Migrantes. Roger Norum

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Migrantes - Roger  Norum

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sugiere que, cuando se la observa longitudinalmente durante muchos años, la migración humana tiende a producirse de formas similares. El valor de su trabajo es entonces múltiple: por un lado, algunos de los principios que enunció siguen siendo válidos en el presente, aunque otros ya no tanto. Pero, por otro lado, el hecho de que haya logrado establecer una serie de patrones de un fenómeno tan dinámico sentó las bases para poder pensar la migración de una forma sistemática. A continuación revisaremos algunas categorías básicas de la migración actual.

      Migrantes forzosos

      Esta primera categoría de personas probablemente sea la que resulte más familiar, pues alude a un grupo que frecuentemente ocupa los encabezados de los noticieros y la prensa, y es objeto del discurso (a favor o en contra) de muchos políticos en sus campañas. El término migrante forzoso se refiere a personas que se han visto obligadas a dejar su país natal debido a la guerra, la violencia, el conflicto, la persecución o a desastres naturales, es decir, que han tenido que emigrar por razones de supervivencia. En ocasiones estas personas han tenido literalmente que correr por sus vidas, arriesgándolo todo para llegar a un lugar más seguro. Otras veces el estímulo para salir de un país procede de los programas de reasentamiento que ponen en marcha algunas organizaciones internacionales y gobiernos. Como resultado de esto, estas personas suelen ser definidas como refugiados o solicitantes de asilo, aunque estos términos suelen emplearse de manera incorrecta y son en sí mismos bastante complejos. Técnicamente hablando, un solicitante de asilo es una persona que ha pedido asilo legal y está a la espera de una resolución. Un refugiado, por su parte, es alguien que ya ha recibido una respuesta positiva de las autoridades de inmigración sobre su solicitud de asilo y está empezando a instalarse en el país.

      Migrantes voluntarios

      La segunda categoría primaria que sirve para clasificar a los tipos de migrantes es la de migrantes voluntarios. Se trata de personas que han dejado su país natal por decisión propia y voluntaria. Sorprendentemente, este segundo grupo es varias veces superior al de los migrantes forzosos: más de 200 millones de personas[15]. Aquellos que se mueven voluntariamente por razones económicas —y no por razones políticas— suelen llamarse migrantes laborales, y pueden ser de alta o de baja capacitación. Entre los migrantes de baja capacitación se incluyen trabajadores de la construcción, personal de restaurantes o de aseo y limpieza. Entre los de alta capacitación se encuentran los expatriados por transferencias intercorporativas (EIC), los expatriados que trabajan en agencias de ayuda y organismos internacionales y los estudiantes internacionales. El número de estos últimos está creciendo rápidamente en muchos países. A diferencia de los términos legales refugiado o solicitante de asilo, el concepto migrante económico o laboral no es una clasificación legal, sino un mero término genérico en el que tiene cabida un amplio rango de personas que se mueven de un país a otro para mejorar sus perspectivas económicas y profesionales.

      Migrantes regulares e irregulares (o «legales» e «ilegales»)

      Existe una tercera distinción que tiene mucha importancia jurídica: la que existe entre inmigrante regular e irregular, o «legal» e «ilegal». Esta distinción comprende a los dos grupos mencionados previamente de migrantes voluntarios o forzados. Los migrantes regulares son aquellos que entran en un país con los permisos y visados legalmente requeridos, y que no sobrepasan el tiempo que se les ha concedido para quedarse. La categoría de inmigrante irregular o «ilegal» comprende a personas que llegan a un nuevo territorio sin visado, sin documentos de identificación (o con documentos falsificados), o que lo hacen de forma legal pero después pierden sus derechos legales al sobrepasar el tiempo de permanencia estipulado en sus permisos originales de entrada. Estas personas suelen ser llamadas «inmigrantes indocumentados».

