Migrantes. Roger Norum

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Migrantes - Roger  Norum

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población rural en una tendencia migratoria estable[26].

      CEREBROS EN FUGA DE IDA Y VUELTA

      Después del conflicto y la guerra civil en Afganistán en los años 70 y 80, la sociedad afgana vivió una severa fuga de cerebros al emigrar muchos ingenieros, tecnólogos, médicos y otros profesionales y académicos a países vecinos y a otros lugares del mundo. Una vez derrocado el régimen talibán en 2001, el país se vio en imperiosa necesidad de encontrar profesionales de la industria y gente con formación técnica que pudieran ayudar tanto a reconstruir el país como a dirigirlo. Durante un cierto período de tiempo miles de migrantes afganos empezaron a volver del exterior para trabajar en posiciones claves dentro de programas de desarrollo en los ministerios, instituciones gubernamentales y en el sector privado. Tenían la esperanza de poder participar en la reconstrucción económica y social en un tiempo en que parecía que había un lugar para ellos en el futuro de su país. Sin embargo, en los últimos años ha habido un cambio en la dirección opuesta. La violencia continuada y la falta de oportunidades económicas (así como la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo) ligados a la presencia militar de la OTAN y Estados Unidos, han hecho que muchos afganos teman que el país no logrará sostenerse en el futuro próximo. Como resultado de esto, las cifras de personas que están huyendo del país ahora son las mayores desde la invasión dirigida por Estados Unidos en el 2001[27]. Una cuarta parte del más de un millón de refugiados y migrantes que llegaron en Europa en 2015 fueron afganos, el segundo grupo en número después de los sirios que escapaban de la guerra civil, y la estimación de la población de refugiados afganos en el mundo a comienzos de 2016 era de 2,7 millones[28]. El éxodo continuó incluso después de que la Unión Europea votara clasificar a los afganos como migrantes económicos, lo cual redujo significativamente sus oportunidades de obtener asilo. En 2015 se puso en marcha una campaña gubernamental, liderada por el Ministerio de Refugiados y Repatriaciones y por un movimiento de la sociedad civil llamado Afganistán te necesita, dirigida a convencer a los afganos de no abandonar el país, con una fuerte presencia en los medios y las redes sociales. El expresidente Hamid Karzai apareció en la televisión animando a la juventud a quedarse y ayudar reconstruir el país[29]. Aún está por verse si este llamamiento tendrá efectos positivos.

      También a comienzos de la primera década de este siglo, y mientras los migrantes afganos consideraban volver para poder desempeñar un papel en el futuro de su país, los que habían abandonado la vecina India hacían lo mismo. Varias décadas antes, una generación entera de indios había considerado Occidente como la tierra de las oportunidades, y ello llevó a que abandonasen sus hogares y, con el tiempo, pasar de ser migrantes económicos pobres a personas con negocios exitosos y profesionales en el exterior. Decenas de miles de migrantes que inicialmente habían llegado a Estados Unidos para obtener una educación universitaria en ingeniería y otras carreras tecnológicas, aceptaron trabajos en Silicon Valley en vez de volver a casa, donde las oportunidades profesionales eran menores. Pero, una vez que estalló la burbuja de las llamadas «empresas punto com», muchos expertos en tecnologías se vieron obligados a volver a la India debido al hundimiento del mercado y la pérdida de trabajo en Estados Unidos. A su vez, el crecimiento de la economía y las oportunidades de empleo en India atrajeron a muchos emprendedores, y los convencieron para realizar inversiones en su país natal. La discriminación en Estados Unidos en contra de la gente de piel oscura después del 11 de septiembre de 2001 también contribuyó a que muchos decidieran irse. En la actualidad, una floreciente economía que augura la posibilidad de un estilo de vida acomodado, atrae a su país de origen a un creciente número de indios que viven en Estados Unidos, Gran Bretaña y otros lugares. Vuelven a casa para emprender planes de negocios y tomar empleos bien pagados en la industria de las tecnologías de la información. Una migración de regreso que comenzó como un goteo a fines de los años 90 ha crecido tanto que, en contraposición a «drenaje» o «fuga», se la ha llamado «ganancia de cerebros». Ciertas estimaciones muestran que en 2010 ya había más de 30.000 de estos «indios retornados no-residentes», un número que puede haber superado los 100.000 en 2016[30].

