decir: «No, es imposible. Primero porque la sabiduría no existe, y segundo, porque aunque existiese, no podría existir en esa persona. Le conozco muy bien, conozco sus defectos». Y luego empezarás a magnificarlos, y a condenarla.

      No es una casualidad que envenenasen a Sócrates, crucificasen a Jesús, y asesinasen a Mansur. No es una casualidad que se denuncie a todos los budas, a todos los jainistas. Cuando caminan sobre la tierra siempre están en peligro, porque son muchos los que sienten sus egos heridos.

      Pensar que alguien se ha iluminado resulta muy difícil. Es más fácil denunciar y decir: «No, primero porque la iluminación es imposible –nunca sucede, sólo es una ilusión, Dios no existe, ¿el samadhi?–, no es más que autohipnosis. Ese hombre se autoengaña, no se ha iluminado. Le conocemos muy bien, le conocemos desde pequeños. ¿Cómo puede ser alguien iluminado?

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