      En la actualidad la llamada migración «ilegal» tiende más bien a llamarse «migración irregular» por quienes trabajan en el tema desde el campo técnico o político. Esto se debe a varias razones. En primer lugar, al hecho de que la legalidad de la migración en cuestión puede ser difícil de evaluar, como es el caso, por ejemplo, de un migrante que termina en manos de un sistema jurídico nacional o internacional, y transcurren varios años antes de que se tome una decisión sobre su estatus legal. En segundo lugar, la necesidad de mano de obra de los aparatos económicos de muchas naciones, que no pueden satisfacerse localmente, crea situaciones fuera de la norma (trabajadores sin permisos de residencia insertados en sistemas productivos) que son toleradas por los gobiernos. Se generan así situaciones de hecho en las cuales personas en condiciones de irregularidad cumplen una función social o económica necesaria en sus nuevos sitios de destino, y esta contradicción evidencia la desactualización del marco legal y la necesidad de modificar las leyes. En tercer lugar, las leyes de muchos países obligan a apoyar a las personas desprotegidas en su territorio, concediendo, por ejemplo, asistencia sanitaria o derecho al asilo a quienes se encuentren en situación ilegal según las leyes de residencia. Por último, asociar de forma irreflexiva a los migrantes con la ilegalidad puede llevar a una demonización de todos los tipos de migración. Por lo tanto, el término ilegal no debería aplicarse propiamente a un migrante a menos que un sistema judicial haya determinado expresamente en su caso que ha violado una ley de inmigración en algún momento del proceso migratorio, y haya dado pasos administrativos para dejar sentada esta situación y actuar en consecuencia.

      Inmigración y emigración

      Si la migración es un movimiento de un lugar a otro, entonces su significado cambia en función de si se adopta la perspectiva del país que envía o del que recibe. La emigración, por un lado, es el acto de dejar su país de origen para asentarse en otro. Cuando se habla de emigración se considera el asunto desde la perspectiva del territorio de origen de una persona. La inmigración, por otra parte, es el acto de trasladarse desde el lugar de origen a un nuevo sitio y asentarse en él. Al hablar de inmigración se considera el mismo asunto desde la perspectiva del territorio al que se llega. Para los amigos y la familia de una persona en su país de origen, se puede decir que esa persona emigró, y es por lo tanto un emigrante; en cambio, los vecinos que viven cerca de esa persona en su nuevo país pueden referirse a ella como inmigrante. Toda trayectoria migratoria comprende en un primer momento un acto de emigración y uno de inmigración que se producen simultáneamente: una salida de un lugar que resulta en la entrada en otro.

      Etimológicamente, estas diferencias son bastantes claras, pero los significados que se les da a cada una de ellas en distintos contextos sociales pueden ser muy diferentes. Por ejemplo, la inmigración tiende a estar estrechamente controlada por el país receptor, por el temor de los efectos que puede tener un flujo de población repentino o grande, o por su interés en establecer una mezcla diversa de residentes. La emigración, por su parte, está hoy en general menos rigurosamente controlada: muchas personas pueden abandonar su país a voluntad, por aire, por vía marítima o terrestre. Sin embargo, existen excepciones, entre las cuales destacan Rusia, China, Cuba y Corea del Norte, que han tenido, o siguen teniendo, regulaciones estrictas y prohibitivas para determinar a qué ciudadanos se les permite abandonar esos países.

      Experiencias diversas y categorías fluidas

      Estas categorías que se acaban de mencionar pueden estar claramente delimitadas en el plano teórico, pero al utilizarlas en la cotidianeidad se revela que no son estáticas y tienen un rango de variabilidad en función de la perspectiva del que las utiliza. Por otra parte, el hecho de que las personas tipificadas en ellas se encuentren en una situación siempre dinámica desafía la rigidez de los términos: los migrantes irregulares pueden eventualmente ser legalizados; los migrantes voluntarios pueden tener motivación económica; los migrantes de baja capacitación pueden con el tiempo convertirse en migrantes económicos altamente capacitados; los exilados políticos pueden eventualmente volver a casa. De modo que las categorías que usamos para

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