      Vale la pena mencionar que la migración de «retorno» de segunda generación no es un fenómeno nuevo. El antropólogo Takeyuki Tsuda señala casos anteriores en los que las trayectorias de retorno han estado empujadas por factores como la persecución étnica y la discriminación tras de la caída de regímenes coloniales o de Estados multiétnicos. Por ejemplo, tras la Segunda Guerra Mundial, doce millones de alemanes étnicos fueron expulsados de Europa del Este, y muchos de ellos se reasentaron en Alemania Oriental y Occidental[31].

      Existen otras trayectorias de movimiento que contradicen la visión estereotipada que reduce todo el fenómeno de la migración al movimiento desde las regiones más pobres hacia las más ricas. De hecho, también forma parte del fenómeno migratorio el desplazamiento de gente desde naciones desarrolladas a otras menos desarrolladas (algo que generalmente se llama migración de norte a sur), aunque a veces se le da un nombre diferente, como, por ejemplo, expatriación. Estas formas de movilidad están en crecimiento sostenido en la actualidad: alrededor de 55 millones de personas por todo el planeta[32]. Vivimos en una era en la cual el movimiento y la apertura se han hecho mucho más comunes: los cambios en el transporte, la tecnología, el trabajo y la cultura están normalizando pensar más allá de las fronteras y cruzarlas con frecuencia[33]. Los movimientos por razones de estudio, exploración personal, desarrollo profesional, matrimonio, jubilación o estilo de vida están cobrando una significación cada vez mayor, tanto en el ámbito individual como en el social.

      Vistos en perspectiva y a lo largo de períodos históricos amplios, casi todos los movimientos de personas revelan que la migración siempre ha sido bidireccional: los movimientos en una dirección casi siempre han estado precedidos o seguidos por otros en la dirección opuesta. Por ejemplo, las personas que escapaban de la guerra en Pakistán o la India hacia Gran Bretaña no hicieron más que continuar en sentido contrario los movimientos previos de funcionarios, militares, comerciantes y administradores coloniales desde Europa hacia el subcontinente indio. Si hoy vemos ingenieros de Ghana que buscan trabajo en Noruega, solo hace falta extender la escala temporal para encontrar casos anteriores de profesionales escandinavos migrando a trabajar a África; y hoy es fácil ver a estudiantes noruegos que viajan a África occidental para tener una experiencia de gap year, el año de transición entre el fin de la educación secundaria y el comienzo de la universidad. Miles de mercaderes o soldados ingleses dejaron en su momento Gran Bretaña para irse al Sudeste asiático. ¿Por qué se sorprende el ciudadano medio europeo del movimiento inverso? El punto a tener en cuenta aquí es que la perspectiva de la gente sobre la migración suele estar limitada por una visión corta, sin profundidad histórica ni conciencia de los cambios en las relaciones económicas, sociales y políticas entre distintas regiones del globo a lo largo del tiempo. ¿Se puede afirmar acaso que la migración de colonizadores europeos a África, América, Asia u Oceanía era más aceptable que la migración en sentido contrario que experimentó Europa a partir del siglo XIX? ¿O que las migraciones de europeos empobrecidos hacia América desde finales del siglo XIX hasta la década de 1950 era más legítima que la de trabajadores y profesionales latinoamericanos hacia Europa desde 1970 hasta hoy? Sin duda, no: en ambos casos los inmigrantes traen una fuerza y capacidad de emprendimiento que dinamiza las sociedades que los reciben. Vale la pena preguntarse por qué se ha estrechado la visión de buena parte de la población en los países receptores actuales.

      Una serie de cambios sociales y demográficos están contribuyendo a dar forma a los patrones de la migración contemporánea, y están siendo a su vez afectados por ella. La nueva «clase creativa», por ejemplo, está produciendo vastas transformaciones en el trabajo, el ocio, en las comunidades locales y en la vida diaria, llevando a un aumento en los movimientos internacionales de estos grupos[34]. De manera similar, el aumento de los servicios financieros y tecnológicos y las nuevas demandas de profesionales de la salud e investigadores científicos está propiciando que profesionales calificados salgan a buscar oportunidades de empleo en el exterior. Es lo que se ha dado en llamar «guerra por el talento», iniciada por los países ricos decididos a invertir en su futuro económico absorbiendo profesionales de otros países. En esta

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